jueves, 28 de octubre de 2010

Tecnohistorias para no dormir

Con las inminentes celebraciones de los días de Difuntos y Todos los Santos, se avecina en nuestro país, un año más, la importada festividad de Halloween, fecha en la que se nos invita a reírnos de nuestros miedos, empezando por los de ultratumba.

Por eso, es una buena ocasión para abordar con el mismo carácter desenfadado algunos de los terrores que en los últimos lustros se han asociado a las nuevas tecnologías, temores de nuevo cuño más cercanos a las leyendas urbanas glosadas por Jan Harold Brunvand que a las evidencias científicas empíricamente demostrables.

Por ejemplo, quién no recuerda la cantidad de acusaciones y maledicencias vertidas contra la telefonía móvil. Cáncer, leucemia, esterilidad, cefalea, fritura de encéfalo…los terminales móviles o, en su defecto, las antenas de telefonía han sido vituperados mediática y popularmente como si fueran los nuevos jinetes del Apocalipsis o los sofisticados portadores de unas remozadas plagas bíblicas. ¿Qué hay de verdad en todo ello? Pues que no hay ni un solo informe médico o científico serio que dé pábulo concluyente a quienes ven en los teléfonos y las antenas que los habilitan perniciosos manantiales de enfermedades y dolencias varias. Así pues, lo único temible que puede reportarnos el uso del teléfono móvil es una cuantiosa factura, que, ésa sí, dará una jaqueca mayúscula al usuario, mientras que la mayor amenaza potencial que engendra una antena es que se precipite accidentalmente desde las alturas.

Otra muestra la tenemos en el pánico global que suscitó el denominado  “efecto 2000”, según el cual todo el orbe involucionaría hasta la edad de piedra en términos informáticos a partir del 1 de enero de 2000, un bug presentado como el ragnarok de todo software conocido que ocasionó una alarma mundial por prevenirlo, lo que, a la postre, se tradujo en millones de dólares invertidos en esa lucha contrarreloj, nunca mejor dicho.  ¿Qué ocurrió realmente? Que si bien con el cambio de milenio se produjeron algunos errores en determinados programas y aplicaciones informáticas, éstos distaron mucho de tener la magnitud cataclísmica que muchos agoreros y oportunistas anunciaron a los cuatro vientos.

La Red tampoco se ha librado de ser protagonista y diana de escalofriantes murmuraciones y bulos, casi siempre con el correo electrónico como uno de sus protagonistas principales. ¿Quién no ha recibido un email donde se nos insta o emplaza a reenviarlo a más personas so pena de ser víctimas de infortunios de toda índole si no lo hacemos? Esto, igual que muchos de los correos que pueblan la bandeja de entrada de nuestros buzones electrónicos, no es otra cosa que un ejemplo de hoax, arteras invenciones que campan a sus anchas en el mundo online y cuyas intenciones más tienen que ver con el marketing y el vano chismorreo que con acongojantes profecías o maldiciones. Así que nuestro ánimo no debe vacilar a la hora de eliminar instantáneamente estas peculiares cibermisivas.

Por todo ello, si lo que se quiere es pasar miedo a cuenta de las nuevas tecnologías, la única opción fiable es recurrir a la ficción, pues el cine y la literatura nos han brindado estupendos títulos para pasar un mal rato con teléfonos, ordenadores, cadenas de emails y demás ingenios en estas fechas tan inquietantes. Unas recomendaciones:

- Películas:

- Novelas:

jueves, 21 de octubre de 2010

El viaje a ninguna parte

El desGobierno ha cambiado. El vértigo cada vez mayor que suscitan los próximos años electorales y la sensación de sentirse como Ripley en la Nostromo, ha obligado al señor POE a remodelar su teatrillo de marionetas, quitando a las más deterioradas (Mortaja de la Vega, Moratones Exteriores, Liviana Aído, Corredor sin Salida, Cretino Corbacho, Espinosa Usente), parcheando las bajas con nuevas incorporaciones  (Leire Quítame-allá-esos-pajines, Valeriano UGómez, Chaquetera Aguilar y Ramón Qué-hago-yo-aquí), remendando otras (Rasputín Pérez Rubalcaba y Derrotas Jiménez) y dejando al resto de comparsa.

¿Qué conclusiones se pueden sacar de este trile gubernamental?

