Coherencia: En segunda acepción, según el DRAE, "Actitud lógica y consecuente con una posición anterior".
Aunque de este tema ya he hablado en este blog en dos artículos ("Desmemoria histórica" y "Cal y olvido") y hay tres noticias que se encargan de comentarlo con más detalle (1,2 y 3), he de reconocer que la penúltima sandez de cierto magistrado que torna la Audiencia Nacional en el Moulin Rouge me ha espoleado a escribir un nuevo artículo. ¿De quién hablo? Del juez Vedette, por supuesto. Gracias a él, las fuerzas del Mal tienen sus horas contadas. Vivo o muerto, si eres culpable, ahí tendrás al juez Vedette dispuesto a señalarte con el dedo y a quemarte en una pira aunque para ello tenga que prender fuego a toda la legislación. Cuidadito con el juez Vedette, malos malosos. Yo desde luego, concilio mucho mejor el sueño desde que sé que este magistrado vela universalmente por el Bien y la Justicia cuando no se está dando el lote con algún espejo. Me pregunto por qué no se habrán hecho cómics, películas y seriales de radio protagonizados por él. ¡Es muy injusto que Supermán, Batman y otros héroes de pacotilla sean conocidos y admirados mundialmente y el juez Vedette no! Apadrinemos al juez Vedette. Erijámosle un monumento. Creemos una ONG en su memoria. Pongámosle su nombre a un hámster. Hagamos algo para honrar al mesías que vino a llenar este mundo de paz, amor, ecuanimidad y fotos autografiadas. Si es que da rabia que no exista un Homero que loe y glose las hazañas de este verdadero héroe, de verdad. Da igual que los juzgados de este país estén más colapsados que una calle de Sevilla en Semana Santa y que problemas como los terrorismos etarra, islamista, mafioso y doméstico estén a la vuelta de la esquina. El juez Vedette no se contenta con facilidad a la hora de actuar.
Arrésteme a esos muertos
Ahora, una vez finiquitados los dictadores sudamericanos (los chilenos y los argentinos; de los cubanos y venezolanos no hablamos, porque como todo el mundo sabe, son demócratas de toda la vida y más allá), el juez Vedette ha puesto como diana de su circunspección a la Guerra Civil y el Franquismo. Da igual que la mayoría de los implicados estén de tour por el Hades o apurando la redacción de su esquela y que la responsabilidad por los delitos de aquella época se ha extinguido en virtud de la amnistía general de 1977 y de la normativa de «punto final» (decreto-ley 10/1969, por el que se declaraban prescritos todos los delitos cometidos antes del 1 de abril de 1939) adoptada por el propio régimen franquista en 1969 o que el magistrado sea literalmente competente para emprender acciones legales contra esto. Los culpables deben ser juzgados y castigados porque el juez Vedette así lo estima oportuno y su palabra es Ley. Y si están muertos de verdad, que lo demuestren, no se vayan a ir de rositas al otro barrio...A mí me parece genial todo esto, en serio. Todo el mundo sabe que en la II República, la Guerra Civil y el Franquismo la gente de derechas eran las fuerzas de Satanás y, en cambio, la gente de izquierdas repartía flores, caramelos y estampitas de Karl Marx. Igual que se da por sabido que en la contienda de 1936-39 el bando de Franco pegaba tiros y los republicanos ponían gentilmente la otra mejilla y se subían las enaguas para una correcta porculización. De hecho, creo imperiosamente necesario que la Disney haga una película musical sobre la II República y su resistencia pacífica en la contienda bélica posterior. Yo pienso que las guerras se originan por culpa de dos o más bandos, se luchan en el campo de batalla, se acaban en un papel, y la sociedad las trasciende con mejor o peor tino por el bien común. Claro que yo no tengo la omnisciencia e infalibilidad del juez Vedette. De todos modos, me pregunto cuál es la razón para que aquello que los propios supervivientes y herederos de aquellos siniestros y oscuros tiempos acordaron hace muchos años zanjar y enterrar para olvidar en pos de una sana convivencia y deseable progreso sea removido ahora por un magistrado que ni vivió la Guerra Civil ni conoció el verdadero Franquismo. A bote pronto, sólo se me ocurre una razón: Querer dar la nota y ser el centro de atención. Vamos, que el juez Vedette hace con la Ley y la Historia lo mismo que Carmen Miranda con sus imposibles tocados. Yo, honestamente, creo que haga lo que haga el señor magistrado, no va a servir de nada. A estas alturas, todo el mundo tiene una opinión clara, fija e inamovible de lo que ocurrió desde la II República hasta el "Españoles, Franco ha muerto" y lo que es mejor, vivimos en una sociedad lo suficientemente madura que sabe que el maniqueísmo es el único recurso que les queda a aquellos que prefieren vivir en la ignorancia, la insensatez, la demagogia y el rencor enfermizo. Allá el juez Vedette con sus sesgados brindis al sol. Supongo que ignora que la Historia es competencia de historiadores y no de jueces. Angelito...
