Anoche, después de tres temporadas, terminó "Isabel". Una serie con la que TVE ha comprobado que la ficción histórica puede ser un éxito de audiencia y críticas; que la divulgación de calidad en televisión no está reñida ni con el prime time ni con el entretenimiento; que una cadena pública no sólo puede sino que debe poner en valor la cultura y la Historia de un país; que otro tipo de series hechas en España es posible. Una serie con la que millones de españoles hemos comprobado el enorme talento artístico y técnico que hay en nuestra industria del cine y la televisión; la riqueza, complejidad y profundidad de un pasado que ha sido a menudo víctima de sesgos, simplificaciones, filias y fobias que nada tienen que ver ni con la Historia, ni con la educación ni con la realidad; el magnetismo de unos personajes que antes de ser leyenda fueron carne y hueso. Una serie con la que se ha demostrado que Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, ya sea individualmente o como Reyes Católicos, fueron, son y serán los mejores y más importantes monarcas que tuvo y tendrá esta nación. Una serie, en definitiva, necesaria.
Y todo ello pese a ser imperfecta e irregular y estar condicionada por una coyuntura económica y mediática muy
complicada. Lo cual deja otra importante lección: no hace falta ser perfecto para ser inolvidable. En ese sentido, para mí, "Isabel" tiene dos grandes méritos que destacan por encima de otros como la dirección artística, el vestuario, la fotografía, la música o el manejo del tempo narrativo. Uno de esos grandes méritos es su combinación de rigor, ingenio y buen gusto a la hora de recrear la Historia que permite que "Isabel" no sólo sea excelente para descubrir o redescubrir nuestro pasado sino también para asimilarlo y sentirlo, para hacerlo presente en nuestros intereses, afectos y emociones. El otro gran mérito que en mi opinión atesora esta serie es la oportunidad para que espectadores de todas las edades y condiciones hayan/hayamos sido
testigos del descubrimiento, la confirmación o la redención de actores y actrices que, gracias a "Isabel", se han ganado muy merecidamente (si es que no lo tenían ya antes) el conocimiento, el respeto, la admiración y el cariño de millones de personas. Que "Isabel" sea lo que es y será ya para siempre sería impensable sin el excelente desempeño de Pablo Derqui, Bárbara Lennie, Ginés García Millán, Pedro Casablanc, William Miller, Ainhoa Santamaría, Pere Ponce, Javier Rey, Daniel Albadalejo, Roberto Enríquez, Raúl Mérida, Úrsula Corberó, Francesc Garrido, Iván Hermes, Jorge Bosch, Héctor Carballo, Jacobo Dicenta, Marta Belmonte, Abel Folk, Borja Luna, José Pedro Carrión, Julio Manrique, Lluís Soler, Fernando Guillén-Cuervo, Eusebio Poncela, Irene Escolar, Jordi Díaz, Ramón Madaula, Sergio Peris-Mencheta...y el resto de un amplísimo elenco en el que brillan por méritos propios Rodolfo Sancho y Michelle Jenner, que han dado cuerpo y alma a unos personajes monumentales con unas interpretaciones simplemente impresionantes. Cuando un personaje se queda en la memoria y en el corazón de un espectador, un actor ha hecho muy bien su trabajo. Y el reparto de "Isabel", salvo escasas y perdonables excepciones, lo ha bordado.
En resumen, esta producción de Diagonal TV capitaneada por Jordi Frades, eclipsa con una sólida aleación de talento, pasión y profesionalidad delante y detrás de las cámaras cualquiera de los defectos que se le podrían buscar.
En resumen, esta producción de Diagonal TV capitaneada por Jordi Frades, eclipsa con una sólida aleación de talento, pasión y profesionalidad delante y detrás de las cámaras cualquiera de los defectos que se le podrían buscar.
Por todo ello, creo que el más honesto cumplido que se puede hacer a quienes han hecho posible "Isabel" es que es una serie de la Historia, por la Historia y para la Historia. Y, ante algo así, todo empieza y acaba con una misma palabra: gracias.
1 comentario:
En este país interesa mas el estado de una tonadillera o de con quien se acuesta un famoso a conocer como se forjo una nación.
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