domingo, 26 de julio de 2009

Honduras políticas

La crisis política de Honduras dura ya más de un mes y su final es incierto. Es, sin duda, el serial informativo del verano y carne de demagogia y exhibición de analistas políticos. Por suerte o por desgracia, yo no soy ni "demabobo" ni analista profesional de la "res publica". Así que simplemente me limitaré a dar mi opinión en breves puntos.
  • El fulano del sombrero vaquero. Vamos a ver, ¿cómo se puede pedir tomar en serio a un tipo que no se quita el sombrero vaquero nunca (o eso parece)? Es como si un extra de un western de bajo presupuesto o el villano de una telenovela de aquellos lares se hubiera metido a hacer política. ¡Por favor, un poco de seriedad! Y me da lo mismo, y no es el caso, si el espécimen en cuestión es el mejor político desde Pericles, porque no. Aunque fuera Churchill tocado con un sombrero de Carmen Miranda, Manuel Zelaya es un personaje tan ridículo en su aspecto y actos públicos que en el mejor de los casos se merece la hilaridad, pero nunca, jamás, bajo ningún concepto, el respeto.
  • La democracia en Latinoamérica. Ya dije en otro artículo que, para mí, Latinoamérica es el lugar donde van las democracias al morir. Salvo contadísimas excepciones, esa región del globo es un constante homenaje al valleinclanesco "Tirano Banderas". Allí existe la curiosa tradición de escoger a un cretino con pinta de souvenir o un dictadorzuelo populista y nombrarle presidente. Las naciones allí sitas parecen competir por ver quién tiene al mandatario más estrambótico, delirante, estrafalario, corrupto o indeseable y así les luce el pelo. Por ese motivo, no me da ninguna pena cuanto ocurra ora a los electos, ora a los electores, porque se lo han ganado a pulso. Si Honduras se baña en el ridículo internacional, se sumerge en una crisis política o se ahoga en un conflicto civil, la lástima sólo me dura un segundo.
  • Golpe sí, golpe no...golpe la madre que nos alumbró. No son pocas las voces que, con escrupulosa razón, desautorizan el mandato interino de Roberto Micheletti por nacer de un golpe de Estado y no de las urnas. Nota histórica para los "demabobos" que se rasgan las vestiduras y se la cogen con papel de fumar: Hitler fue elegido por sufragio electoral. Dicho esto, yo tengo que reconocer que, cuando la democracia falla bien en su base (la población), bien en la cúspide (los dirigentes), cualquier remedio me parece bueno para expulsar o sustituir a quien, objetivamente, lleva un país y sus habitantes a un desastre político, económico, social o bélico. El retiro inapelable, el exilio forzoso o la cárcel a perpetuidad me parecen destinos idóneos para bazofia como Fidel Castro, Hugo Chávez, Daniel Ortega, Silvio Berlusconi o cierto leonés que yo me sé...En la historia universal de la política hay nombres, a derecha e izquierda, que hacen a uno lamentarse profundamente de que sus señoras madres no decidieran abortar.
En fin, en lo que a mí respecta, Latinoamérica en general y Honduras en particular pueden seguir todo el tiempo que quieran autodesprestigiándose con su secular, kitsch y hortera espectáculo de varietés políticas. Peor no pueden hacerlo. Así que...

viernes, 24 de julio de 2009

Juanelo Turriano: El ingenio mal pagado

1585. El cálido abrazo de junio rodeaba aquella modesta vivienda toledana. Dentro, la anciana mirada de uno de los hombres más brillantes de su época se apagaba ante su mujer y su hija, únicos rescoldos de fortuna en la más injusta de las ruinas. Allí, a más de 84 años y 1600 kilómetros de distancia de su Cremona natal, a las puertas de la gloria y en el pozo de la miseria moría Ianeullus Turrianis, Giovanni Torriani, Juanelo Turriano, uno de los ingenios más insignes y peor pagados del Siglo de Oro español.

Aprendiendo a deslumbrar

El protagonista de este artículo nació en 1501 en las proximidades de Cremona, en la próspera Lombardía italiana, cuna de genios renacentistas como los matemáticos Cardano y Tartaglia. De formación más práctica que académica, Torriani aprendió a construir y reparar instrumentos mecánicos en el taller de su padre, pericia que incrementó posteriormente en un taller relojero de Cremona y, tiempo más tarde, en Milán, donde deviene maestro relojero y mecánico.
En esta etapa de juventud, nuestro protagonista ya comienza a llamar la atención con la fabricación de artefactos como una grúa para elevar pesados cañones de bronce, una dragadora para la laguna veneciana o unas bombas de agua perfeccionadas. Mas no sólo su talento marcaría su futuro, sino también la guerra, dado que la victoria española en Pavía (1525) puso la región lombarda en manos del que sería el gran benefactor y amigo de “Gianello”: el monarca Carlos I.

Relojes para un emperador
Tras conocer al habilidoso italiano en la ceremonia de coronación imperial en Bolonia (1530), el emperador se llevó a Torriani consigo a España, donde le encomendó la Relojería de la Corte. De esta forma, “nacía” Juanelo Turriano y la leyenda de su prodigiosa habilidad mecánica.
La afición del rey español por los relojes fue el trampolín a la fama de Turriano, merced a la restauración del famoso y complejísimo "Astrarium", reloj astronómico construido por Giovanni De Dondi, y la construcción del celebérrimo "Cristalino", maravilla relojera fabricada para Carlos I y que con sus 1.500 piezas señalaba los días, las horas y los movimientos de los planetas conocidos. Su habilidad como relojero era tal que, al morir Turriano, hubo quien quiso conocer el secreto del preciso reloj que había asombrado a Europa y lo desmontaron: Nadie consiguió volver a montar correctamente el Cristalino.
Tras permanecer lealmente junto a su excelso admirador en su postrer retiro en Yuste, Juanelo estaba a punto de vivir la etapa que le llevaría a la gloria…y a la ruina: Entraba en escena Felipe II, el prudente monarca de colosales proyectos.

Obras son amores
Pese a tener con el nuevo rey una relación más fría que la que tuvo con su antecesor, Turriano siguió estrechamente ligado a la corona y a la Corte, ya estuviera ésta en Madrid o Toledo. Felipe II, megalómano constructor y avispado gobernante, supo reconocer la valía del genio italoespañol y, amén de nombrarle Matemático Mayor del reino, le pidió asesoramiento para varias de sus titánicas cuitas.
De esta forma, bajo el manto del Rey Prudente, Juanelo estará involucrado en obras tales como la Acequia Real del Jarama, la acequia de Colmenar de Oreja (Madrid) y la presa de Tibi (Alicante). Mas no sólo de pan hidráulico vivió el hombre, sino de toda palabra salida de la boca de Felipe II y, como no podía ser de otra manera, Turriano será partícipe del gran legado monumental del monarca, el Monasterio del Escorial, brindando sus acertados consejos para el reloj de una torre y las campanas de la basílica.
Igualmente, en estos años, el otrora Torriani formó parte de la elite científica que asesoró al papa Gregorio XIII para su conocida reforma del calendario. Para ello, nuestro brillante sabio e ingeniero escribió Breve discurso en torno a la reducción del año y la forma del calendario, elaboró tablas para calcular exactamente las fechas así como otros instrumentos que facilitaran el cambio al nuevo cómputo cronológico; esfuerzos que resultaron baldíos puesto que finalmente no fueron tenidos en cuenta.
A pesar de estos sinsabores, es en esta etapa cuando Turriano asombró al mundo con una de las construcciones más asombrosas de la época y que, no en vano, recibió el nombre de “Artificio de Juanelo”.

El agua: un problema toledano
La compleja tarea de llevar agua a Toledo no era nueva puesto que ya los antiguos romanos se las tuvieron que ingeniar para abastecer del líquido elemento a su Toletum. Con el transcurso de los siglos, la solución romana dio paso a otra más “made in Spain”, basada en esforzados “azacanes” y pozos poco salubres. Vista la involución, en el siglo XVI los próceres toledanos decidieron tomar cartas en el asunto, pero ninguna de sus soluciones dio resultado:
  • El bombeo germano: A petición del marqués de Zenete, en 1526 unos ingenieros alemanes instalaron un sistema de bombeo para llevar el agua hasta el alcázar, pero se reventó por la presión aplicada.
  • El molino flamenco: En 1562 los ingenieros flamencos Juan de Coten y Jorge Ulrique, a instancias del marqués de Falces, emplearon sin éxito tras 865 días un molino que, aprovechando la corriente del Tajo, debía propiciar el movimiento de las bombas hidráulicas.
  • La maqueta francesa: Siguiendo la estela de fracasos, el ingeniero francés Louis de Foix pergeñó una maqueta que sólo se quedo en eso: un mero esbozo.
Malogros que no debían sorprender a nadie puesto que ni siquiera el famoso arquitecto Brunelleschi, en el siglo XV, consiguió solventar el problema de abastecimiento que suponía el desnivel de cien metros entre el río y el palacio. Sin embargo, la solución no había que buscarla muy lejos, pues estaba en casa.
Un ingenio al rescate
Con el agua al cuello pero no en el alcázar, los toledanos, encabezados por el marqués de Vasto, centraron sus esperanzas en quien desde 1534 era una presencia habitual en la ciudad: Juanelo Turriano. De esta forma, con cerca de 65 años y tras estudiar detenidamente el asunto, el portento italoespañol firmó en 1565 un contrato con representantes de la Corona y de Toledo en el que se comprometía a construir un ingenio que llevara hasta el palacio un caudal continuo de 12.400 litros diarios de agua fluvial. El 23 de febrero de 1569, el conocido como “Artificio de Juanelo” estaba ya funcionando.
  • ¿Qué era? Controversias aparte, el “Ingenio de Toledo”, situado cerca del puente de Alcántara, usaba la energía hidráulica del Tajo para activar un descomunal sistema de “cucharas” de madera engranadas de modo que el agua pasaba de unas a otras a distintas alturas.
  • ¿Cómo era? El colosal artefacto de madera estaba compuesto por 1 presa y 2 ruedas motrices a pie de río, 6 estaciones intermedias y 192 cangilones agrupados en 24 “torrecillas” . Para construirlo, se utilizaron más de 200 carros de madera y 500 quintales de metal.
  • ¿Qué hacía? Elevaba un caudal de 11,8 litros por minuto sobre un desnivel de 100 metros y un recorrido horizontal de 300 con una pendiente media del 33%.
  • Éxito. Juanelo no sólo cumplió todo lo acordado en el contrato sino que incluso su “Artificio” abastecía al alcázar con cerca de 18.000 litros diarios , cantidad muy superior a la contratada. Tan rotundo fue su éxito que otros oportunistas competidores ofrecieron a Toledo unos proyectos hidráulicos aún más portentosos, desechados por su nula viabilidad.
Si bien esta asombrosa obra de ingeniería hidráulica supuso el pasaporte a la gloria para Turriano, también constituyó su descenso a la ruina. Y todo por la dichosa letra pequeña de un avieso contrato.

Aquí no paga nadie
El “Artificio de Juanelo” abastecía profusamente de agua al alcázar toledano. Turriano había cumplido lo pactado. Fue el único. El Ayuntamiento de Toledo se negó a pagar puesto que no percibía ni un solo litro de agua. Razón no le faltaba: el alcázar era propiedad del ejército real y éste ni repartía el agua ni pagaba al prodigioso ingeniero, amparándose en el hecho de que no había firmado contrato alguno con él. De esta forma, fue Juanelo quien durante seis años costeó el mantenimiento de su artificio, algo tan sumamente caro que no tardó en arruinarse.
Consciente de esta desagradable situación, Felipe II intentó remediar el entuerto sufragando la construcción de una segunda máquina que llevara agua a terreno municipal, asunto que quedó concretado en abril de 1576 en un hábil acuerdo que apuntilló definitivamente la economía y salud de Juanelo Turriano. No en vano, el monarca, que no daba puntada sin hilo, se quedaría con el agua del primer artificio y pagaría el segundo, cuya explotación comercial quedaría en manos de Turriano y sus herederos, con derecho a vender el agua a la ciudad. Un auténtico chollo si no fuera por cierta cláusula incluida personalmente por Felipe II, según la cual el rey se quedaría con el agua del segundo ingenio “si yo hubiese menester poder tomarla”.

