domingo, 26 de agosto de 2018

Oblak cierra la puerta

La vida está llena de verdades indiscutibles. Por ejemplo: el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste, Charlize Theron es guapa, el reguetón es una basura y Jan Oblak para cinco de cada cuatro tiros que le lanzan. Ayer por la tarde, volvió a quedar claro esto último.

Segunda jornada de la Liga 18/19 y primero de esta temporada en el nuevo Metropolitano. En el ambiente, ganas de disfrutar con los supercampeones de Europa, de festejar dicho título en el postpartido y de palpar el "asunto Filipe Luis". 

El Atlético de Madrid ofreció una imagen similar a la del césped del estadio: tras el verano, aún le queda para tener un aspecto inmejorable. Y es que el conjunto rojiblanco ofreció una versión desafinada e irregular que permitió tener chance al Rayo Vallecano, un rival con menos complejos que acierto y más oportunismo que calidad. Así que se quedó una tarde para ver el vaso medio lleno o medio vacío, según el nivel de sensatez o pesimismo de cada cual. No obstante, en mi opinión, más allá de las imprecisiones y los desajustes ofrecidos en el campo, lo más criticable fue la actitud que ofreció el Atleti tras marcar el gol: recular y quedarse en modo numantino ante un rival que no había demostrado más habilidad hasta entonces que la de perder tiempo (el guardameta rayista fue el líder de su equipo en ese sentido). Ello permitió a los vallecanos perpetrar una especie de asedio que, para su desgracia, permitió a cierto portero recordar que es el mejor del mundo en lo suyo.

Si el oportunista gol de Griezmann rompió decisivamente el empate, el show de Oblak en los minutos finales del partido fue clave para la victoria. Las intervenciones del espigado esloveno fueron tan importantes o más que el gol del francés para conseguir el triunfo, así que se puede decir tranquilamente que Oblak ganó el partido. Las cosas como son: este tipo mandaría al banquillo a Benji Price. Sus paradas son increíbles, extraordinarias, asombrosas, inverosímiles. Y el Rayo lo sufrió en sus carnes, especialmente la última, cuando lo más lógico, incluso desde el punto de vista de la física, habría sido que el balón acabara en la red. El caso es que Oblak se empeñó en echar el cierre a la portería y colocar la alfombra roja hacia la fiesta de después. Y lo logró.

Así las cosas, un gol francés y unas paradas eslovenas certificaron la victoria de un partido gris del Atleti pero cuyos tres puntos valen exactamente igual que si los locales hubieran goleado y arrollado futbolísticamente a los visitantes. 

El postpartido fue un chupito de fiesta para celebrar la Supercopa de Europa con la afición. Ello permitió hablar al nuevo capitán del Atlético, Diego Godín, y a su entrenador, Diego Pablo "Cholo" Simeone, mientras la afición les enmudecía y emocionaba con sus cánticos. El uruguayo y el argentino conformaron una arenga a las huestes rojiblancas que sirvió de excelente colofón a la velada y de acertado mensaje para lo que resta de temporada. Eso sí: la actitud taciturna de Filipe Luis ante, durante e incluso después del partido hace presagiar que lo suyo va a acabar mal. Una lástima pero...en este equipo no hay nada ni nadie por encima de un club que, como dijo Godín, tiene en su afición su mejor premio y patrimonio. ¡Aúpa Atleti!

No hay comentarios: