Anda todo el mundo batiendo palmas, derramando babas y eyaculando champán a cuenta de la reunión entre un presidente democrático y un dictador en funciones. Anda todo el mundo poniéndose estupendo, rimbombante y trascendente por el careo entre Barack Obama y Raúl Castro en la Cumbre de Panamá. Anda todo el mundo balaceándose como Heidi entre lo "histórico", lo "nuevo" y los "pelillos a la mar" al descubrir que cierta guerra efectivamente es fría nivel cadáver. Así anda todo el mundo...excepto quien esto escribe.
Con ánimo de ser claro y no alargarme demasiado, argumentaré mi apatía por lo sucedido en los siguientes párrafos:
- Lo verdaderamente histórico para el mundo hoy sería que Rusia aceptara su derrota de una puñetera vez; que Corea del Norte dejara de ser una amenaza kitsch; que en Cuba hubiera democracia; que Venezuela no fuera una república chandalera donde se jubilan terroristas; que Argentina no pareciera una scort en horas bajas; que México saltara a las noticias por algo que no fuera narcotráfico o corrupción; que Israel fuera sinónimo de "paz" y no de "terrorismo de Estado"; que España dejara de ser el coño de la Bernarda; que Italia encerrara de por vida a Berlusconi; que el Papa colgara el cartel de cerrado; que el Estado Islámico fuera masacrado; que en Sudamérica dejara de haber trabajo infantil...eso sí que sería histórico y no que dos tipos a los que políticamente les quedan dos telediarios se junten un ratito para constatar a pánfilos de todo el mundo que la Guerra Fría ya ha terminado. Algo que ya sabía desde hace lustros todo el planeta, excepto Rusia, Corea del Norte y Willy Toledo, que ellos siguen a lo suyo. Por eso, calificar de "histórico" lo que no es más que "anecdótico" es simplemente ridículo.
- El presidente Obama, en lugar de estas soplapolleces diplomáticas, debería preocuparse por pasar a la Historia como el hombre que lideró el exterminio del yihadismo en general y del Estado Islámico en particular (del que tanta responsabilidad y culpa tiene su país); o como el estadista que consiguió que 200 niñas volvieran con sus familias en Nigeria; o como el primer mandatario estadounidense que tuvo pelotas para poner a Israel en su sitio; o como el dirigente que logró abanderar la lucha efectiva contra el cambio climático; o como el presidente bajo cuyo mandato la "caza al negro" dejó de ser un deporte policial estadounidense. Son sólo algunas ideas. De lo contrario, lo único que le podría salvar de ser recordado como una majestuosa decepción es haber enviado a Bin Laden con las huríes.
- Sinceramente, creo que el mundo en general y América en particular no están ni para obviedades ni para brindis al sol. Las emergencias y las urgencias están claras...siempre y cuando no se esté mirando a otro lado.
Dicho esto, lo que sí resulta positivo del paripé EEUU-Cuba es constatar que las ideologías (políticas) ya no sirven para llegar a fin de mes. Y, en algunos países, ni para llegar al día siguiente. Así que, visto lo visto, más ética y menos pancarta.
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