lunes, 12 de enero de 2015

Yo no soy Juan Manuel de Prada

Juan Manuel de Prada es un hombre atractivo, esbelto, apolíneo, moderno, tolerante, carismático, divertido, ingenioso, prudente, mesurado, coherente, intelectualmente brillante, de voz varonil, de look a la última  y, además, un articulista como no hubo desde Larra y un escritor seguido por millones de personas en todo el mundo y cuyo talento literario ha sido reconocido con premios como el Cervantes y el Nobel, entre otros cientos. En un universo paralelo al nuestro, obviamente. En este universo, Juan Manuel de Prada es un hombre cuya estética es tan repelente como su ética; un individuo repugnante en forma y fondo; un cebón cursi, trasnochado, intolerante, deprimente, imprudente, exagerado, hipócrita, mediocre, de voz de matasuegras, de look "+70 años" y, además, un articulista cuya lectura invita a sacarse los ojos y un escritor que, en algún momento de su mantecosa existencia, dejó ser una discutible promesa de las letras para ser un innegable ultraconservador, un indiscutible reaccionario y un estridente hooligan del catolicismo de tal calibre que hace que el ideario carlista parezca el programa de Podemos. Ése es Juan Manuel de Prada: un adefesio del periodismo, la literatura, el pensamiento y la religión. Un hombre que cada vez que ejerce su libertad de expresión ofende al silencio o mancha una página en blanco. La ballena blanca del mal gusto. El King Kong del despropósito. El Godzilla de la intransigencia. El Hombre de Malvavisco del conservadurismo. El Hulk Hogan de la derecha más rancia.

Y lo es porque él lleva años esforzándose por romper todos los límites del patetismo, la intolerancia, la provocación y la mediocridad. Ahí están como muestra de todo ello sus artículos y libros. De sus "novelas" no hablaré, a la espera de que alguien escriba su tesis doctoral sobre si las obras literarias de Prada
son letales para los enfermos de diabetes o si perjudican neurológicamente a cualquier persona alfabetizada. Así que volveré a lo que escribe en el diario ABC: artículos indefendibles estilística y conceptualmente por cualquier persona normal. Artículos donde Juan Manuel de Prada exhibe orgulloso su disparatado cóctel de estilo rococó, fundamentalismo religioso, mentalidad retrógrada y majadería de baratillo. Artículos como el que motiva que hoy esté escribiendo sobre él: "Yo no soy Charlie Hebdo" (10-1-2015). Porque artículos como ése convierten a Juan Manuel de Prada en una mancha de grasa en la historia del periodismo y la literatura en lengua española y en un presunto canalla en el plano intelectual, ético y humano.

¿Quién es capaz de criticar a unas personas que acaban de morir asesinadas? ¿Quién es capaz de escribir como opinión propia unos argumentos que coinciden en esencia con la justificación
utilizada por los terroristas yihadistas para matar a inocentes? ¿Quién es capaz de calificar como "paparruchas hijas de la debilidad mental" todo lo dicho en memoria y defensa de los trabajadores del Charlie Hebdo? ¿Quién es capaz de meter en un mismo saco terrorismo, laicismo, violencia y libertad de expresión? ¿Quién es capaz de ver como algo decadente y pestilente el multiculturalismo, la libertad sexual o la sátira? ¿Quién es capaz de calificar el laicismo como un "delirio de la razón" al mismo tiempo que aboga por un integrismo católico?  ¿Quién es capaz de utilizar en el siglo XXI una jerga ("culto impío", "temor de Dios", "nos ha conducido al abismo"...) propia de un incendiario sermón medieval? ¿Quién es capaz de afirmar sin descojonarse que las religiones fundan las civilizaciones?  ¿Quién es capaz de ser más papista que el Papa? ¿Quién es capaz de actuar como si el credo religioso fuera incompatible con la esencia democrática? ¿Quién es capaz de quedar en ridículo a la velocidad de la luz? Juan Manuel de Prada, una auténtica vergüenza y un ser que me daría pena si no me diera asco. Quizás alguien que aprecie a este miope intelectual debería decirle que ir de ultracatólico siendo la misma persona que se dio a conocer con una obra erótica titulada Coños o habiéndose casado dos veces rima bastante con hipocresía. Quizás alguien que tenga en estima a este cetáceo de secano debería decirle que a lo mejor él estaría más conforme viviendo en una teocracia y no en una democracia donde cualquier persona inteligente puede y debe respetar aquello que no le gusta o no entiende o, en su defecto, acudir a los tribunales. Quizás alguien que quiera a este troll de nuevo cuño le debería decir que la libertad de expresión, como cualquier otra libertad y derecho, sólo se ve limitada por ley no por el gusto personal de cada uno ni por el libro sagrado de turno. Quizás alguien que mire con afecto a este seboso vocero del Apocalipsis debería decirle que antes de quedar como un cretino mejor haría en repasarse la Historia universal y la Constitución Española. Quizás alguien que quiera a este ogro apolillado debería...replantearse si está prestando su tiempo y atención a alguien que merezca la pena porque este Juan Manuel...de Prada, nada, y de despreciable, mucho. 

3 comentarios:

Antonio dijo...

Pesimo y deprimente blog. Pobre acomplejado esnobo quien lo escribio. No alcanza ni a lamer la suela de Juan Manuel de Prada. Que bodrio de palabrería pretendientemente hiriente, mas a cambio risible. Seguí adelante bellaco, que vos de seguro si vas a atraer millones de seguidores, como corresponde a un snob.

Javi Crespo dijo...

Buenos días. Yo pensaba que se podía discrepar de mi opinión desde la educación, el respeto, la corrección ortográfica y el sentido común. Ya veo que me equivocaba. Claro que todo queda explicado si te gusta Juan Manuel de Prada y mi blog te parece pésimo, deprimente, snob, etc. Disfruta del segundo de gloria que te acabo de regalar.

Anónimo dijo...

Crítica furibunda, yo creo que de las más demoledoras que se han escrito en castellano.
Ya que De Prada está atrincherado en el catolicismo, la tradición, etc lo único que puedo ver de bueno en él es cómo maneja el castellano, ya que al ser un tío leído debería ser una referencia. Es como si me dicen que un tío se ha leído 3000 libros y lo oyes hablar, pues notas que está leído, y lo que diga pues ya es otra cuestión.