Segundas partes…
En 1581, el segundo ingenio comenzó a funcionar perfectamente adosado al primero, pudiendo elevar más de 500 cargas de agua al día. Pero sucedió que el artificio inicial no reportaba tanta agua por su progresivo deterioro, así que el monarca hizo efectiva la salvedad escrita en el contrato y se apropió del abastecimiento del nuevo ingenio de forma que Juanelo se quedó sin agua que vender y Toledo sin agua que distribuir.
De esta manera, Turriano, arruinado por las deudas derivadas de la puesta en marcha de sus dos artificios, sellaba su viaje sin retorno a la miseria. Una pobreza de la que no le salvaron ni sus continuas y desatendidas peticiones de auxilio a Felipe II ni la desesperada venta al monarca del segundo ingenio en 1584.
El portentoso ingeniero acabaría sus días un año más tarde, sumido en una delicadísima situación e incluso acusado por la Inquisición, siendo enterrado discretamente en la iglesia del Monasterio del Carmen. Un aciago destino compartido por sus colosales máquinas que, tras pasar por varias manos y actos de pillaje, fueron desmontadas definitivamente: la primera a mediados del siglo XVII y la segunda en el siglo XVIII.
Pese a su desdichado final, los literatos y los toledanos se encargaron de convertir a este cremonés en una verdadera leyenda del Toledo y la España del Siglo de Oro.

La leyenda de Juanelo

En primera instancia, se podría decir que la contribución de Turriano a la literatura se reduce a los Veintiún libros de ingenios y máquinas, un verdadero tratado tecnológico del siglo XVI que ni siquiera vio la luz en su día al ser considerado secreto.
Sin embargo, fueron los grandes literatos del Siglo de Oro quienes dieron lustre inmortal al ingenioso italoespañol. De ahí que podamos encontrar el eco de Juanelo en las palabras de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora o Luis Quiñones de Benavente. Tal fue la fama de Juanelo, que el peculiar diplomático inglés Sir Kenelm Digby dijo, a propósito de sus artificios, que eran una prueba definitiva de
la existencia de Dios.
Más extraña aún si cabe es la leyenda del “hombre de palo” supuestamente construido por Turriano y que ha trascendido hasta la actualidad. Lo único seguro a ciencia cierta es que, fuera lo que fuera, era de madera. A partir de ahí, las conjeturas: una estatua ornamental, un muñeco con hucha para donativos, un autómata que limosneaba para su anciano amo o que celebraba talega y escudo en ristre la breve conversión de Inglaterra al catolicismo, una prótesis utilizada por el anciano Juanelo para subir escaleras y cuestas…Pese a todo, lo más probable es que el “hombre de palo” no fuera otra cosa que el propio y célebre artificio, que a no pocas personas, como al citado Digby, les recordaba una figura humana. Tan es así que para orientar a los forasteros que visitaban la famosa maquinaria, se colocó un letrero que rezaba:”Al hombre de palo” en la calle de las Asaderías, hoy llamada “Calle del hombre de palo”.

Sea como fuere, cualquier motivo es bueno para recordar a uno de los ingenieros y tecnólogos con más talento y fama y peor reconocimiento de nuestra historia: Juanelo Turriano.

lunes, 20 de julio de 2009

Cuarenta años y una luna

Hoy se celebra el 40º aniversario de la llegada del hombre a la Luna, uno de los hitos que nos recuerdan que el ser humano es capaz de lo mejor aunque se empeñe en demostrar lo contrario. Yo no tuve la suerte de vivir tal acontecimiento pero me hubiera encantado. Y, yendo un poco más lejos en la imposible imaginación, habría dado lo que fuera por ver lo que vieron y sentir lo que sintieron aquel mítico trío que hizo un poco más nuestro el satélite que baila un cósmico vals junto al planeta en que vivimos.

Me pregunto si vieron los polvorientos mares de minutos perdidos en nocturnas reflexiones silenciosas, el gigantesco jardín argénteo de sentimientos embotellados lanzados al océano de la noche, el gris cementerio de secretos confiados a las estrellas, las aventureras huellas de Münchhausen, el balazo de Verne, la tuerta mirada de Méliès, la mujer de Lang, los decorados de los conspiranoicos, los claros de Beethoven y Debussy, la tumba vacía de Selene, las pisadas de Tintín, la plateada filmoteca de escenas nocturnas y alevosas, la biblioteca de serie B en el lado oscuro, las ruinas de poemas y canciones que murieron antes de nacer geniales, los monumentos de íntimas promesas pretéritas, el paraíso de varadas ensoñaciones infantiles de otras vidas y mundos distintos y quizás mejores...

Sí, ciertamente, habría dado lo que fuera por estar allí.

domingo, 19 de julio de 2009

Chaves o el nepotismo

La presentación de una querella del PP contra Manuel Chaves por las ayudas a la empresa de su hija ha vuelto a poner de manifiesto una de las prácticas más vergonzosas que tradicionalmente se asocia al mundo político y empresarial: el nepotismo. Si bien no es algo ni mucho menos nuevo ni exclusivo de nuestro país, este ejercicio de amoralidad y sinvergonzonería tiene en la España de hoy y en el Vicepresidente Tercero del desGobierno del señor POE uno de sus mejores exponentes. Mas, en contra de lo que pueda parecer, no dedicaré este artículo a lacerar al mentecato sureño cuya inteligencia y ética son sólo comparables a su dicción, ni a sus hermanos ni al resto de parientes y allegados que han visto en el favoritismo un rentable modo de vida. En esta ocasión, la diana está en el nepotismo.
  • Un modelo rancio, desequilibrado y patriarcal. La culpa de ésta y otras indeseables prácticas "laborales" hay que buscarla en el paradigma que rige el mundo político y empresarial desde hace muchas décadas. A saber: el hombre en posición dominante y favorecedora, la no desvinculación del plano profesional del personal en el ejercicio laboral, la promoción por selección digital o filias, la concepción de la dinámica interna profesional como un mercadeo entre favores e indulgencias, el desequilibrio de sueldos basado en razones personales o de género, la infalibilidad del superior jerárquico...Un modelo a evitar pero imperante, caldo de cultivo de "ismos" que citaré en el siguiente punto, y que, en contra de lo que pueda pensarse, desde hace unos años favorece o perjudica por igual a hombres y mujeres, toda vez que hay féminas que exhiben un comportamiento de "macho dominante"...o bien utilizan las llamadas "armas de mujer" para conseguir réditos o evitarse problemas.
  • Adiós a la meritocracia. El nepotismo, el enchufismo, el favoritismo, el seguidismo, el arribismo, el lameculismo (o peloteo) y el genitalismo (aprovecharse o escudarse en el género sexual para obtener beneficios) son los "ismos" que campan a sus anchas por todo el entramado político y empresarial, extendiéndose como una dolosa metástasis que erradica cualquier posibilidad de implantar la única posibilidad de igualar profesionalmente de facto y sensatamente a cualquier persona, sea cual sea su género, condición y procedencia: la meritocracia. Vivimos en un mundo anegado de cretin@s, jetas, enchufad@s, vag@s y pelotas donde el mérito es objeto de hilaridad cuando no de olvido. No interesa ni mucho menos se premia el esfuerzo ni el afán por ser mejor en tus menesteres. Hoy, por lo general, la presencia de un apellido, la pertenencia a una genealogía y la ausencia de escrúpulos son infinitamente más importantes que la formación, el currículum o la tenacidad y así nos luce el pelo, robando puestos de trabajo a quienes por formación, mérito o esfuerzo se los merecen con creces.
  • El chollo de ser hij@ de...o herman@, o sobrin@, o niet@, o prim@, o pareja, o yerno, o nuera, o amig@ íntim@... La combinación entre nepotismo y enchufismo da como resultado que ciertas personas pueden estar donde sea y quieran por mera razón de parentesco, lo cual nos ofrece no pocos casos de volátiles trayectorias profesionales y de desempeños laborales cuando menos cuestionables. Por algo circula por ahí el funesto aforismo que dice: "Si no tienes padrino, no te bautizas". Formarse adecuadamente, hacer una carrera, perfeccionarse con un máster o foguearse en duras condiciones de trabajo no garantizan ya nada bueno, si es que alguna vez ha sido así, y sí más de un disgusto y sinsabor porque hoy, el chollo, la auténtica cornucopia laboral son los apellidos o tu afinidad a los mismos. Hoy en día, tener de pariente a alguien con "contactos" y/o poder para ponerte la alfombra roja hasta un puesto de trabajo ha convertido no pocos currícula en una delirante carta a los Reyes Magos, que, como todo el mundo sabe, son los padres...o los hermanos, o los abuelos, o los tíos, o etc, etc.


