domingo, 20 de septiembre de 2015

Yo vi jugar a España

Antes, las grandes gestas y sus protagonistas legendarios quedaban escritos en los susurros de los ancianos, en la piedra mordida por el viento de los días, en los papeles olvidados por el tiempo, en las estrellas donde los inmortales velan los sueños de los que no lo son.
 
Ahora, hay grandes gestas y protagonistas legendarios que no necesitan ni los susurros ni las piedras ni los papeles ni las constelaciones. Basta con cerrar los ojos e invocar al recuerdo, con consultar archivos para remontar hasta llegar al escalofrío, con dejar que tus oídos te cuenten el eco de noches de risas
inmensas, ojos llorosos, corazones revolucionados y puños apretando la felicidad entre los dedos. Ahora, basta con ellos, con la selección de baloncesto, con los que vencieron en la titanomaquia mundial, los que prevalecieron tras el ragnarok europeo, los que siguieron en pie tras el armagedón olímpico. Ahora basta con ellos, con la selección de baloncesto, con los que tienen el esfuerzo como hoja de ruta, la humildad como mantra y la magia como arma secreta. Ahora basta con ellos, con la selección de baloncesto, el principal exponente de la mejor generación de deportistas españoles de toda la Historia, con los más grandes de todos los increíbles. Ahora basta con ellos, con la selección de baloncesto, con nuestras armas de satisfacción masiva, con los que dan lecciones magistrales dentro y fuera de la cancha. Ahora basta con ellos, con la selección de baloncesto, con el equipo liderado por un héroe inolvidable que nació en Sant Boi para vivir en la eternidad.

Ahora basta con ellos, con quienes nos han enseñado que en el deporte, como en la vida, lo importante no es cómo se empieza
sino cómo se acaba; que el premio no está en la meta sino en lo que aprendes y (te) demuestras hasta que llegas a ella; que las limitaciones y carencias nos ayudan a reconocer las cualidades sobre las que construirnos; que ningún camino fácil lleva a algún sitio que merezca la pena; que el futuro nunca se ha escrito en el pasado; que no hay que tener miedo a los grandes retos porque son los únicos que te hacen mejorar; que es en los momentos de dificultad donde se plantan las semillas de las alegrías; que el éxito no depende del marcador sino de la actitud; que juntos siempre se llegará más lejos y más alto de lo que podría llegarse solo; que la felicidad no te la regala nadie sino que hay que sudarla, pelearla, conquistarla campeonato a campeonato, partido a partido, cuarto a cuarto, jugada a jugada, segundo a segundo, décima a décima.

Así que por lo que nos/me habéis hecho ver, sentir, vivir y aprender, gracias. Gracias por darnos, por darme, otra vez (y van...) un motivo más para poder decir que yo tuve la suerte, el honor y el placer de ver jugar a España. Muchas, muchas gracias, campeones.

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