Imaginemos que un grupo de colegas organiza un fiestón donde todo el mundo se lo pasa genial y en el que los invitados se exceden como si no hubiera un mañana. Imaginemos también que, mientras tanto, tú te has quedado en casa tranquilamente porque ni te han invitado ni sabías muy bien que había siquiera dicha fiesta. Imaginemos ahora que, al cabo de unos días, te llega un recibo donde se te factura todo el gasto de la bacanal.
Imaginemos ahora otro suceso: Imaginemos que en una punta de la ciudad, hay un tipo que una noche se va de garito en garito bebiéndose hasta el agua del retrete mientras, en la otra punta de la ciudad, tú estabas en casa metido en la cama relajadamente. Imaginemos que, al día siguiente, el tipo de los garitos se levanta fresco como el Ártico mientras tú te levantas del catre con una resaca de esas que te impulsan a vomitar hasta la primera papilla y ametrallar la jaqueca con medicamentos.
Pues bien, ambos supuestos imaginados ilustran lo que está sucediendo con la banca en general y la española en particular en los últimos tiempos. A la hora de repartirse y disfrutar de los beneficios, todo queda entre directivos, pero cuando toca asumir pérdidas y reparar errores, lo hace toda la sociedad, tenga o no ahorros o acciones en dichas entidades. Algo tan lamentable, cabreante, injusto e ilógico como cualquiera de los dos sucesos imaginarios arriba enunciados.
Si ya por definición la actividad de un banco es cuando menos cuestionable (lucrarse a costa del dinero que ganan otros), la situación actual en la que los españoles parecemos abocados (por no decir obligados por el Gobierno) a salvar el culo a los banqueros es ciertamente indignante. Y lo es no sólo porque nadie más que los propios banqueros tienen la culpa de haber olvidado aquello de "la avaricia rompe el saco", sino también porque son los bancos los grandes responsables en primera instancia de la crisis (la mundial, la europea, la española...).
En el caso de España, los bancos son los que han cebado la crisis de la burbuja inmobiliaria y la crisis de crédito.Se han estado lucrando durante años a costa de los ahorros y las posesiones de cientos de familias (que por ingenuidad, irresponsabilidad o estupidez no se dieron cuenta de con quién estaban haciendo negocios) y ahora que se acabó lo que se daba y tienen que afrontar las consecuencias, ¿qué hacen? Maquillar sus cuentas de resultados y engordar sus jubilaciones estratosféricas con las inyecciones de dinero público destinadas al crédito para empresas y personas; desahuciar a decenas de familias, abocar a la quiebra a muchos pequeños y medianos negocios...y esperar que el Gobierno les salve el culo con el dinero de todos los españoles.En resumen, la banca española es Dorian Gray jugando al Monopoly. Son los que se han pasado años diciendo a todo el mundo: "Tranquilo, Ícaro, que con estas alas que te doy llegas al Sol fijo".
Decía que son los responsables en primera instancia de la crisis porque lo cierto es que hay otros culpables, en segunda instancia, de todo este cisco: los políticos. Movidos por una infame e interesada complicidad, han sido partícipes de esas asquerosas prácticas (en el caso de las cajas) o bien han desviado la vista a cambio de suculentas aportaciones o condonaciones de deudas.
Así,con la falta de escrúpulos de unos y la ausencia de vergüenza de otros, España está donde está: al borde del KO y con todos sus posibles aliados mirándola de reojo. Para ello, ha resultado fundamental el disparatado y aberrante "caso Bankia" (con el Gobierno practicando aquello de "salvemos la enfermedad, matemos al enfermo": ayudar, con el dinero de todos los españoles, a la entidad y sus directivos en lugar de a todas las familias y empresas víctimas de su pésima gestión). Algo inconcebible si no fuera por la política económica practicada por el Gobierno siguiendo el "método Froilán" (dispárate en el pie, que ya te lo arreglarán otros) y por esa actitud tan típica del Presidente de vestir la cobardía de prudencia y la indecisión de tranquilidad.
Y mientras, los ciudadanos a seguir sufriendo la resaca creada por unos pocos. Ojalá nos "rescaten", "intervengan" o salven otros de fuera si con eso nos libramos de aguantar a los de dentro...
2 comentarios:
¡Hombre, Javi! ¡A ver si te enteras! ¿Quién presta partidos políticos, sindicatos, asociaciones...? y lo más importante ¿quién condona esas deudas? Si es que eres un ingenuín...
Salu2
Por eso decía aquello de "Movidos por una infame e interesada complicidad"... ;)
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