domingo, 13 de septiembre de 2009

De tiranos y meretrices

El pasado viernes legó dos vídeos memorables que pueden suscitar jugosas reflexiones. Por ello, porque en esta ocasión, más que nunca, es mejor que el lector reflexione en lugar de que el autor se explaye, este artículo será bastante más breve que su extensión consuetudinaria.

Esto es un dictador que entra en una librería y...Lo cierto es que parece un chiste y propicia numerosas e ingeniosas continuaciones. Lamentablemente, no lo es. El tirano bananero Hugo Chávez, de bochornosa y fugaz visita por la capital, tuvo la ocurrencia de ir de compras, con todo el caótico circo-séquito diplomático-policial a sus espaldas, a la celebérrima Casa del Libro de la Gran Vía madrileña. Allí, con el presidente de una multinacional haciendo de bochornoso palafrenero, Chávez hizo un pausado y doloso, que no donoso, escrutinio con dimensiones de saqueo bajo el clamor de una multitud que, con exquisita educación y franca simpatía, le llamó por su nombre: "Dictador". Venía más crecido de lo habitual, después de que la dupla de pánfilos que supuestamente rigen los destinos patrios le dieran inmerecida y maldita coba a quien ha dado sobrados motivos para declararle persona non grata en nuestro país (y en cualquiera que se precie de democrático). Sea como fuere, tengo la siguiente duda: ¿Se compraría algún libro relacionado con los Derechos Humanos? Me temo que no. Por cierto, para aquellos meapilas que se hayan llevado las manos a la cabeza por emplear el término "dictador" para referirme al orondo montón de fimo venezolano, una precisión que ya he hecho en alguna ocasión: Hitler también ascendió al poder democráticamente...y eso no impide que cualquier persona equilibrada mentalmente le considere un tirano de la misma calaña que Hugo Chávez, al menos yo no.


¿Con el sudor de tu...frente? Telecinco, para preparar el ambiente del estreno de la tercera temporada de una exitosa serie, emitió el viernes por la noche "El precio del paraíso", un interesantísimo y polémico documental elaborado por elmundoTV, sobre el mundo de la prostitución de lujo, tanto de forma oficial como oficiosa. En el reportaje, que recomiendo ver, una joven fémina española con vocación de mujer fatal cuenta sin remilgos sus hazañas vampíricas de "alto standing". Como el vídeo demuestra, esta lozana chavala, honestamente deshonesta y carente de cualquier escrúpulo, utiliza parasitariamente a hombres con poca vergüenza y mucho dinero para llevar un excelso tren de vida. La rotundidad y naturalidad con la que se expresaba esta mantis en absoluto religiosa (al menos ella es sincera y no tiene doblez alguna, no como otras muchas...y muchos) me provocó una situación que dicen es similar a la que se experimenta en los instantes previos a la muerte: Vi pasar ante mí en procesión toda mi etapa escolar, los cuatro denodados años de mi licenciatura universitaria, un año de curso superior y seis de trabajos (es)forzados en una empresa de primer nivel. Con el escalofrío en el cuerpo, una duda conmovió durante un segundo todos mis cimientos: ¿Merece la pena esforzarse durante décadas académica, intelectual y personalmente para ganarse la vida cuando se puede conseguir dinero y caprichos de una forma manifiestamente más fácil, rápida y cómoda? La respuesta es...sí, rotundamente sí. Claro que luego me acordé de la frase de la Biblia que dice: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente" (Gén 3:19) y me pregunté: ¿Con el sudor de qué parte anatómica se gana el pan esta buena mujer?...¿o es que se lo gana con el sudor del de enfrente?...

A veces, ver la televisión, hace más daño de lo normal, no por el medio, sino por el mensaje...

1 comentario:

El duende de Madrid dijo...

Bueno, por fin una chica que se "desnuda" y dice lo que piensa ante las cámaras. Es un documento excepcional, ya que el desnudo sincero en las jóvenes de nuestros descreídos tiempos de las ladies Gaga se está convirtiendo en algo excepcional. Mejor esto, verdades como puños, que no la pastelada cinematográfica falsa y edulcorada de "Qué les pasa a los hombres", de Ken Kwapis, o cómo disfrazar con mentiras el implacable pragmatismo femenino. Bien por Tele 5.