O, más bien, a éste. Un tipo con más de tres colores en el pelo es, por definición, sospechoso. En el caso que nos ocupa, sospechas confirmadas: es un peligro. Es alguien que no está ni en sus cabales ni en su sitio: Hitler celebrando el sabbat, Bin Laden como Obispo de Roma, Stalin festejando el 4 de julio, Paquirrín en el Concierto de Año Nuevo, Leticia Sabater en la Mansión Playboy, Balotelli en el mundo. Parecía imposible que, después de esa maldición bíblica llamada José Luis Rodríguez Zapatero y su corte de los milagros (y las milagras), España tuviera de nuevo el epicentro de sus desgracias en La Moncloa, pero no amigos, no, nunca hay que subestimar el poder de los políticos españoles para empeorar una situación.
Hoy es un día que pasará a los anales de la Historia porque, literalmente, ha sido un día para cagarse. De risa, no. De miedo, tal vez. En la madre de alguien, muy probablemente. Rajoy, tras recuperar para la Cristiandad el Códice Calixtino (versión low cost de cualquier novela de Dan Brown), decidió que hoy era un buen día para demostrar a Europa, el mundo y la galaxia de qué es capaz cuando se pone a ello. Y vaya si lo ha demostrado. Ha demostrado que es un fiera a la hora de hacer las cosas mal, a medias, tarde o no hacerlas.
Lo que ha hecho hoy Mariano Rajoy respecto a la crisis económica es como operar a un paciente aquejado de un tumor maligno en el hígado y quitarle el apéndice y las amígdalas. Gran trabajo. ¿Qué no ha hecho? Arreglar la tomadura de pelo de las autonomías y ayuntamientos, menguar los organismos y las instituciones públicas, acabar con el cachondeo de las entidades financieras, ejemplarizar aplicando severas medidas en la clase política y sindical, y, por supuesto, pedir perdón por haber decidido, hace muchos años, cuando su pelo sólo tenía un color, dedicarse a la política. De poner las bases para paliar la crisis, estimular el crecimiento y fomentar el empleo, ni hablamos. ¿Qué ha hecho entonces? Anunciar unas medidas destinadas a putear aún más a la mayor parte de la sociedad española. Gracias a ellas, tanto si ahorras como si consumes, te quedas sin dinero. Además de eso, si quieres trabajar o conservar el empleo, compensa más ir a poner velas a San Judas Tadeo que apuntarte en el INEM. Por lo demás, si tienes enfermos o personas con discapacidad a tu cargo, mejor que te mentalices para ascender a los altares por beato, porque ayudas, pocas. Y si quieres tener casa propia, o esperas a heredarla o mejor te la construyes en una maqueta. ¡Brillante! ¡Excelso! ¡Estupendo! ¡Astuto! ¡Genial! ¡Heroico! ¡Valiente! Lo de Rajoy va camino de la leyenda (negra, por supuesto).
En definitiva, el plan de Rajoy para sacarnos de la crisis es... tachán, tacháaaan: ¡No sacarnos! Un plan audaz, sorprendente y que ya le asegura un sitio en la Historia y en los pensamientos de miles y miles de españoles. Este tío sí que es "The Special One".
Es lamentable que el dirigente de un partido político y un gobierno con mayoría absoluta reniegue
de cualquier acción, actitud o decisión ejemplarizante y modélica (o
decorosa u honrosa) y obligue a la ciudadanía a ser la que dé ejemplo,
mientras él y el resto de sinvergüenzas (políticos, banqueros y
sindicatos) que están hundiendo (o han hundido) al país, sigan en su
mundo feliz. Claro que tampoco se podían depositar muchas esperanzas en alguien cuyo semblante natural es el de un pez difunto expuesto en la pescadería.
Visto lo visto, empiezo a tener claro que los tenebrosos vaticinios de los Mayas tenían más que ver con este sujeto que con cualquier cataclismo cósmico o natural. Igualmente, queda patente que lo mejor que se le puede pasar por la cabeza a Mariano Rajoy es...una maceta, una teja, un adoquín, una cornisa, un pelotazo de Cristiano Ronaldo, un rayo láser, un disco de Álex Ubago, un meteoro, un suicida, un aterrizaje forzoso o un tinte en condiciones.
Así las cosas y repasando la Historia de España de los últimos doscientos años, sólo puedo decir: ¡Líbrenos Dios de cualquier salvador de la patria procedente de Galicia!
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