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No en vano, él es el principal responsable de que hoy no me acuerde de la madre que alumbró al "mandao de los Gil" (uséase, el prepotente y cenizo Enrique Cerezo), a la mano que estremece la cuna (Miguel Ángel Gil), a Disparates Pitarch (que es a la dirección deportiva lo que las escopetas de feria a las armas de fuego), a Javier Aguirre (a quien es mejor que le vaya bonito lejos, muy lejos del Calderón) y a la santa compaña de ánimas en pena y sueldos en alza que gangrenan al Atlético (véase los extintos Maniche y Seitaridis o los extinguibles Luis García, Pablo, Banega, Maxi...). Si fuera por el nivel humano, intelectual y profesional de los directivos y el 70% de la plantilla, el Atleti merecería estar jugando en Segunda. Tiempo habrá de afilar cuchillos y tomar la Bastilla.
En cuanto a Abel Resino, pues, salvo porque se travistió del cobarde e insensato Aguirre la noche que menos debía (la del partido clave contra el Oporto en la Liga de Campeones), ha demostrado la diferencia entre saber lo que se quiere y lo que no, entre la valentía y la tibieza, entre la personalidad y la autocomplacencia, entre la sensatez y la tozudez, entre motivar a una plantilla o convertirla en una guerrilla de zombis, entre sentir un club y no sentirlo...En definitiva, entre él y Javier Aguirre. ¿Que sigue respondiendo al perfil de entrenador top manta? Pues claro, pero es pura coherencia: Ya la directiva, que es quien elige, tiene un nivel de chichinabo. Sea como fuere, bendita sea la hora que vino Abel o se marchó Aguirre.
¿Y qué pasa con Agüero? Que primero Torres y luego Forlán han demostrado que una cosa es ser muy bueno y otra es ser un crack idolatrable. Y el Kun, hasta que se centre o le dejen centrarse de una vez por todas, seguirá siendo un jugador muy bueno (como Simao) pero lejos todavía de lo que implican nombres como Kiko Narváez, "Cholo" Simeone, Fernando Torres o Diego Forlán.
Pero, como digo, hoy es momento de celebrar que el Atleti está a la altura de su afición y todo gracias al único crack verdadero: Diego Forlán. ¿Cuánto durará esto?...No empecemos a tocar las p...preguntas.
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