Podría seguir rumiando más tan desagradable asunto, pero prefiero dedicar las últimas líneas del artículo a quienes, con o sin apellidos, se han preocupado y se preocupan por tener una excelente formación, ser grandes profesionales y mejores personas; a quienes, con o sin apellidos, rechazan cualquier ayuda o atajo que no proceda del esfuerzo personal y profesional; a quienes, con o sin apellidos, prefieren el ostracismo laboral antes que deber nada a algún pariente o amigo.

viernes, 10 de julio de 2009

Los encierros no son una fiesta

Un chaval con toda la vida por delante ha muerto hoy en los encierros de los Sanfermines. Por eso, desde el máximo respeto y con las más sinceras condolencias para los familiares y amigos del fallecido, quiero hacer las siguientes reflexiones:
  • Seriedad: Los encierros son la única parte de las universales fiestas pamplonesas que hay que tomarse en serio. No son una atracción de feria, ni una experiencia turística, ni el "afterhour" de la juerga sanferminera. Me consta que las autoridades y los lugareños son plenamente conscientes de ello y actúan en consecuencia con escrupulosa responsabilidad, pero, con la ingente masificación que experimentan los encierros, cada vez es mayor el cupo de inconscientes y temerarios que, escaqueando el control ajeno y su propia sensatez, se enfrentan a una ruleta rusa por hacerse el machito, el guiri o el mentecato. A todos esos irresponsables, nacionales o de importación, habría que recordarles que los encierros no son el "Gran Prix" y que ahí está la historia que lo demuestra a sangre y luto.Los "souvernis" de los encierros duelen...y mucho.

  • Una simple diferencia: La diferencia entre estar delante y detrás del vallado es tan simple como la que separa la seguridad de la inseguridad, la vida y la muerte. Tan gilipollesco y peligroso es meterte en el encierro a correr como un pollo sin cabeza como querer ser un espectador de primera fila a ras de cuerno. Habría que pararse a pensar que si hasta los corredores más experimentados y responsables sufren serios percances...¿qué no puede ocurrirles a los bisoños, novatos o turistas con ganas de sentir esa adrenalítica e indescriptible sensación? Para correr en el encierro hay que estar en plenas facultades físicas y mentales y si no, a ver la carrera desde los maderos, que son un palco excepcional para contemplar la ancestral y trágica tradición.

  • Nadie les obliga a correr: A los corredores, si no están en condiciones, en el mejor de los casos, les obligan a retirarse del trazado, pero nadie les obliga a correr. Todo el mundo sabe, o debería saber, qué implica un encierro y qué peligros entraña. Si aun así, alguien decide exponerse a tentar al Hades y los hados...es responsabilidad de cada uno y suya, exclusivamente, la culpa de cuanto les suceda. De valientes están los cementerios llenos. Y de irresponsables, también.

  • El comportamiento de los medios de comunicación: Puedo llegar a entender que, en casos como el de hoy, se difunda a los cuatro vientos mediáticos la foto del fallecido única y exclusivamente para facilitar su identificación en caso de que no se pueda averiguar por los procedimientos habituales. Lo que me parece vergonzoso, repugnante y reprobable es que haya medios que difundan el vídeo del preciso instante en el que un toro rompe la vida de un ser humano. Es algo tan sumamente repulsivo y doloroso que no se puede justificar ni desde criterios informativos ni de audiencia. Luego que vayan de "progres", de políticamente correctos, de "me la cojo con papel de fumar", de "me rasgo mis demagógicas vestiduras", etc...Yo, ante un vídeo así, sólo puedo pensar una cosa: ¡Qué lástima que en el lugar del chaval no estuviera el hijo de puta que ha decidido publicitar o utilizar ese "documento"!

  • Los papanatas de siempre: Mezclar churras con merinas es la especialidad de los papanatas demagógicos. Con la muerte de este chaval, ya hay quien ha sacado a colación y metido con calzador sus críticas antitaurinas y han cargado contra los encierros e, incluso, por la supresión de esta tradición. Una tradición que es equiparable a las de muchas civilizaciones antiguas y que es mucho más justa y ecuánime con el cornudo animal que la del toreo, pues supone una confrontación directa, limpia y sin trucos ni artimañas entre el hombre y el toro y en el que el astado no sufre maltrato ni abuso ni tortura alguna. Y lo digo yo, confeso amante de los animales y que, salvo a José Tomás y Pablo Hermoso de Mendoza, daría el finiquito a todos los enmonterados que pululan por los ruedos practicando el torpe arte de la muerte por acupuntura.
En resumen. Menos folclore, merchandising y publicidad y más seriedad y responsabilidad, porque los encierros no son más que una cuestión de vida o muerte y, en no pocas ocasiones, de ambos casos.