  • Conclusión número 1: A simple vista, los cambios parecen demostrar que (por fin) el iluminado de La Moncloa ha decidido renunciar a sus principios (frivolidades, ocurrencias y majaderías varias) a cambio de fortalecer un gabinete con mayor (que no es sinónimo de mejor) experiencia política y mejor cartel fuera y, especialmente, dentro del partido. Y digo parecen porque, prestando atención a los canjes, uno se de cuenta de que colocar a un sindicalista al frente del Ministerio de Trabajo y dar a cierta inepta boceras la cartera de Sanidad evidencian que el Presidente no ha perdido del todo su peculiar sentido del humor político.
  • Conclusión número 2: Lo que sí es bastante notorio es que este nuevo Gabinete es más un escaparate sucesorio que un Ejecutivo funcional. El próximo líder del PSOE está en el Gobierno: Ya son todos los que están y están todos los que son. La sucesión en Ferraz se pilota desde La Moncloa.
  • Conclusión número 3: Son cambios hechos más para poner sordina al ruido de cuchillos de su propio partido que para paliar el probable descalabro electoral. Se ha potenciado a los auténticos aurigas del PSOE (Rubalcaba y Blanco), se ha contentado a la vieja guardia (Rubalcaba y Jáuregui) y se ha dado un poco de coba a las bases (Pajín y Jiménez). Así el señor POE erradica cualquier posible rebelión a bordo de la nao socialista en el proceloso viaje de esta agónica legislatura.
  • Conclusión número 4: Por todo lo hasta aquí dicho, la remodelación del desGobierno invitaría a ser  razonablemente optimista...de no ser porque se ha encumbrado al hombre más mezquino, vil y maquiavélico que ha tenido el PSOE en décadas: el nombre detrás de muchos de sus más turbios escándalos y el responsable de utilizar  demagógica y cruelmente una masacre para dar un vuelco electoral y volver a las esferas del poder. Si el señor POE es Alejandro VI, Alfredo es César Borgia. Y por eso, su acrecentamiento no es, en absoluto, una buena noticia.

Pero, por encima de tales conjeturas, lo más importante es aventurar hacia dónde ha puesto proa el zapatero remendón con estos tejemanejes: Exactamente a ninguna parte.

jueves, 14 de octubre de 2010

El (otro) gran carnaval

Un minero atrapado en un túnel, mientras en la superficie se organiza un circo mediático de no te menees a propósito de su desdichada situación al tiempo que su liberación se va postergando más y más, acrecentando así el interés informativo y el morbo social...¿Les suena? ¿Y si les digo que éste es el argumento de una de mis películas favoritas del genio Billy Wilder: "El gran carnaval" (1951)? A veces la línea que separa la realidad de la ficción es tan fina como odiosa...

Los 33 mineros chilenos ayer por fin fueron regurgitados por Gea después de 70 días confinados en los dominios de Hades. Lógicamente, me alegra que su sepultura haya sido sólo temporal y ahora todos estén sanos y salvos junto a sus familias, amantes, mascotas y amigos. Lo que ya no me hace tanta gracia es la bochornosa cobertura informativa con la que los medios de comunicación han travestido de periodismo serio lo que es morbo puro, duro y soez. 

El único interés de toda esta historia subterránea ha sido la curiosidad malsana de saber si finalmente iban a palmar o no la treintena de desdichados chilenos. Y eso es, por definición, morbo.  Un morbo que ha sido explotado a conciencia por los medios de comunicación de todo el mundo con una cobertura constante y excesiva, trufada de elucubraciones aviesas, anécdotas de baratillo (Ej: La trifulca puteril de cierto minero), crónicas efectistas en busca de la congoja, etc, etc. De ahí que las audiencias de todos los medios se hayan disparado con la desventura de la mina chilena. Y como donde hay audiencia, hay negocio, no han tardado en hacer acto de presencia entidades y personalidades dispuestas a tener su minuto de gloria a cambio de una filantropía y un altruismo más que dudosos. Las moscas no tardan en acercarse a las heces...

Resulta patético comprobar la desmesura y el sensacionalismo que se han instalado como un cáncer en el Periodismo y los medios de comunicación actuales. Cualquier cosa vale para llamar la atención y ser los más vistos, leídos o escuchados. Hoy Chuck Tatum, el avieso periodista de "El gran carnaval" magnifícamente interpretado por Kirk Douglas, tendría muy pero que muy difícil destacar en su cometido, porque todos sus colegas de profesión y los jefes de éstos tienen su misma carencia de escrúpulos. Lo triste es que Tatum es  sólo un personaje de ficción...

