martes, 24 de julio de 2007

Goodbye, Paul Anco

Españoles...Paul Anco...ha muerto. El hombre que para la izquierda de este país representó lo mismo que el padre Abraham para los pitufos ya es nuevo inquilino del cementerio de la Almudena. Las noticias lloran panegíricos, las plañideras con corbata han desfilado en fúnebre pasarela y la rosa de Ferraz está mustia. ¿Para cuándo un mausoleo que honre a este Rupert Murdoch cañí? ¿Y una calle con su nombre inaugurada, entre zanja y zanja, por el alcalde de cabellera púbica?

Ciertamente, lo de Paul Anco tiene su mérito: Ser una persona tan fáustica, mefistofélica y cínica y conseguir un aura tan excelsa es harto complicado, pero no para el individuo que jugó al "Monopoly" con los medios de comunicación en este país durante décadas. Y lo que es más: merced a su discreto estilo Vito Corleone, nadie le ha fastidiado el chiringuito con alma de imperio gracias al cual se ha hecho un hueco en la historia de la comunicación española. Lo que es innegable es que el Padrino Rojo sabe, perdón, sabía muy bien cómo conseguir lo que quería. Nadie como él ha demostrado en España la increíble influencia que tiene el denominado "cuarto poder", tanto que es imposible repasar la historia política española de los últimos treinta años olvidando la mano de este maestro de marionetas, germen (en todos los sentidos) de una maquinaria "periodística" que apenas encuentra resistencia. Dicho esto, ponerme a Paul Anco como paradigma de la libertad y los valores democráticos es como ponerme a Calígula como modelo de virtud o a Al Capone como ejemplo de benevolencia. A Paul Anco, como los capos de la mafia, sólo pueden estarle agradecidos quienes se han beneficiado de su apoyo o indulgencia y nadie más.

En ese sentido, ¿qué diantres hacen las víctimas de Paul Anco, mediáticas y políticas, dando el pésame y mostrando condolencias por el fenecimiento de un señor que les ha tratado con especial sevicia? ¿qué le deben a este sujeto, además de nada bueno? ¿desconocen que ni el fiambre ni sus allegados se lo tendrán en cuenta a la hora de dedicarles la enésima andanada? Hacer las cosas por mera educación con según qué personas es una soberana pérdida de tiempo y mostrar respeto por ciertos individuos es hacer el ridículo mayúsculamente. Lo único por lo que tendrían que dar gracias es porque pueden respirar un poco más tranquilos. Será que la bajada de calzones es ahora una muestra de luto...Y si alguien piensa que estoy haciendo leña del árbol caído o que estoy siendo injusto, que recuerde la "memorable" actuación de los medios de Paul Anco en el 11-M o las excelsas y comedidas palabras de este sujeto en uno de sus últimos discursos, por citar sólo algunos ejemplos.

En definitiva, ante el deceso de Paul Anco sólo puedo decir que los medios de comunicación españoles tienen una oportunidad excelente para dejar las trincheras y hacer periodismo honesto y limpio.

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