Ahora, una vez finiquitados los dictadores sudamericanos (los chilenos y los argentinos; de los cubanos y venezolanos no hablamos, porque como todo el mundo sabe, son demócratas de toda la vida y más allá), el juez Vedette ha puesto como diana de su circunspección a la Guerra Civil y el Franquismo. Da igual que la mayoría de los implicados estén de tour por el Hades o apurando la redacción de su esquela y que la responsabilidad por los delitos de aquella época se ha extinguido en virtud de la amnistía general de 1977 y de la normativa de «punto final» (decreto-ley 10/1969, por el que se declaraban prescritos todos los delitos cometidos antes del 1 de abril de 1939) adoptada por el propio régimen franquista en 1969 o que el magistrado sea literalmente competente para emprender acciones legales contra esto. Los culpables deben ser juzgados y castigados porque el juez Vedette así lo estima oportuno y su palabra es Ley. Y si están muertos de verdad, que lo demuestren, no se vayan a ir de rositas al otro barrio...A mí me parece genial todo esto, en serio. Todo el mundo sabe que en la II República, la Guerra Civil y el Franquismo la gente de derechas eran las fuerzas de Satanás y, en cambio, la gente de izquierdas repartía flores, caramelos y estampitas de Karl Marx. Igual que se da por sabido que en la contienda de 1936-39 el bando de Franco pegaba tiros y los republicanos ponían gentilmente la otra mejilla y se subían las enaguas para una correcta porculización. De hecho, creo imperiosamente necesario que la Disney haga una película musical sobre la II República y su resistencia pacífica en la contienda bélica posterior. Yo pienso que las guerras se originan por culpa de dos o más bandos, se luchan en el campo de batalla, se acaban en un papel, y la sociedad las trasciende con mejor o peor tino por el bien común. Claro que yo no tengo la omnisciencia e infalibilidad del juez Vedette. De todos modos, me pregunto cuál es la razón para que aquello que los propios supervivientes y herederos de aquellos siniestros y oscuros tiempos acordaron hace muchos años zanjar y enterrar para olvidar en pos de una sana convivencia y deseable progreso sea removido ahora por un magistrado que ni vivió la Guerra Civil ni conoció el verdadero Franquismo. A bote pronto, sólo se me ocurre una razón: Querer dar la nota y ser el centro de atención. Vamos, que el juez Vedette hace con la Ley y la Historia lo mismo que Carmen Miranda con sus imposibles tocados. Yo, honestamente, creo que haga lo que haga el señor magistrado, no va a servir de nada. A estas alturas, todo el mundo tiene una opinión clara, fija e inamovible de lo que ocurrió desde la II República hasta el "Españoles, Franco ha muerto" y lo que es mejor, vivimos en una sociedad lo suficientemente madura que sabe que el maniqueísmo es el único recurso que les queda a aquellos que prefieren vivir en la ignorancia, la insensatez, la demagogia y el rencor enfermizo. Allá el juez Vedette con sus sesgados brindis al sol. Supongo que ignora que la Historia es competencia de historiadores y no de jueces. Angelito...
Huesos conflictivos
Pero hete aquí que no sólo quiere ajustar cuentas con los franquistas y aledaños (falangistas, etc.) sino que también quiere localizar, identificar y exhumar a todos los fusilados por los golpistas durante y después de la contienda. Pero a todos, todos. De los que asesinaron los republicanos nada, porque todo el mundo sabe que los monstruos del averno se encargaron de eso y los culpables fueron juzgados vilmente. Por eso supongo que, por citar un ejemplo, Santiago Carrillo murió en una cárcel pagando por sus crímenes (el primero de ellos, existir), como sin duda podrá confirmar el juez Vedette. En fin. Yo creo que a los muertos no hay que marearlos, pero también entiendo perfectamente que la mayoría de los seres humanos merecen una sepultura digna. De ahí que piense que lo mejor sería que los propios familiares de aquellos que duermen el sueño eterno en fosas y cunetas sean los que decidan y reclamen. No obstante, puestos a levantar media España, yo levantaría también la otra media, para ser ecuánime o, mejor dicho, para no ser sectario. De hecho, enterrar dignamente a una víctima del bando franquista mientras otra del bando republicano sigue en su nicho de tierra y olvido me parecería no sólo un despropósito sino algo tan vil y mezquino que me resultaría vomitivo. Si el juez Vedette quiere manipular arbitrariamente unos huesos, que haga cocido madrileño. Si quiere hacer Justicia, que trate a todos los muertos por igual. Y si no, que cuelgue la toga de una puñetera vez.
