lunes, 5 de febrero de 2007

Mi nombre es "Legión"

Este artículo es para esa miríada de funambulistas de la paciencia, huérfanos de enchufe y estigmatizados con fútiles apellidos, que cumplen condena en galeras de cemento y cristal. Este artículo es para los miles de gladiadores del circo laboral que cada noche se acuestan con la esperanza de amanecer libres de una esclavitud de guante blanco. Este artículo es para quienes sacan del fango el oro que otros se llevan, para quienes regalan su esfuerzo a la sombra de la dignidad, para quienes plantan cara al temporal de papeles de la vergüenza, para quienes hacen frente a la humillación con educación y trabajo honesto. Este artículo es para los mileuristas, los precarios, las víctimas de los contratos basura y la desvergüenza empresarial. Este artículo es para ellos y son ellos quienes lo escriben.


Si en el "primer mundo" o países desarrollados existe algo parecido a la esclavitud de antaño, se debe parecer mucho a la política de contratos temporales y/o nausebundos sobre la que se sustenta la gran parte del tejido empresarial. Humillación, desprecio, abuso y cosificación...todas estas palabras no son ajenas a quienes trabajan malcobrando, azuzados por el látigo del paro, en un implacable mundo que entiende más de números y costes que de sentimientos y personas. Personas que al fichar en el trabajo se saben expuestas a vejaciones de esas que escuecen en el orgullo y minan la moral. Personas que al llegar a sus casas intentan parapetar detrás de una sonrisa una profunda decepción. Personas que sienten que viven en un mundo desquiciado y desquiciante donde ya no cotizan al alza ni los valores ni los méritos. Personas que cada mañana se levantan con un "Ojalá" en los labios. Y son esas personas a las que dedico este artículo, porque ellas son quienes lo firman.
Y se las dedico a ellas y no a los negreros encorbatados ni a los hipócritas que babean su inutilidad sobre el sillón de un despacho ni a los bellacos que serpentean alrededor de la Ley para escribir fáusticos contratos ni a los bastardos sonrientes que castran sueños y mutilan dignidades en los departamentos de Recursos Humanos ni a los anormales a conciencia que pueblan las ETT ni a los golfos que ponen la mano y el cheque y miran para otro lado. Para todos ellos, tumores del decoro humano y profesional, mi más absoluto desprecio laboral y repugnancia personal.
Ojalá llegue el día en el que en las empresas cuenten las personas y no los números, en el que un contrato no sojuzgue la dignidad de un individuo, en el que haya jefes que se pongan en el lugar de sus empleados, porque entonces, ese día será una victoria para el ser humano.

¿Quién firma este artículo? Mi nombre es Legión, porque somos muchos, somos multitud.

(Este artículo fue publicado el 8 de febrero en "Ciudadano M" en la web del periódico El Mundo con una sensacional repercusión, traducida en más de 100 comentarios.)

1 comentario:

Anónimo dijo...

GENIAL !! has sido muy valiente describiendo una realidad en España y no sé si en otros paìses de Europa, supongo que también. Es una vergüenza este tipo de explotación laboral, en pleno siglo XXI. Y no tiene pinta de ir a menos sino a más, porque encima es una situación que no denuncian los sindicatos, que deberían trabajar para eliminarlo y no están haciendo nada..y mientras tanto, sigue aumentando la "legión" como dices, así que tenemos una auténtica plaga de "legionella".