Quedarse en Madrid durante el infernal verano tiene algunas ventajas. Una, por ejemplo, disfrutar de una ciudad desalojada de gente. Otra, poder entretenerse con divertimentos tan gratificantes y refrescantes como la obra Por los pelos de Paul Pörtner, recién estrenada en los madrileños Teatros del Canal.
Shear Madness, que así se titula en inglés, es una comedia policíaca de extraordinario éxito (más de nueve millones de espectadores en todo el mundo), especialmente en Estados Unidos, lo que le ha valido entrar en el Guiness con el récord de comedia no musical con más tiempo en cartelera. ¿La clave de semejante logro? Que el público, además de disfrutar y reírse como meros espectadores, se transforma en parte decisiva de la trama al condicionar con sus preguntas y decisiones el desarrollo y el desenlace de la misma. Es como mezclar una obra de Agatha Christie, un vodevil y uno de los legendarios libros de "Elige tu propia aventura". Algo bastante arriesgado, puesto que requiere de mucho ingenio, complicidad, precisión y capacidad de improvisación en el escenario y mucha agudeza, atención y predisposición en el patio de butacas. ¿El resultado? Dos horas de estupenda diversión.
Se suele decir que en teatro cada función es irrepetible. En el caso de Por los pelos, es literalmente así, ya que esa ruptura de la cuarta pared que permite involucrarse al espectador en la trama hace de cada representación algo simplemente imprevisible, único e inolvidable.
También se suele decir que el arte dramático es, en esencia, un juego. Un juego de la ficción con la realidad y del actor con el espectador a través de los personajes. Por los pelos cumple sobradamente con este espíritu lúdico ya que hace sonreír, reír y disfrutar al público dejándole ir más allá de lo que la mayoría de ficciones teatrales permiten ya que súbitamente la obra pasa de ser una comedia que ves a un "Cluedo" en vivo en el que participas.
Por todo ello, no cabe más que dar las gracias a L’OM IMPREBÍS y OLYMPIA METROPOLITANA por producir esta nueva versión, a Santiago Sánchez por dirigirla y adaptarla, y, muy especialmente, a Carles Castillo (el estrafalario peluquero y estilista Toni Carreras), Marta Chiner (Bárbara Marcos, la choni-ayudante de Toni), Lola Moltó (la "señora bien" Mª Elisa de Boluda y Agramunt), Carles Montoliú (el anticuario Eduardo Santamarta), Rafa Alarcón (el policía Miki) y el gran Juan Gea (el comisario). Decir que el reparto está estupendo es quedarse corto. ¡Qué ingenio! ¡Qué vis cómica! ¡Qué facilidad para empatizar y conectar con el público! ¡Qué capacidad para improvisar! Lo suyo bien vale no sólo el precio de la entrada sino el patio de butacas lleno (colgaron el cartel de entradas agotadas) y el largo y atronador aplauso que se llevaron como recompensa por su talento y esfuerzo.
¿Pero de qué va la obra? Pues de cómo una jornada cotidiana en una peluquería unisex se ve trastocada por el asesinato de la vecina del piso de arriba, suceso que provoca que los personajes pasen a ser sospechosos y...el espectador a ser simultáneamente testigo, detective y juez. El resto no te lo puedo contar. Será mejor que lo descubras tú. Pocos pasatiempos más divertidos, refrescantes y originales tendrás este verano, al menos en Madrid.
Y ojo: la función engaña. Me explico: no sólo es que vaya de menos a más sino que además comienza como una comedia ramplona y acaba por ser desternillante. El momento clave está en la ruptura de la cuarta pared, el instante en que el público pasa a formar parte de la propia historia y los actores despliegan todo su arsenal cómico gracias a una espectacular agilidad mental y un innegable talento para improvisar.
Y ojo: la función engaña. Me explico: no sólo es que vaya de menos a más sino que además comienza como una comedia ramplona y acaba por ser desternillante. El momento clave está en la ruptura de la cuarta pared, el instante en que el público pasa a formar parte de la propia historia y los actores despliegan todo su arsenal cómico gracias a una espectacular agilidad mental y un innegable talento para improvisar.
En resumen: si Por los pelos no es ya el gran sleeper de la temporada teatral, va a estar cerca de ello. Y muy merecidamente
porque no todos los días te dejan sacar el Sherlock Holmes que llevas
dentro y elegir tu propio asesino.
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