Y después de esto, ¿qué? Pues los ¿periodistas? se irán a otra parte en busca de la audiencia, como tiburones que siguen el rastro de la sangre, porque ése es su modus operandi...Porque, en el fondo, la vida de los mineros y la tierra que los parió nunca les ha importado gran cosa, como a la inmensa mayoría de miles de espectadores que han seguido este drama tunelario en todo el orbe.

Lo único me agrada entre tanto despropósito es comprobar, una vez más, la agudeza crítica, (en ocasiones como ésta, visionaria) de ese coloso del séptimo arte que fue, es y será Billy Wilder.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Muerte de un matón

Ha muerto un matón, un maltratador, un salvaje, un indeseable, un ser con muy poco de humano. No diré que me alegro, pero desde luego no lo lamento. Cuando la Justicia se mueve entre el error y la inoperancia, la muerte es una solución bastante adecuada para quienes amargan o quitan vidas inocentes. Lo único penoso es que el deceso de estas bestias inexcusables e indefendibles siempre llega cuando el mal, su mal, ya está hecho irremediablemente.¡Cuántas vidas inocentes se habrían salvado si estos cobardes de cerebro lento y hostia rápida se hubieran quitado de en medio antes de cercenar la existencia de sus parejas!

Puede que alguien me acuse de insensible o cruel, pero lo cierto es que pocas cosas hay que me solivianten tanto como aquellos  monstruos que valiéndose de una superioridad física agreden o matan a niños, ancianos o mujeres, especialmente éstas, como ya  demostré en un artículo hace casi tres años. Para mí, toda esa caterva de maltratadores y asesinos se merecería un suplicio indescriptiblemente sádico, agónico y diario, ya que la muerte me parece un castigo demasiado escaso y rápido para esa escoria nefanda y nauseabunda.

Pero, por aquello de tener un poco de consideración y demostrar algo de bondad, he de reconocer que deseo de corazón que los gusanos y demás microorganismos carroñeros no se envenenen con los restos de este tipejo, si es que alguien decide utilizarlo como abono en lugar de contaminar el aire incinerándolo.

En fin. Hoy el mundo es un lugar un poco mejor para vivir.

¡Ay, 12 de octubre!

Doce de octubre. Antaño "Día de la Hispanidad" y hogaño "Fiesta Nacional". Denominaciones aparte, esta festividad resulta un calco absurdo e inexplicable del día de las Fuerzas Armadas, lo que cuestiona la existencia actual de ambos festejos. No obstante, informativamente, es cierto que da mucho juego, por todas las anécdotas bochornosas que genera, lo cual aumenta mis dudas sobre su conveniencia, al menos con el formato y el concepto actuales...

Dicho esto, el rancio y pretencioso desfile militar sobre el gira la jornada se ha convertido de facto en los últimos años en una mera excusa para que la ciudadanía abronque al desGobierno de este país y para que las revistas del corazón y otras vísceras comenten los modelitos y las chuminadas de Lord Gagá y su parantela de liberados, avergonzando así inmerecidamente a los integrantes del Ejército y sus familiares. Así pues...¿por qué propiciar este escarnio y cisco?

Cierto es que el Ejército actual es un reflejo tenue, devaluado y casi insultante de lo que fue en el pasado, pero no por eso se merece que su desfile y el homenaje a sus caídos se eclipse por los silbidos y gritos del gentío descontento contra los desastrosos timoneles de esta nave patria. No por que no estén justificados, que lo están, sino porque hay ocasiones y días mejores para manifestar el descontento sin agraviar a nadie inocente, como, por ejemplo, en las elecciones. 

Dado que el magnicidio ni está ni se le espera y que la sede socialista de Ferraz no va a implosionar en día de cónclave, no hay más remedio que esperar a ciscarnos en el desGobierno votando en los comicios electorales con toda la rabia y la indignación que algunos, cuando no deben, liberan por la boca somo si fueran espitas.

Es lamentable que lo único positivo o simpático que cabe esperar del 12 octubre sea la presencia de la cabra legionaria y la bandera española difuminada en el cielo por un escuadrón. Por eso, porque el Ejército se merece algo mejor y la Fiesta Nacional más si cabe, es prioritario que los organizadores del cotarro se replanteen las formas para que no sigan menoscabando el fondo.

Por lo demás, a mí me da absolutamente igual si al señor POE y su camarilla les gritan de todo menos "guapos", si el Borbón necesita más geriatras que desfiles o si Venezuela sigue demostrando que es un país bananero. Para mí, la única noticia  importante que hay que lamentar en este doce de octubre de 2010 es la pérdida de uno de los mejores actores que ha disfrutado el cine español: Manuel Alexandre. Todo lo demás es chufla y pandereta.

martes, 12 de octubre de 2010

"Louise-Michel": Vaya dos...

