sábado, 23 de septiembre de 2017

Cuestión de tuteo

Por lo general, las cosas siempre se ponen interesantes cuando se pasa del "usted" al "tú". Da igual si hablamos de lo laboral, lo sentimental, lo sexual o lo deportivo. El partido matinal ante el Sevilla lo demostró. Primero porque la afición evidenció sentirse menos extraña en el nuevo Metropolitano y, gracias a esa incipiente e imparable comodidad con las instalaciones y los compañeros de asiento, las gradas se convirtieron en un rugido de 360 grados y 90 minutos. Y segundo porque, tras una primera parte en la que el Sevilla parecía los suegros a los que conoces por primera vez, el Atleti en el segundo tiempo empezó a tutear al rival andaluz de tal manera que hasta Vietto pareció tener carácter en las venas. No sé si fue el ambientazo en el graderío, la arenga de Simeone en el descanso, la necesidad de ajustar cuentas con el Sevilla al estilo Bodas de sangre o el antojo de almorzarse a los sevillistas como placebo de los bocadillos que afloraron fuera del césped. Fuera cual fuera la razón, el Atlético que salió del vestuario para encarar los últimos cuarenta y cinco minutos despejó cualquier atisbo de duda, crítica o runrún por la curiosa alineación del Cholo. Y lo hizo a base de coraje, corazón y goles: puro catecismo colchonero de la iglesia cholista. El primero en agitar el marcador fue Carrasco, cuyo gol(azo) refrendó un partido que permite soñar con su retorno al mundo de los cracks. Luego le siguió Griezmann, el Stephen Curry de este Atlético, quien demostró saber cómo ligarse a una afición tan especial como la del Atleti, una reconciliación que jugador e hinchada necesitaban con urgencia y que ayer se certificó con la atronadora ovación al ser sustituido tras asistir a su cita con el gol. Por si acaso, en las trincheras, Lucas evidenció que Godín ya tiene un más que digno sucesor mientras que Oblak siguió a lo suyo: ser el mejor portero que hay fuera de los videojuegos y los animes.

En definitiva, una victoria importantísima ante un rival de renombre cuyo mejor jugador fue Juan Martínez Munuera, un monumento al agravio comparativo y la mejor evidencia de que el arbitraje es una buena salida profesional para cualquier cretino. 

Es pronto para lanzar campanas al aire y sacar la euforia a pasear pero de seguir esta línea y mantener el nivel en Enero...ojo. Costa is coming (si no lo pone en forma "El profe" Ortega no hay que preocuparse: unos cuantos viajes en la línea 7 de metro en día de partido y se queda hecho un figurín seguro). ¡Aúpa Atleti!

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