domingo, 4 de marzo de 2018

La barra libre

Si los sueños de la razón producen monstruos, los de la libertad fabrican libertinos en serie. Ayer, tres de ellos se reunieron en Sabadell en un acto-pataleta cuyo objetivo, según ellos, era defender la libertad de expresión. Para hacer cosas así, no sólo se requiere una configuración genética determinada sino, por encima de todo, una vocación cultivada de forma constante y esmerada: la de ser un completo cretino. Confundir "libertad" con "libertinaje" es igual que entender como sinónimos "legal" e "ilegal", "bueno" y "malo", "inocente" y "culpable", "beneficio" y "perjucio", "sano" e "insano", "sabio" y "tonto" y demás grandes antítesis de ayer y de hoy. Y para confundir todo esto no todo el mundo vale: tienes que ser un cretino. Y Hasel, Valtonyc y Elgio son, por encima de todo, unos cretinos.

No voy a dedicar mi artículo a repasar la calidad artística de estos tres tipos (la coprofagia no es lo mío) ni a analizar sus curiosas pintas ("nulla aesthetica sine ethica") ni su nivelón moral (puesto que estos chicos compiten dentro de la categoría de "escoria"). Voy a dedicarlo a analizar brevemente su curiosa concepción de la libertad en general y la de expresión en particular como una especie de barra libre absolutamente despendolada. Estos tres pelanas que atentan simultáneamente contra la vista, el oído y el cerebro creen que la libertad consiste en el derecho a hacer lo que te salga del bolardo sin ninguna clase de límite ni contraprestación. Igual sería aconsejable que este trío de jichos y su séquito de paladines y demagogos, esos a los que se les llena la boca de libertad y se rasgan públicamente las vestiduras cuando un juez comete la locura de aplicar la ley, se dejaran caer por la Constitución Española de 1978, especialmente en su Título I, Capítulo II, Sección 2ª. Por dos motivos: Uno, para que supieran ubicar la tan manida libertad de expresión (artículo 20); otro, para que descubrieran que el disfrute de esa barra libre de derechos y libertades tiene tres requisitos: cumplir con los deberes (el respeto a la ley es uno de ellos y está consagrado en el artículo 10), asumir la responsabilidad de los actos (que viene a ser una manifestación del deber de respeto al ordenamiento vigente) y respetar los derechos de los demás (que ya no sólo es que esté enunciado de forma genérica como tal en el mencionado artículo 10, sino que en lo que atañe a la libertad de expresión está explícitamente estipulado en el punto 4 del artículo 20: "Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia"). Ignorar esto es esquiar fuera de pista y mear fuera de tiesto, habilidades ambas propias de cretinos patanegra. Por si hay alguno leyendo este artículo: "libertad" implica respetar la Ley; "libertinaje", en cambio, supone pasársela por la quilla. Por eso, cuando se comete un delito (que no es otra cosa que incumplir algo a lo que la Ley te obliga), como han hecho los integrantes de este triunvirato de presuntos homínidos, no se puede hablar de libertad y derecho sino de libertinaje y responsabilidad. Por eso, es particularmente descojonante que hablen de un Estado "antidemocrático" cuando precisamente no puede haber democracia sin un corpus legal que determine derechos y deberes y un poder judicial que haga respetar tanto unos como otros. Otra cosa es que estos fulanos de Hasel y cía prefieran una legalidad a la carta, pero para eso tendrían que migrar hacia alguna dictadura. Dicho de otro modo: lo que les ha pasado a estos tres perpetradores de supuestas canciones es una buena muestra de que a veces en España la Democracia, la Ley y la Justicia funcionan (todo un hito). Lo lamentable es que no siempre sea así y se hagan excepciones-agravios en función de cuestiones políticas, económicas, etc. Por eso, estoy plenamente convencido de que lo que verdaderamente les fastidia a estos chicos no es que les pisen presuntamente la libertad sino no gozar de la vergonzosa impunidad de la que gozan otros: estos tíos no quieren ser Éminem sino la Infanta Cristina

Incidiendo en lo que acabo de decir, si Hasel, Valtonyc o Elgio sienten las actuales leyes como unas hemorroides, que voten a alguien para que las cambien en Cortes Generales o que lideren una iniciativa popular para sacar adelante una proposición de ley para reformarlas. Eso es la vía cívica y legal para (intentar) cambiar las cosas que no te gustan. Claro que estos mamarrachos de cívico y legal tienen lo mismo que de escolanía del Vaticano.

Pero ya no es sólo que legalmente sus protestas, quejas y lloriqueos carezcan de cualquier sostén (la constitucional libertad de expresión no te hace inmune ni impune ante el Código Penal ya que precisamente te obliga a respetarlo -como a cualquier otra ley- a cambio de poder disfrutar del ejercicio de la misma) sino que tampoco lo encuentran en la lógica. Por ejemplo: si un tipo coge su 4x4 para jugar a los bolos con unos manifestantes ¿se le ocurriría decir que está ejerciendo su derecho a la libertad de movimiento? Pues esto, lo mismo. Otro ejemplo: si un esteta o un melómano reventara a leches a Hasel, Valtonyc o Elgio hasta dejarlo cubista ¿cuántos milisegundos tardarían en reclamar responsabilidades los afectados? Pues esto, lo mismo. Lo que no puede ser es que sólo te acuerdes de la Ley cuando te conviene. Salvo que seas un jeta...o un cretino.

Como además de cretinos son unos cobardes, quieren revestir su pataleta de un halo de lucha romántica en pos de la libertad artística y tal. Dejando a un lado que su valía y legado artísticos están a la altura de "zurullo en retrete" (y por tanto exponible en ARCO), es una pose que resulta bastante despreciable, porque, por ejemplo, Charles Manson podría haber recurrido a ese mismo sofisma para quejarse de su devenir judicial y penal. Al igual que él, estos tipos no están condenados por cantar sino por cometer un delito...aunque su penoso talento artístico también debería ser considerado delictivo. Si lo vuestro es "arte", figuras, yo soy Tina Turner.

De todos modos, para mí, lo más lamentable de todo esto es que se de tantísima resonancia mediática a unos tipos que han demostrado que lo suyo no es ni la música, ni el ingenio, ni la estética, ni el sentido común, ni la responsabilidad, ni la ley, ni la libertad. Lo suyo es querer que todo sea una barra libre, un sindiós, un cisco, un co*o de la Bernarda, un desmadre siniestro que tenga en cualquiera de ellos su particular Homero. Ojalá la cárcel los cambie. A mejor. No es difícil.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estamos siendo testigos de cómo se encarcela a tuiteros, se retiran obras de arte y se censuran libros, una completa involución democrática que pone en serio riesgo nuestros derechos y libertades

Javi Crespo dijo...

No metas todo en el mismo saco.
A los tuiteros y raperos, por centrarme en los mindundis de los que hablo en el artículo, se les empapela judicialmente porque han cometido presuntamente delitos. Y se les juzga y condena en consecuencia. Eso no es censura. Es aplicar la Ley.