domingo, 19 de julio de 2009

Chaves o el nepotismo

La presentación de una querella del PP contra Manuel Chaves por las ayudas a la empresa de su hija ha vuelto a poner de manifiesto una de las prácticas más vergonzosas que tradicionalmente se asocia al mundo político y empresarial: el nepotismo. Si bien no es algo ni mucho menos nuevo ni exclusivo de nuestro país, este ejercicio de amoralidad y sinvergonzonería tiene en la España de hoy y en el Vicepresidente Tercero del desGobierno del señor POE uno de sus mejores exponentes. Mas, en contra de lo que pueda parecer, no dedicaré este artículo a lacerar al mentecato sureño cuya inteligencia y ética son sólo comparables a su dicción, ni a sus hermanos ni al resto de parientes y allegados que han visto en el favoritismo un rentable modo de vida. En esta ocasión, la diana está en el nepotismo.
  • Un modelo rancio, desequilibrado y patriarcal. La culpa de ésta y otras indeseables prácticas "laborales" hay que buscarla en el paradigma que rige el mundo político y empresarial desde hace muchas décadas. A saber: el hombre en posición dominante y favorecedora, la no desvinculación del plano profesional del personal en el ejercicio laboral, la promoción por selección digital o filias, la concepción de la dinámica interna profesional como un mercadeo entre favores e indulgencias, el desequilibrio de sueldos basado en razones personales o de género, la infalibilidad del superior jerárquico...Un modelo a evitar pero imperante, caldo de cultivo de "ismos" que citaré en el siguiente punto, y que, en contra de lo que pueda pensarse, desde hace unos años favorece o perjudica por igual a hombres y mujeres, toda vez que hay féminas que exhiben un comportamiento de "macho dominante"...o bien utilizan las llamadas "armas de mujer" para conseguir réditos o evitarse problemas.
  • Adiós a la meritocracia. El nepotismo, el enchufismo, el favoritismo, el seguidismo, el arribismo, el lameculismo (o peloteo) y el genitalismo (aprovecharse o escudarse en el género sexual para obtener beneficios) son los "ismos" que campan a sus anchas por todo el entramado político y empresarial, extendiéndose como una dolosa metástasis que erradica cualquier posibilidad de implantar la única posibilidad de igualar profesionalmente de facto y sensatamente a cualquier persona, sea cual sea su género, condición y procedencia: la meritocracia. Vivimos en un mundo anegado de cretin@s, jetas, enchufad@s, vag@s y pelotas donde el mérito es objeto de hilaridad cuando no de olvido. No interesa ni mucho menos se premia el esfuerzo ni el afán por ser mejor en tus menesteres. Hoy, por lo general, la presencia de un apellido, la pertenencia a una genealogía y la ausencia de escrúpulos son infinitamente más importantes que la formación, el currículum o la tenacidad y así nos luce el pelo, robando puestos de trabajo a quienes por formación, mérito o esfuerzo se los merecen con creces.
  • El chollo de ser hij@ de...o herman@, o sobrin@, o niet@, o prim@, o pareja, o yerno, o nuera, o amig@ íntim@... La combinación entre nepotismo y enchufismo da como resultado que ciertas personas pueden estar donde sea y quieran por mera razón de parentesco, lo cual nos ofrece no pocos casos de volátiles trayectorias profesionales y de desempeños laborales cuando menos cuestionables. Por algo circula por ahí el funesto aforismo que dice: "Si no tienes padrino, no te bautizas". Formarse adecuadamente, hacer una carrera, perfeccionarse con un máster o foguearse en duras condiciones de trabajo no garantizan ya nada bueno, si es que alguna vez ha sido así, y sí más de un disgusto y sinsabor porque hoy, el chollo, la auténtica cornucopia laboral son los apellidos o tu afinidad a los mismos. Hoy en día, tener de pariente a alguien con "contactos" y/o poder para ponerte la alfombra roja hasta un puesto de trabajo ha convertido no pocos currícula en una delirante carta a los Reyes Magos, que, como todo el mundo sabe, son los padres...o los hermanos, o los abuelos, o los tíos, o etc, etc.


Podría seguir rumiando más tan desagradable asunto, pero prefiero dedicar las últimas líneas del artículo a quienes, con o sin apellidos, se han preocupado y se preocupan por tener una excelente formación, ser grandes profesionales y mejores personas; a quienes, con o sin apellidos, rechazan cualquier ayuda o atajo que no proceda del esfuerzo personal y profesional; a quienes, con o sin apellidos, prefieren el ostracismo laboral antes que deber nada a algún pariente o amigo.

1 comentario:

Meritócrata dijo...

El origen del nepotismo lo encontramos en la curia romana, en la Iglesia de la Baja Edad Media; ahora su ámbito de influencia se ha trasladado a la Administración y a los grandes --y pequeños-- grupos empresariales.

Lo que es imperdonable de un beneficiado del nepotismo es que haga gala de sus méritos ante quienes han alcanzado un empleo por su propia valía. Porque entonces el cinismo constituiría una burla cruel hacia los principios de la meritocracia... y eso ya pertenece al ámbito de la depravación.

Pero el de la ruindad ética de las sociedades de la metrópoli, el sexo, el vacío existencial y la frivolidad emotiva constuiría ya un capítulo aparte que esperamos los lectores de esta aguda Atalaya.