Sabido es por todos que no es sabio ni, en ocasiones, prudente mezclar churras con merinas, se hable de lo que se hable. Igualmente, no es sabio ni loable morder la mano de quien te da de comer. Y si incurres en ambos errores, es mejor que te abroches el cinturón, por te espera una travesía movidita. Así pues, el artículo de hoy lo dedico a un colega bloguero, Javier Pérez de Albéniz que, hasta el momento, escribe un blog de crítica televisiva en la versión online del periódico El Mundo. De este buen señor, hábil y mordaz, he tenido la suerte de leer en "El descodificador" muchas y brillantes críticas televisivas, desternillantes unas, demoledoras otras. Pero, de un tiempo a esta parte, sus críticas siguen siendo tales, pero no televisivas puesto que su punto de mira está cambiando sorprendentemente hacia objetivos políticos. Desconociendo los motivos de este viraje, mi perplejidad es absoluta: En un blog como el suyo esperas que critique u opine sobre tal programa o cual serie y no que el autor se meta en vergeles políticos. Pero eso es lo que Javier Pérez de Albéniz viene haciendo en sus últimos artículos.
Ya avisó hace escasas semanas con dos artículos (El increíble hombre menguante y Hombres pobres, hombre rico) de que Mr. Hyde estaba a punto de hacer aparición, la cual tuvo lugar el pasado 4 de mayo con el asombroso artículo "La derrota de los embusteros", donde dedicaba buena parte de sus palabras a repartir una inusitada estopa política y mediática, con el pretexto de comentar un programa de Cuatro a propósito del juicio del 11-M y presentado por Iñaki Gabilondo. No entraré aquí a valorar el calibre de las críticas políticas vertidas por el señor Pérez de Albéniz, pues ya lo hice en el lugar apropiado: su propio blog. Lo que sí quiero criticar aquí abiertamente es el uso erróneo (consciente o inconscientemente) de un medio o forma de comunicación que tiene por objetivo una cosa y acaba haciendo otra. Quiero decir que hablar de política o dejar traslucir un mensaje o valoración política en un blog destinado a la crítica televisiva me parece mezclar churras con merinas. Es tan delirante como hablar de física cuántica en un blog culinario o tan aprovechar un programa deportivo radiofónico para poner a parir incendiariamente a un Gobierno...
Pero el error de Javier Pérez de Albéniz consiste además en morder la mano de quien le da de comer. En el citado artículo, las afirmaciones que el señor Pérez de Albéniz hace respecto al 11-M y su repercusión mediática me hace pensar que o no lee "El Mundo" habitualmente o bien que le gusta tocar los cascabeles a sus jefes, al estilo de Bruto con Julio César. Si no comparte la línea editorial del periódico o no está de acuerdo con el tratamiento que hace del 11-M (pues eso es lo que se deduce de lo que dice), el señor Pérez de Albéniz debería tener la gallardía moral y la honradez profesional de comentárselo al director del periódico o al responsable de su edición on-line o bien presentar su renuncia a este trabajo.
No estoy criticando su opinión ni censurando su ejercicio de la libertad de expresión. En absoluto y quien diga lo contrario es un necio, o un demagogo o ambas cosas. Lo que critico es la incoherencia conceptual y profesional que lleva a que en un blog de televisión se hable de cuestiones ajenas a ese medio de comunicación. Afortunadamente, vivimos en una época en la que existen multitud de herramientas y plataformas que permiten opinar sobre lo que sea con total libertad, como es buen ejemplo este blog. Si lo que Javier Pérez de Albéniz es hacer crítica política, estupendo, que abra un blog de política, pero que no utilice la televisión como excusa para ello, pues está quedando a la altura dudosamente honorable del lobo transformista de Caperucita o del ovejil Ulises escapando de la cueva del cíclope. Y si no le gusta lo que hace o dice el periódico que le paga, no pasa nada: cualquier persona es libre de elegir dónde y cómo trabajar. En cuestiones de lealtad a tus superiores, el artículo "La derrota de los embusteros" es comparable a una "Loa a Jesucristo" de Judas Iscariote, "Con cariño, César" de Bruto o "Leónidas, mi héroe" de Efialtes. Así que, señor Pérez de Albéniz, un poquito de decencia profesional, que para poner el cazo seguro está raudo y presto...
Yo ignoro lo trastienda de esta actitud (aunque algo huele a podrido en Dinamarca que diría el clásico) pero es lógico esperar que se produzcan "novedades" en "El descodificador", ya sea en el tono o en la firma. Por lo pronto, lo mejor es que Javier Pérez de Albéniz y su colega Borja Hermoso hablen con libertad y sinceridad de lo quieran...pero donde deben hacerlo, porque ningún medio de comunicación debe ser lugar de emboscadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario