Madrid acoge desde hace pocas semanas la comedia "Ser o no ser", una acertada versión de Julio Salvatierra de la celebérrima película de Ernst Lubitsch, adaptación a su vez de un relato de M.Lengyel. La obra muestra, como el estupendo film en blanco y negro, las cómicas vicisitudes de una compañía de teatro polaca en el tiempo inmediatamente posterior a la invasión nazi, resultando en un interesante y divertido juego del teatro como espejo de la vida y la vida como teatro.
Este montaje está dirigido por Álvaro Lavín y, como es de esperar, producido por Teatro Meridional, que deja su innegable marchamo combinando lo audiovisual con lo meramente escénico, tal y como ya hizo en su otra producción en cartel, "La verdadera historia de los Hermanos Marx". Quizás en la obra aquí reseñada, tal combinación resulte extraña y prescindible pero hay que reconocer su originalidad (aunque sólo sea por poder disfrutar del cameo del genial Enrique San Francisco).
La función tarda en carburar en cuanto al ritmo y la química con el espectador se refiere, pero su progresión es positiva y al finalizar deja innegablemente un ameno sabor de boca. ¿Está a la altura del original? Seguramente. ¿Es como el original? No. El mítico título de Lubitsch es una comedia elegante donde brilla un magistral guión cargado de ironía y dobles sentidos y la pieza del tándem Lavín-Salvatierra, sin perder de vista el logradísimo texto, es una comedia más explícita, vodevilesca y chusca, que no tosca. Donde aquélla era sutil y regular, ésta es hilarante e irregular, con una vocación clara de hacer reír al espectador sin perder el respeto a la película que homenajea.
El elenco, trufado de rostros conocidos especialmente por su andadura televisiva, realiza una interpretación que va de menos a más sin superar en ningún momento la mera y presumible corrección...excepto en el caso del popular José Luis Gil (Joseph Tura) que aúpa la obra él solo, brindando una espléndida actuación que regala los mejores y más hilarantes momentos para el patio de butacas. Él, en mi opinión, es el único de todo el reparto que mejora superlativamente a su homólogo en el original cinematográfico.
En definitiva, este "Ser o no ser" es una agradable y amena comedia que consigue el objetivo esencial de cualquier obra de su género: que el espectador salga del teatro con una sonrisa en los labios.
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