jueves, 23 de diciembre de 2010

"El discurso del Rey": Una entrañable historia Real

Anoche vi el estreno de una de las películas  favoritas a arrasar en los próximos Óscar: "El discurso del rey", film histórico dirigido por Tom Hooper y que se asienta sobre las espaldas de dos excelentes actores: el británico Colin Firth y el australiano Geoffrey Rush, quienes ofrecen un inolvidable recital interpretativo para trasladar con credibilidad y emoción el entrañable y arduo ascenso a la corona del monarca inglés Jorge VI.  

Al terminar la proyección, resulta complicado creer que Hooper está más habituado a las películas y series televisivas que a la gran pantalla, pues sirve al espectador un producto cinematográfico mesurado e impecable que ya quisieran haber firmado muchos de los cineastas más conocidos. Recreando con exquisita sobriedad las decisivas circunstancias históricas que rodearon la transformación del inhibido Duque de York en el carismático soberano del Imperio Británico, "El discurso del rey" hace del crucial tránsito hacia la corona la excusa perfecta para narrar una historia profundamente humana, tierna y conmovedora que gira en torno a la peculiar relación de Jorge VI y su terapeuta del habla, Lionel Logue, una amistad honesta y singular que resultó decisiva para el devenir de Gran Bretaña en los oscuros tiempos de la Segunda Guerra Mundial. En ese sentido y contexto, la coronación del monarca funciona perfectamente como certera metáfora de la culminación de su triunfo personal al desterrar la inseguridad y los complejos derivados de su tartamudez.

Es muy difícil escoger cuál de los dos intérpretes realiza una actuación más soberbia. Cada uno, en su papel y nacionalidad (se da la curiosa circunstancia de que los actores tienen la misma que sus personajes), está  sencillamente magistral. Firth como el rey Jorge VI y Rush como Lionel Logue merecen sobradamente, como mínimo, la nominación al Óscar. Yo, particularmente, me decanto ligeramente por el humilde, estrafalario, ingenioso y bondadoso Logue que borda Rush. De cualquier forma, ver el trabajo de ambos es un placer digno de reyes. 

Pero, por encima de todo, lo que más destacaría de "El discurso del rey" es que es una película sobre el valor de la amistad: Como refugio en momentos de indecisión o pena; como superación de adversidades; como catarsis de todo lo que nos impide ser felices; como cita permanente con lo mejor del ser humano; como homenaje constante a la honestidad; como reducto y oportunidad para ser quienes queremos ser.

En definitiva, una película ideal para disfrutar del buen cine...y las buenas personas. 


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