martes, 7 de julio de 2009

80000 mil formas de parecer un borrego

Que en el mundo en que vivimos hay que hacer la vista gorda con la lógica y el sentido común de muchas cosas que suceden, es algo por todos conocido. Que el deporte actual es un show empresarial que camina por la fina frontera entre lo sublime y lo esperpéntico, también. Que el fútbol es, literalmente, de locos, por supuesto. Pero los niveles de presuntuosidad paleta, gañanería millonaria, horterada gilipollesca y "performance" borrega que numeritos como el de ayer demuestran bordean lo insoportable.

Da mucho, pero mucho que pensar el hecho constatado de que ni un Nobel, ni un intelectual, ni un icono cultural ni un filántropo tienen el poder de convocatoria, seducción y enajenación colectiva que tiene un sujeto cuyo mayor mérito es ser un buen jugador de fútbol y el objeto de deseo entrepernil de féminas y homosexuales. ¿Qué quieren que les diga? Tampoco tengo más datos sobre el gachó, amén de que es un chulángano hortera de primera división, nunca mejor dicho. Supongo que en algún momento de su vida tuvo que decidir entre formarse como persona y dar patadas a un balón...y todos sabemos lo que pasó. Lo peor no es eso, porque uno puede ser un apolíneo cretino y no pasa nada. Lo peor es que tengas legiones de miles de seguidores que te jalean y encumbran como si fueras la quintaesencia de la Humanidad, el Mesías, o la panacea universal encarnada. Éste sería un mundo mucho mejor si todos dedicáramos el mismo esfuerzo e ilusión a estudiar, trabajar y/o ser mejor persona que los empleados por los asistentes al Bernabeú en parecer una caterva de zotes gritones, marionetas berreantes o figurantes en la escenificación de la estupidez humana.

Y en eso tiene que ver el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y todos los que le bailan el agua y babean oral y genitalmente ante cualquier palabra suya, empezando por sus periodistas afines. Antes de continuar, he de reconocer que el mandatario merengue me caía bastante bien por su prudencia, educación y sensatez, lo que le situaba en las antípodas de su homólogo blaugrana y de muchos otros presidentes, sea lo que sea lo que presidan. Pero los "shows" que el buen señor está encabezando son de vergüenza ajena. ¿Por qué? Por lo siguiente:
  • Hacer de una presentación de un futbolista algo que parece un rodaje de una superproducción hollywoodiense es algo que supera ora la prepotencia, ora el ridículo.
  • Pasear a senectos mitos deportivos como si fueran reliquias jurásicas de atrezzo, roza lo bochornoso, cuando no lo irrespetuoso.
  • Hablar con la grandilocuencia con la que se explaya Pérez es algo tan pretencioso como esperpéntico. Tanto que lo único que le falta añadir a sus engolados discursos es acabarlos con un: "Y, sí, hermanos, hermanas, queridos todos, soy el que la tiene más grande...¡Ah! Y soy inmortal. Joderos todos".
  • Gastarse a bombo y platillo y con la que está cayendo semejantes millonadas es una indecencia. Si le sobra el dinero, que parece que sí, que arregle el mundo en el que vive, en lugar de hacerlo parecer una clac de zombis.
Pero, nuevamente, es lícito. Uno puede ser un archimillonario con delirios de grandeza y no pasa nada. El problema es, una vez más, convertirte en ídolo, icono o mito para decenas de miles de seres humanos con vocación lanar. A mí me avergüenza profundamente ver la repercusión mediática y social que ha tenido el tema de Cristiano, Kaká, Cucú y su santa madre y compararla con la que se brindó, por ejemplo, a la muerte de Vicente Ferrer, un ser humano que sí es de verdad un mito y un espejo en el que mirarse. Mundo de contrastes el nuestro...

En definitiva, hay personas y asuntos mucho mejores a los que dedicar atención, medios y dinero. Pero, eso sí, he de reconocer una cosa a Florentino Pérez y Cristiano Ronaldo: Debe ser tremendamente excitante tener a tu merced un ejército de mentecatos, o, dicho de otra forma, ser el rey de una corte de borregos.

domingo, 5 de julio de 2009

Véngate, que algo queda

El universo de la ficción nos ha legado innumerables e impresionantes obras en las que la trama radica en la venganza y sus consecuencias. Ahí están, por ejemplo, "Hamlet", "El conde de Montecristo", "El Padrino", "Camino a la perdición" o "Mystic River", por citar algunos de los títulos más excelsos a mi entender en este terreno. Ciertamente, la venganza es un asunto que me atrae bastante por las incontables reflexiones que permite y las múltiples ópticas desde las que puede ser abordado. ¿Se puede considerar justa una venganza? ¿En qué medida puede una persona reaccionar ante un agravio o delito desproporcionado? ¿Qué diferencia a un abyecto criminal de un vengador ultrajado? ¿Es la Ley del Talión la norma más ecuánime y justa que se ha establecido o un nefasto círculo vicioso? ¿Pueden nuestra conciencia, credo o ideología mitigar o aliviar verdaderamente la amarga huella de una injusticia o un crimen? ¿Es la venganza la respuesta natural ante la ausencia de justicia?...

Si bien este artículo no pretende contestar a tan polémicas e interesantes cuestiones, sí creo que algunas de ellas quedarán respondidas por mi parte merced al comentario que me merece la última película que he visto: "La última casa a la izquierda", remake de la primera película como director de uno de los maestros cinematográficos del terror: el últimamente alicaído y desacertado Wes Craven. Un film perfectamente olvidable pero con dos grandes méritos: La primera, ser una película de terror en la que los protagonistas (por lo general cándida carne de cañón) las gastan igual o peor que los antagonistas (los aviesos y pérfidos malnacidos con tendencias homicidas), por decirlo llanamente. El segundo, formular al espectador una jugosa pregunta: Para vengar a un ser querido, ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar?

Yo tengo muy clara la respuesta. Pero, antes de decirla, conviene aclarar que no creo en la Justicia (y menos en la española), ni en la reinserción social de los criminales, ni en la redención personal de escoria como asesinos, violadores, pederastas y demás basura antropomórfica. Eso sí, respeto que haya gente que prefiera perder el tiempo creyendo en semejantes cosas. Yo, en cambio, prefiero emplear dicho tiempo para reivindicar la cadena perpetua, la pena de muerte, el cumplimiento íntegro de las penas y esas cosas tan tontas. Dicho esto, también conviene señalar que, para mí, la vida de todos los seres humanos no tiene el mismo valor; vamos que si de mí dependiera, pongamos por caso, la supervivencia o la defunción de un etarra, "alqaedista", violador, pedarasta, maltratador o narcotraficante, tengo muy, muy pero que muy claro qué opción elegiría. En resumen, que no me importaría lo más mínimo dejar a un lado mis convicciones religiosas para aniquilar, erradicar, extinguir, ejecutar, borrar del plano de la existencia o mandar sádicamente al Hades a cuantas personas han hecho del terror y el sufrimiento ajeno su modo de vida. Hay gente, gentuza mejor dicho, que no se merece ni un segundo del aire que respira. Y sí, es un planteamiento peligroso porque es una premisa de la cual parten muchos terroristas y malnacidos, pero, a diferencia de esos bastardos, prefiero tener esa penitencia moral en lugar de llorar a inocentes. Ser buena persona no implica necesariamente comportarse siempre como un cándido gilipuertas.

Para todas aquellas personas que ahora se estarán sonrojando, rasgando las vestiduras y poniendo la demagogia en el cielo, les digo lo siguiente: Imaginen que violan, torturan y/o asesisan a su padre, madre, hermano, hermana, hijo, hija, nieto, nieta o pareja...Bien, ahora imaginen, y esto no entraña mucha dificultad, que la Policía no atrapa al responsable o que el mentecato entogado de turno le deja en libertad o con una condena naif. Por último, elucubren que tienen la posibilidad de estar a solas e impunemente con el malnacido y que éste está a su merced...¿qué (le) harían?
Yo, desde luego, si estuviera en el lugar de los padres protagonistas de "La última casa a la izquierda" haría exactamente lo mismo que ellos...o incluso cosas peores. Porque la escoria humana, para mí, sólo tiene un destino: servir de fertilizante.