Se veía venir desde que se anunció la fusión de Telecinco y Cuatro. Se veía venir desde que la tenebrosa PRISA empezó a hundirse cual Casa Usher mientras sus inquilinos danzaban ajenos a la muerte roja. Se veía venir desde que la irrupción de Roures y su Mediapro como nuevo ojito derecho del Gobierno y el PSOE (tanto monta, monta tanto) rajó de proa a popa el casco de la nave capitaneada por uno de los más aviesos y poderosos empresarios que ha sufrido este país. Se veía venir desde que, en plena crisis mediática y empresarial, las cuentas de PRISA arrojaban unos números más rojos que el ideario de sus dueños. En resumen, se veía venir.
Yo, que no he comulgado ni comulgaré jamás con el sesgo ideológico de PRISA y que, como ciudadano y periodista, detesto profundamente cómo se han comportado muchos de sus nefandos paladines en las últimas décadas en momentos cruciales para el país, no puedo hacer otra cosa más que lamentar esta agonía del antaño imperio mediático más importante de España, no por deseada sino por barriobajera. Primero, porque creo que la competencia habilita la excelencia. Segundo, porque, por muy perniciosa que haya sido la influencia de PRISA, sus herederos (Telecinco en lo televisivo y Mediapro en todo lo demás) son vomitivamente inferiores en lo profesional y en lo intelectual. Tercero, porque la actitud de PRISA como empresa en todo este embrollo ha sido un vergonzoso "sálvese quien pueda" (coge el dinero y corre) que, a la postre, pagan los que menos se lo merecen, por ejemplo, los profesionales de CNN+. Y cuarto, porque con todo este cisco lo que más va a salir perdiendo va a ser el ya comatoso periodismo español.
Hace falta ser muy bellaco para dorarte la jubilación y la cuenta corriente a cambio de dejar que te fagocite y porculice una cadena cuyo mayor mérito es ser un géiser de telebasura. Hace falta ser muy ruin para adquirir una cadena informativa, cerrarla y construir en su lugar otra dedicada a emitir las veinticuatro horas las insulsas y bochornosas andanzas de unos cretinos que son el vivo ejemplo de que descendemos de los primates. Hace falta ser muy rastrero para echar balones fuera y hacer que otros paguen tus errores con tal de mantener tu estatus. Hace falta ser muy sinvergüenza para crear el mayor grupo televisivo español asentado sobre unos excrementos mal llamados "programas" y una impresentable patulea de baratillo encabezada por una mengana sanblasera. Hace falta querer muy pero que muy poco el periodismo y la comunicación para consentir esta delirante y vergonzosa situación.
En definitiva, que, aunque PRISA se lo ha ganado a pulso, lamento de veras este esperpento, pero me pregunto si no será ésta la televisión que se merece un país que tiene como presidente al señor POE. En el horizonte, el incierto futuro de El País y la SER...veremos...
Un abrazo a todos los profesionales, a los curritos, a los desgraciados que, con esta fusión, han perdido todo menos la dignidad. A los demás, como si los fusilan.
En definitiva, que, aunque PRISA se lo ha ganado a pulso, lamento de veras este esperpento, pero me pregunto si no será ésta la televisión que se merece un país que tiene como presidente al señor POE. En el horizonte, el incierto futuro de El País y la SER...veremos...
Un abrazo a todos los profesionales, a los curritos, a los desgraciados que, con esta fusión, han perdido todo menos la dignidad. A los demás, como si los fusilan.
2 comentarios:
Ahí trabajó Letizia Ortiz cuando salió con David Tejera, el que copresentaba hasta el cierre de la CNN+ con Concha Boo. También Iñaki Gabilondo había enchufado a su hijo Urko, que se creía el niño que era su padre (y el Espíritu Santo). Y alguna "joya" periodística más de lo más inútil que ha terminado "aparcada" y bien untada en el Grupo Telefónica por mediación de Marta Robles. El resto, muy buenos profesionales: lo siento por ellos, pero más lo siento por Luis Mariñas. Ése sí era un gran periodista.
Me entero de que en el Grupo Intereconomía están recibiendo los currículos de los periodistas de la CNN+. Cuando hay que comer, la (supuesta) ideología se amolda. Los chicos de Polanco quieren ser ahora chicos de Julio Ariza. Y mañana de Pedro J. Ramírez. Y al otro de esRadio y de Federico. Y al otro de Roures...
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