¿Un supuesto crimen?
Mas no son estos los motivos que me han impulsado a escribir este artículo. Lo que me ha llevado a ello son la demencial incoherencia y repulsivo dislate del juez Vedette a la hora de tratar el caso de los asesinatos de Paracuellos del Jarama.
La incoherencia queda demostrada por lo siguiente: En 1998, al amparo del proceso emprendido en España contra el ex dictador chileno Augusto Pinochet, la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama, presentó una querella ante la Audiencia Nacional contra Santiago Carrillo, el PCE, el PSOE, la Comunidad de Madrid y el Estado español por delitos de genocidio, torturas y terrorismo. El juez Vedette aniquiló su petición con razonamientos como éste: «Con el respeto que me merece la memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como acontece en este caso [...], los preceptos jurídicos alegados son inaplicables en el tiempo y en el espacio, en el fondo y en la forma a los [hechos] que se relatan en el escrito y su cita quebranta absolutamente las normas más elementales de retroactividad y tipicidad (...) Queda en tela de juicio la deontología profesional de quien tan a la ligera se toma las normas básicas de nuestro ordenamiento jurídico». Perfecto. Si son inaplicables en el tiempo y el espacio y quebrantan la retroactividad y tipicidad, ¿me quiere explicar el magistrado por qué ahora quiere pasar por la piedra judicial al Franquismo y sus víctimas? Parece que para el juez Vedette el Derecho y la Ley unas veces son dogma de fe y otras papel higiénico. No sé. Quizás es que en su infalible entendimiento, para este entogado "Justicia" y "arbitrariedad" son sinónimos.
En cuanto al repulsivo dislate, sólo hay que echar un vistazo en la tercera línea del primer párrafo de la página 49 del auto del juez Vedette, donde dice, textualmente: "supuesto crimen de Paracuellos del Jarama". O sea, que miles de supuestas personas fueron supuestamente asesinadas por supuestamente alguien. Para aclarar las dudas, dice luego:"Los hechos allí denunciados, sin restar un ápice a la importancia,trascendencia y gravedad de los mismos, no podían determinar la apertura de un procedimiento porque, tras la finalización de la contienda civil, tales hechos se investigaron, se procuró sancionar a los posibles responsables y las víctimas fueron identificadas. Y además, nunca se pretendió con tales hechos atentar contra Altos Organismos de la Nación y por ende la competencia nunca sería de este Juzgado ni de la Audiencia Nacional, sino del Juez competente en razón al lugar en el que se cometieron los hechos". Es decir, que el fusilamiento de Lorca y cía sí constituía un atentado contra "Altos Organismos de la Nación", pero lo de Paracuellos no y por eso va a investigar sólo aquellos. Olé su vergüenza torera, juez Vedette, es usted un fiera. Yo, después de leer cosas así, no sólo me entran ganas de que inviten a este paladín de la memez hedionda a una convención de familiares de víctimas de Paracuellos del Jarama, sino de que supuestamente alguien le sacuda supuestamente una supuesta somanta de supuestas hostias hasta dejarlo supuestamente incapacitado para el supuesto ejercicio de la supuesta Justicia.
Una petición final
Visto que al juez Vedette sólo le preocupa su propio ego, llamar la atención y que le den el Nobel de la Paz, pido encarecidamente a la Academia Sueca que se lo concedan ipso facto, a ver si se lo mete por salve sea la parte y reviente porque este individuo es el mejor ejemplo de que la Justicia, en el mundo en general y España en particular, sólo existe para ser manipulada, tergiversada y humillada. Así que, por favor, denle el Nobel, que se lo ha ganado.
2 comentarios:
Nuevo show del juez vedette, como bien lo califica el autor de este blog, que convierte una investigación en un sumario a velocidad del relámpago para ralentizar la acción de la Fiscalía; el juez vedette, que quiso enchironar a Felipe González por el caso GAL al no haber conseguido que lo hiciera ministro de Justicia, eligiendo en su lugar a Juan Alberto Belloch. Algún lerdo ha llegado a afirmar que la exhumación de los restos de García Lorca en la fosa de Víznar (Granada) promoverán su lectura: hace falta ser iluso. Ha contribuido a ello el morbo de Ian Gibson, obsesionado con ver el esqueleto del autor de Poeta en Nueva York. En "Casida del llanto", el poeta quiere cerrar su balcón porque no quiere sufrir: "Pero el llanto es un perro inmenso, / el llanto es un ángel inmenso, / el llanto es un violín inmenso, / las lágrimas amordazan al viento / y no se oye otra cosa que el llanto".
Según relata la revista Epoca, el interrogatorio del Juez Instructor Don Luciano Varela Castro fue tenso y duro, con pocas preguntas. Garzón, según testigos, "llegó acojonado"......pág. 31
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