En vísperas de que decenas de millones de ciudadanos del Viejo Continente se queden en casa mientras otros pasan el rato votando, me he decidido a dejar constancia de qué es para mí la UE, Europa y la señora madre que parió a las instituciones de ellas derivadas.
¿Qué es la UE?
- Un club de golf-os para gente muy exclusiva.
- Un cementerio internacional de políticos paquidérmicos.
- Un walhalla de políticos defenestrados.
- Un escaparate para líderes ávidos de ego con vocación de pavos reales (por lo general, franceses).
- Un picnic multilingüe de corbatas y fotos de familia.
- Un onanismo mental de impotentes estadistas y políticos menopáusicos.
- Una "performance" en la que los actores son su propia clac.
- Una cornucopia que se inmola en un mar de dádivas y sanguijuelas.
- Un sueño aborto del que nadie se atreve a despertar.
- Un concierto cacofónico que queriendo sonar a vals de Strauss suena a ventosidad de Schuman.
- Una moneda común y veintisiete egos dispares.
- Un motivo de sorna y chanza para otras potencias mundiales.
- Una religión de agnósticos.
¿Qué debería ser la UE?
Un parlamento que legisle, un tribunal que imponga la Ley, un gobierno que administre y ejecute, una única voz internacional, un ejército y una policía tan comunes como el euro, un compromiso honesto con altura de miras más allá del propio ombligo...y un millar de pequeños detalles que nadie quiere tener en cuenta.
¿Por qué pasa esto?
- Porque, a diferencia de los históricamente jóvenes Estados Unidos, por poner un ejemplo, es muy difícil hablar de altruismo y compromisos comunes a naciones con siglos y siglos de historia íntima, personal e intransferible.
- Porque en Europa, proverbialmente, lo que más hemos tenido en común han sido las disensiones, las grescas diplomáticas, las guerras, los imperios expansionistas y todo aquello que graba a fuego la desconfianza en el ADN de cada país. Nos hemos peleado tanto, contra tantos y con tantas permutas en el bando de "amigos" y "enemigos" que es casi imposible que confiemos en los demás y deseemos un bien común. "Si me va bien, a mí el resto plin". En definitiva, secularmente, hemos estado más de acuerdo en estar en desacuerdo que cualquier otra utopía.
- Porque los políticos de cada país, y el nuestro es el mejor de todos los lamentables ejemplos, utilizan los comicios europeos como segundo round de los internos, como una fútil refriega en la que sacar a pasear el cacaculopedopís patrio, convirtiendo así a Europa en una excusa sin importancia.
- Porque para los políticos, la abstención y el desinterés es un mal menor.
- Porque vivimos en una época en la que ser político es una profesión interesada y no una vocación honesta.
Y entonces ¿qué hacemos mañana? Pues, si se es pragmático, quedarse en casa en franca rebeldía contra tanto cretino y golfo. Si se es borrego, acudir en masa a votar a quienes ha protagonizado una bochornosa campaña electoral. Si es honesto y europeísta, votar a partidos como UPD, que al menos tienen las cosas claras de cómo debería ser Europa y no faltan al respeto y la inteligencia de decenas de millones de ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario