lunes, 31 de octubre de 2011

¿(Por) Fin?

He dejado pasar unos días sólo para escribir con un poco de tranquilidad sobre este tema, hoy ya archimanido. Hablo del famoso comunicado de ETA del pasado día 20. Un papel, un texto, una declaración que es mejor que nada, cierto, pero que es innegable y perversamente insuficiente.

Si hay gente que prefiere tirar las campanas al vuelo y descorchar champán, cava o chacolí para celebrar el fin del terrorismo y el inicio de la paz en España, está en su perfecto derecho. Pero lamentable y objetivamente, sigue sin tener un motivo constatable para ello. Ese grupo de asesinos no ha dicho ni tan siquiera insinuado que se vaya a disolver, ni que los criminales que integran sus filas vayan a presentarse voluntariamente ante la Justicia, ni que vayan a entregar su arsenal y toda la documentación relacionada con sus acciones terroristas. Y no lo ha dicho porque simplemente no lo van a hacer.

No hay arrepentimiento ni convencimiento ni reflexión. No hay un motivo "humanitario" ni moral que lo impulse

¿Por qué entonces el comunicado? Porque esos lunáticos bastardos han descubierto que hacer del terrorismo una amenaza potencial, latente, soterrada, y emplearla como única alternativa posible a sus aspiraciones políticas (acercamiento de presos, autodeterminación, amnistía, etc.) en un hipotético escenario de negociación es un elemento quizás incluso más poderoso que el terrorismo como realidad y amenaza activa. En resumen, lo que ETA está planteando es lo siguiente: "Yo dejo de matar, pero tú haz lo que yo quiero. Y si no lo haces..." Y todo el país sabe cómo finaliza la frase. Si hay alguien que no lo quiere ver, o es un iluso o simplemente no se ha enterado de qué va el asunto.

¿Cómo se ha llegado a esto? Por un lado, por una inusitada sed de poder alentada por el deleznable aunque incontestable éxito electoral de Bildu en los últimos comicios locales y regionales. Por otro, por la debilidad en la que se halla el grupo terrorista gracias a la firmeza democrática y a la irregular, discutible pero a la postre efectiva labor de la Policía y la Guardia Civil. Una irónica coyuntura que ETA quiere convertir en una oportunidad fenomenal para sus propios intereses.

Estamos asistiendo a una descomunal parafernalia, a una exhibición de retórica y lógica envenenadas y demenciales que intentan persuadir, confundir, equivocar sin más intención que la de encubrir lo que hay detrás de todo: Un nuevo chantaje, táctico y enfermizo, a todo un país. ETA no ha renunciado a sus objetivos. Sólo y condicionalmente a las formas.

Me parece absurdo que haya gente que se alegre de todo esto como si ETA nos estuviera haciendo un inmenso favor o fuera un "detallazo" digno de reconocimiento. A esos asesinos no hay nada que agradecerles ni estamos en deuda con ellos ni se merecen recompensa alguna. Lo que no obtuvieron con el asesinato y el miedo no pueden obtenerlo ahora por el mero hecho de que no les interese (o actualmente no puedan) asesinar o atemorizar.

¿Cuál es el final de ETA que espero? El que deje a sus asesinos sin armas, sin dinero y sin libertad. El final que honre a los asesinados como vencedores y castigue a los que dispararon, detonaron o secuestraron como vencidos.

Cualquier otro final no será tal.

2 comentarios:

Rosa dijo...

Estimado Javi, no puedo estar mas de acuerdo contigo. Hace unos dias tambien hable sobre ello en mi blog y como tu, tambien me cuestiono muy mucho, si realmente estamos ante el final. Ojalá querido amigo.

Un abrazo

Javi Crespo dijo...

Muchas gracias, Fer. La verdad es que lo más sensato (y difícil) es cuestionarse cuánto de verdad hay en esa pantomima...

Un abrazo, crack.