sábado, 16 de junio de 2012

Reescribir y desaprender

Escribir es como vivir. Como vivir de verdad, esto es, sabiendo que, a  veces, para descubrir, tienes que olvidar; para avanzar, retroceder; para hacer, rehacer; para actuar, pensar; para conseguir, sufrir; para creer, dudar; para mejorar, errar; para saber, preguntar; para disfrutar, sudar; para ser, sentir; para ordenar, desordenar; para construir, partir de cero...

Vivir es como escribir. Como escribir de verdad, esto es, siendo humildes para librarnos de todo lo que no importa; honestos para admitir nuestros errores; sinceros para aceptar qué y quiénes somos; valientes para atrevernos a ir un paso más allá de lo fácil y seguro; originales para hacer las cosas como nadie más las haría; críticos hasta con lo que más nos gusta...

Todas estas reflexiones y enseñanzas no son el efecto de ninguna droga ni el resultado de una borrachera ni la consecuencia de un golpe en la cabeza. Son parte del legado que ha dejado en mí el paso por la Escuela Contemporánea de Humanidades (ECH). Un lugar que, del mismo modo que este blog me sirve para recordar mi verdadera profesión (el periodismo),ha servido para recordarme mi auténtica vocación: la de ser escritor. Un lugar al que entré como de puntillas, casi con miedo a delatar mi presencia o a cometer una equivocación y que ahora,casi nueve meses después, se ha convertido en algo bastante especial y significativo.

Accedí a "la escuela" (como solemos llamarla) con la intención de desempolvar mi gusto por la escritura, comprobar mi valía como escritor, mejorar mi estilo, obligarme a leer autores y libros que de otra forma no conocería nunca, seguir explorando mi creatividad tras abandonar el grupo de teatro, enmendar el error que supuso el abandono forzoso de la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura comparada, y desintoxicar mi mente de todo estrés y mediocridad. Ahora que mi paso por la ECH ha terminado, creo que mis intenciones no sólo se han visto cumplidas, sino superadas.

Mi estilo ha cambiado tanto como yo. Ha sido todo un viaje personal y literario de descubrimiento y aceptación construido de forma muy original: reescribiendo, desaprendiendo, desordenando y compartiendo. Compartiendo creaciones, reflexiones y recuerdos con profesores tan cercanos que los sientes como compañeros y con compañeros con tanto talento y experiencias que aprendes de ellos como profesores. Unos y otros, singulares y peculiares. Unos y otros, maestros todos. Maestros que hoy siento, aprecio y respeto como amigos.

Del mismo modo que cuesta explicar con palabras qué es "la escuela", también cuesta transcribir qué ha significado para mí. Lo que está claro es que es uno de los mejores consejos que me han dado y una de las mejores decisiones que he tomado en toda mi vida.

Ahora la ECH ha cambiado de sede. Supongo que extrañaremos ese peculiar chalet en la calle del Oria, tan lleno de ideas, creaciones y anécdotas. Pero tengo la convicción de que "la escuela" no es un lugar físico que se pueda condensar en unas coordenadas postales. Es un espacio de creación, reflexión y encuentro donde la genialidad y la anécdota están tan cerca como el éxito y el error: a un pensamiento de distancia.

De lo que estoy seguro es de que voy a pasar una buena temporada echando de menos a los profesores: a José Luis y sus contundentes y necesarias enseñanzas, a Tomás y su espídica brillantez, a Jesús y su increíble mundo de los sentidos. Y también a los almunos: a Elías y su universo ateo, caribeño y freak; al antihéroe poético, críptico y maldito de Guille; a la frescura, la agudeza y la provocación de Fernando; a la borrasca de ideas, conocimientos y tacos de Nines; a la escritora que hay más allá de la ciencia que es Cata; a la espontaneidad y creatividad de Martina; a la templanza y sabiduría de Cristina; a la cantante cubierta de palabras que es Evita; a la agradable Agnes, perdida en el wonderland de la moda...

Voy a extrañarlos. A todos. En el peor de los casos, siempre me quedará el consuelo de tener casi la certeza que volveré a saber de ellos, espero que leyendo un libro suyo. Y, en el mejor de los casos, sé que el curso que viene, cuando vuelva a "la escuela", podré ver caras conocidas y amigas. Y eso, para qué engañarnos, me encanta.

3 comentarios:

Vera dijo...

Borrasca... me gusta :-D El problema es que sigo sin salir de ella... Estoy en el mismo lugar que antes de empezar, bua... Voy a necesitar otro año más. A ver si tengo suerte y nos vemos el próximo curso.

Fernando dijo...

Lindísima forma de expresar lo que hemos vivido. Cada día te leo mejor. Un abrazo y hasta pronto!

Skyfall dijo...

Javi sigue escribiendo, sabes que provocas mi aplauso y además como dijo otro grande; "Siempre habrá dinero y putas y borrachos, hasta que caiga la última bomba", Y continúo yo su frase; "Para que tú como él hizo en su día, transformeis con vuestras propias armas de palabra el mundo en literatura".

Skyfall, Héctor para los amigos, para Aquiles