Rajoy se queda, al pie del cañón o del abismo, pero se queda. Se pueden hacer muchos análisis y elucubraciones, pero las cosas son como son. No obstante, creo que la actualidad del Partido Popular merece que le dedique un post, especialmente después de lo acontecido en las elecciones.
- La campaña electoral: Ha sido la mejor que podría hacer el equipo que rodea a Mariano Rajoy. Si ha sido buena o no, depende de si el objetivo era aumentar su potencial como oposición o bien llegar al Gobierno. Yo, personalmente, creo que si no se ha conseguido relevar al peor Gabinete, tanto en resultados como en integrantes, de la historia democrática española, la campaña no puede considerarse ni mucho menos un éxito. Se podrán poner todos los paños calientes que se quiera, pero maquillar un fracaso es el camino más corto para el autoengaño y la autocomplacencia más estériles. A mi juicio, Rajoy ha tenido tres problemas en la campaña: su cursi "niña" no apta para diabéticos; su falta de carisma (entendido especialmente como carencia de fotogenia, telegenia y gancho "publicitario"); y, por último pero más importante, el equipo que le ha rodeado, aunque, visto lo visto, hay que entender por "rodear" lo que hicieron los indios a Custer en Little Big Horn o los senadores a Julio César en los idus de Marzo...
- El candidato: ¿Es Mariano Rajoy un buen candidato? Sí. ¿Es Mariano Rajoy el mejor candidato que puede tener el PP? No. Mariano Rajoy es un hombre preparado, honesto, noble, sincero, sensato y templado. Son esas cualidades las que le hacen un buen líder de partido y un buen candidato, pero no es el mejor candidato que puede presentar al PP para llegar a La Moncloa. Dentro del Partido Popular hay personas que mejoran y amplían las cualidades de Rajoy y por eso a mi entender son mejores candidatos. Hablo del extraordinario Rodrigo Rato, que es mi favorito porque tiene todas las cualidades que debe tener un gran político y un buen presidente del Gobierno y pocas personas, por no decir nadie, del panorama político actual puede igualarle. Si hoy no es el candidato del PP es porque Aznar eligió dactilarmente a su sucesor; que éste no fue Rato porque, entre otras cosas, se opuso en la intimidad gubernamental a la guerra de Iraq; porque este magnífico economista y mejor político no es bien visto por ciertos sectores del PP y sus votantes por las buenas relaciones que tiene con la progresía política y mediática de este país (quizás hay quien olvida que amigos hay que tener hasta en el infierno); y porque, como de tonto Rato no tiene un pelo, le va muy bien actualmente, alejado del fangoso y erosivo escaparate político. Otra persona que sería una fenomenal candidata sería Esperanza Aguirre, vendida y criticada como "la niña tonta" del PP pero que es una leona parlamentaria y una estupenda gestora. Si no es la candidata es porque tenemos la suerte en la Comunidad de Madrid de haberla renovado hace poco como presidenta. Otro gran candidato sería Alberto Ruiz Gallardón si no fuera Alberto Ruiz-Gallardón y a buen entendedor, pocas palabras bastan. ¿Alguien más podría ser un buen candidato en lugar de Rajoy? Que se conozca más o menos públicamente, ninguno. La única opción sería apostar por alguien de la trastienda, pero con potencial suficiente para hacer lo que hizo Aznar en su día o Zapatero más recientemente. No obstante, sería la opción más arriesgada y el PP no vive días para jugar a la ruleta rusa.
- El equipo: Si fichas a Zidane para que juegue en el Pontevedra, lo más probable es que, por mucho que haga, no gane el Campeonato de Liga. En política, tener un buen equipo es tan importante o más que tener un buen candidato. Y este es el principal problema del PP en general y Rajoy en particular. Sus caras visibles, sus timoneles o están "quemados" políticamente o son de una formación y nivel político vulgar. En cualquiera de los dos casos son inútiles a la hora de prosperar y ganar unas elecciones. Ni el PP como partido ni Mariano Rajoy como candidato, si ambos quieren reverdecer laureles, se pueden permitir tener ni un minuto más en su escaparate a gente como Ángel Acebes, Soraya Sáenz de Santamaría, Gabriel Elorriaga y demás lastres (Zaplana, Martínez Pujalte...) de ineficacia probada. Todos ellos son tumores benignos, pero tumores al fin y al cabo y ya se sabe qué hacer con los tumores. Si hay que buscar culpables de los fallos del PP en los últimos cuatro años hay que buscarlos en ellos y sólo en ellos, especialmente en cuanto a política de imagen y comunicación se refiere, porque ha sido, simplemente, desastrosa. Cualquier cambio que haga el PP si quiere mejorar debe pasar por sustituir a la corte de advenedizos y políticos ramplones que harían mejor función en cualquier otro cometido que el que tienen actualmente. Hace falta gente "nueva" y mejor. Así de sencillo.
- La maquinaria: En un partido político democrático del siglo XXI no puede entenderse que no sean las bases quienes elijan al líder. En el PP, las bases actualmente sólo pueden ratificar (que es muy distinto a "elegir") al candidato. He ahí el otro gran problema del partido. La discusión y el debate son siempre provechosos si se dan entre personas cualificadas. En el PP hay personas así, pero no hay posibilidad de debate ni discusión. Aznar unió y fortificó el partido a costa de convertirlo en una formación cesarista y piramidal donde la casa se construye por el tejado y todo aquel que no sea el líder sólo puede decir "Amén, Jesús" a todo. ¿Así cómo se van a renovar mensajes, estrategias y caras? Imposible. Es un funcionamiento anacrónico y poco democrático y enriquecedor. ¿Es que no miran al resto de partidos políticos españoles, europeos o norteamericanos? El PP es un elefante en tiempo de leopardos. ¿Hay alguien que quiere cambiar eso? Que levante la mano, por favor, si es que puede.
- Otras cuestiones a solucionar: Hay que mejorar urgente y ostensiblemente la situación del PP en el País Vasco y Cataluña. Una tarea tan difícil como necesaria porque ambas regiones se han convertido en un caladero de votos socialistas y una sangría para los populares, como ha quedado demostrado en los últimos comicios. Igualmente, el 9-M ha puesto de manifiesto que hay que cuidar mejor el "mensaje", de manera que en forma y en fondo se pueda hacer llegar con eficacia a cualquier región y colectivo (jóvenes, inmigrantes y homosexuales, por citar unos ejemplos) sin caer en incompatibilidades ni incoherencias. El mensaje actual del PP es alérgicamente rancio en algunos aspectos y puede herir y de hecho hiere sensibilidades y por ahí se le escapan muchos votos. Es decir, el PP no se sabe vender. No se trata de perder contundencia ni de cambiar de ideas, sino de transmitirlas de una forma que no puedan ser malinterpretadas. Es necesario que el PP ingenie una nueva manera de comunicar lo mismo. Sólo es cuestión de echarle talento y ganas.
En definitiva, el PP debe entender una vez por todas que se encuentra en una situación en la que impera el lema "renovarse o morir". Renovar las caras, el funcionamiento y el mensaje. Sólo así se retomará la senda de glorias pretéritas. Sólo así dejará de parecer 13 Rúe del Percebe. Ya veremos qué pasa en junio...
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