Anoche volvió a quedar claro (y van...) que Vicente del Bosque no es un buen seleccionador, al menos en lo referente a la selección española de fútbol. Y no lo es simple y llanamente porque no es buen entrenador, al menos en lo que respecta a dicho deporte. Quiero dejar la puerta abierta a la esperanza y creer que quizás este individuo orondo, lisiado y tristón encierra un buen seleccionador de trufas o un extraordinario entrenador de orugas procesionarias. Pero "fútbol" y "Del Bosque" guardan entre sí la misma relación que "belleza" y "Leticia Sabater" o "educación" y "Belén Esteban". Con esto no estoy queriendo decir, ni mucho menos, que Vicente del Bosque sea un completo inútil porque, haciendo bueno el dicho, sí es un estupendo mal ejemplo. Y de eso trata este artículo: de lo que Vicente del Bosque tiene de ejemplo, de metáfora, de trasunto, de correlato objetivo o de como lo quieras llamar. Porque, para mí, Del Bosque es...
...el Mariano Rajoy del fútbol patrio: un individuo que al nacer debió perder junto a la placenta el atractivo físico, la sinapsis y la capacidad de autocrítica. Una persona que eligió un mal día para meterse en faena. Un hombre que en situaciones de crisis es incapaz de tomar una sola buena decisión. Un mandamás que mandar,
lo que se dice mandar, manda poco y mal. Un tipo que sabe poner excusas pero no pedirlas. Un gestor que a los jóvenes con mejor formación y talento en muchas generaciones las únicas alternativas que les ofrece son la puerta de salida o la mediocridad. Un ser que proyectaría el No-Do e intentaría convencer al personal de que aquello es Blade Runner. Un paisano cuyas declaraciones hacen sospechar que debe estar censado en Marte. Un representante de cómo en este país el peor de los tarugos puede llegar a lo más alto. Un tío cuyos logros han contribuido a consolidar en España el estado de frustración. Un error en sí mismo considerado. Alguien, en definitiva, que mejor habría hecho no saliendo jamás de su casa o, en su defecto, dedicándose a otra que no fuera a lo que se dedica.
...el José Luis Moreno del mundo FIFA: una persona capaz de coger la Roja y convertirla en una alfombra lista para ser pisoteada o, directamente, masacrada. Un hombre para el que cualquier tiempo pasado fue mejor. Un hacedor de esperpentos que invitan a "hacerse un Edipo" y arrancarse los ojos con tal de no sufrir
más. Un individuo al que ya no le funcionan sus sketches. Un espabilado al que ya no le salva esconderse detrás de unos muñecos que hoy no causan otra cosa que no sea pena o irritación. Un trabajador que mientras haya alguien dispuesto a pagarle siempre tendrá a bien torturar al personal con la brillantez de su desempeño. Un tipo que está descubriendo la diferencia de matiz entre "reírse con" y "reírse de"...o quizás la está enseñando al resto del país. Un personaje soberbio e impermeable a las críticas vengan de donde vengan. Un ser desconectado del espacio, del tiempo y del sentido común. Un reincidente en el bochorno. Una puerta al Tártaro. Alguien, en definitiva, que lo mejor que puede hacer es dejar de ser el abajo firmante de cosas que, vistas en televisión, avergüenzan a todo un país.
En resumen: Vicente del Bosque no es un buen entrenador de fútbol ni, por tanto, un idóneo seleccionador pero sí es una magistral metáfora de la mediocridad, de lo caduco, de lo erróneo, de lo irresoluble, de lo deprimente, de lo inaguantable, de lo indefendible, de la falta de genio, de la inoperancia, de la negligencia, de la carencia de vergüenza. Es un correlato deportivo de la política de Rajoy y de la televisión de Moreno. Para eso sí vale Del Bosque, para reflejar lo que es esta España actual...tan necesitada de cambio.
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