Anoche vi, en preestreno en España, y eso que se filmó en 2008, la película francesa "Louise-Michel", comedia de humor negro, delirante y estrafalario que, partiendo del drama que supone el cierre de empresas (una fábrica, en este caso), construye una vengativa y extravagante odisea para castigar a los responsables (los dueños de la factoría) protagonizada por dos seres humanos con el cerebro tan invertido como su sexo, cómicamente interpretados por Yolande Moreau (la furiosa desempleada "Louise") y Bouli Lanners (el inepto matón "Michel").

El film dirigido por Gustave de Kervern y Benoît Delépine se sitúa a medio camino, por poner ejemplos patrios, entre el cine de Álex de la Iglesia (por el humor negrísimo y la violencia cómica que preside el metraje) y el de Santiago Segura (por los personajes "freaks" de baja estofa), o entre el esperpento de Valle-Inclán y el astracán de Muñoz Seca. En él tienen cabida personajes extraviados en lo físico, psíquico y/o social que protagonizan situaciones tan inverosímiles y demenciales que encajan como un guante en el género cómico. De ahí que en esta película se pueda ver a enfermos terminales convirtiéndose en sicarios sanguinarios, artistas metalúrgicos y paranoicos obsesionados con el 11-S, transexuales cabareteras cantando a Jesucristo, responsables de RRHH voyeurs y onanistas... 
Por todo ello, "Louise-Michel" es una cinta que hay que ver siendo conscientes en todo momento de que, desde su  reveladora secuencia inicial, su irreverencia e iconoclastia son tales que la acercan al anarquismo (el título es un juego de palabras que homenajea a una destacada anarquista francesa). Por tanto, no sería raro que hubiera personas que, pasando por alto esto, les incomode o desagrade algunas escenas de esta película, igual que habrá gente que piense que este film es una hez, ignorando que se ha llevado dos galardones en los prestigiosos festivales de Sundance (Premio especial del jurado a la originalidad) y San Sebastián (Premio del jurado al mejor guión).

En definitiva, "Louise-Michel" es una comedia original y transgresora que hace pasar un rato francamente divertido a quienes acepten acompañar a estos "Bonnie y Clyde" del esperpento francés en su azarosa y estrafalaria venganza.

jueves, 7 de octubre de 2010

"Buried": Enterrando la inocencia

Anoche vi "Buried (Enterrado)", película española (en coproducción con Australia) que parece mentira, para bien, que sea española, por su originalidad, calidad, valentía y contundencia. Ignoro si el director, Rodrigo Cortés, ha querido homenajear deliberadamente al maestro Hitchcock, pero lo cierto es que le ha salido una obra cinematográficamente tan redonda como las del genio inglés, que ya desde los títulos de crédito iniciales evoca a los que el fabuloso Saul Bass hizo para el orondo director ("Con la muerte en los talones", "Vértigo", "Psicosis").

Podría dedicar el artículo a loar las cualidades técnicas e interpretativas de "Buried", que son bastante notables, pero eso sería desviarme del mérito principal de este título: Tomar como base uno de los miedos más cervales del ser humano como es el de ser enterrado vivo (sublimado en la ficción por titanes como Edgar Allan Poe, véase su relato "El entierro prematuro") para hacer una película que en apariencia es un thriller (con altas dosis de crítica contra la  belicista Administración norteamericana, la ¿ética? de las multinacionales, la delirante burocracia de cualquier trámite telefónico...) pero que en el fondo es una conmovedora y descarnada tragedia nihilista y pesimista como pocas he visto en una pantalla.

"Enterrado" narra, casi en tiempo real, el angustioso padecimiento del civil Paul Conroy (magnífico Ryan Reynolds), un contratista norteamericano secuestrado en Iraq por unos insurgentes y cuya lucha por la vida queda confinada en un ataúd enterrado en algún lugar de esa avernal región. Sin más armas en tal denodada lucha  que un teléfono móvil y un mechero, Conroy sumerge al espectador en una espiral de tensión creciente e implacable que avanza demoledoramente hacia un agónico clímax final en el que el aliento se corta.

"Buried" es una película sencilla, desoladora y efectiva como una cuchillada, la que hace que el ánimo del espectador sangre a borbotones al término de este estupendo film que entierra, quizás para siempre, la inocencia de quienes lo vean...