domingo, 25 de diciembre de 2011

El discurso del Rey

En Nochebuena hay dos cosas que año tras año hay que soportar con más o menos ánimo: una son las cenas familiares y la otra...el discurso del Rey. Obviamente, no me estoy refiriendo a la oscarizada y homónima película, sino al spam televisivo que, junto a las galas de Raphael, solía convertir tan señalada noche en "Pesadilla antes de Navidad" (literalmente). Este año, las cosas han cambiado (para bien): Raphael no ha perpetrado el tamborilero y el discurso del monarca ha sido el primero en ser esperado y atendido con verdadero interés.

¿Por qué este año pocas personas han estado tentadas de hacer zapping cuando Juan Carlos I ha aparecido en riguroso diferido en todas las pantallas? Porque anoche monárquicos, republicanos e indiferentes estaban deseando ver si atizaba o no a su yerno, Iñaki Urdangarín, quien ha hecho más por la República que todos los políticos e intelectuales de izquierdas en 70 años. Yo no voy a entrar a valorar algo tan manido y polémico como si el Duque de Palma siguió dando pelotazos una vez abandonó el balonmano, pero lo que está claro es que el Rey tiene un problema con sus hijos políticos, ya que uno se pasó presuntamente de la raya y otro, de presunto listo. 

Lo que sí voy a valorar es el discurso de anoche: Contundente, sensato, medido, realista (valga el juego de palabras), ejemplar, obvio...e hipócrita. ¿Hipócrita? Sí, por las siguientes razones: 
  1. Su Majestad no es la persona más indicada para dar lecciones en el ámbito de "negocios discretos" cuando sabidas han sido sus amistades con árabes petroforrados y su relación con "gente bien" que se ha llevado mal con la Justicia en algún momento de su vida....
  2. Si, como parece según las informaciones publicadas/filtradas, la Familia Real conocía en 2006 lo suficiente de las presuntas andanzas ducales como para maniobrar sutilmente en aras a evitar el escándalo que finalmente se ha producido...¿por qué ha esperado tanto para tomar medidas públicas y hablar de ejemplaridad, etc, etc? ¿Por qué sólo ha actuado con firmeza cuando ya se ha descubierto el presunto pastel?
Por lo demás, lo de anoche me pareció lo mejor que ha salido de la boca de Juan Carlos I junto al famoso episodio del "¡¿Por qué no te callas?!". Y punto.

Honestamente, si La Zarzuela se ha transformado en Falcon Crest es algo que ni me va ni me viene. Lo único que me preocupa hoy es que los españoles podamos estar orgullosos de nuestro país (y no sólo gracias al deporte). Y la tarea para lograrlo empieza por el Rey y acaba por ti, que estás leyendo esto.

2 comentarios:

Rosa dijo...

Hola Javi!!!!... Completamente de acuerdo contigo.

Tengo un poco abandonadillo "Mi Generación Z" metido en otro blog... pero no me olvido de mis amigos. Te deseo de corazón pases unas MUY FELICES FIESTAS junto a todas las personas que quieres y te quieres.

Un fuerte abrazo

Potencialmente interesante dijo...

Tienes razón, tenemos que poner todos de nuestra parte para tirar adelante, el rey tiene que hacer mucho por España también. La casa real no es todo felicidad, pero ultimamente demasiados problemas tienen...

¡Un saludo y felices fiestas!

http://potencialmenteinteresante.blogspot.com/