El Atlético de Madrid no juega y mucho menos al fútbol. Hace cosas en torno a un balón en un campo de césped rodeado de público. Los jugadores trotan, corren, brincan, caen, gritan, suspiran, sudan, se miran, parpadean y de vez en cuando le dan con el pie a un esférico. Verlo es como contemplar un cuadro de Miró. Es "algo", pero es difícil de explicar. Aunque más que Miró, parece un Tàpies, por lo que conlleva de tomadura de pelo. Ser del Atleti, en la "era Aguirre", es algo muy parecido a tener la sensación de que tu pareja te está construyendo una cornamenta en sus ratos libres y tú tienes que aguantar ese olor a cuerno quemado porque, por encima de todo, la quieres. Lo malo es cuando tienes la sospecha, cada vez más fundada, de que "la otra persona" es el entrenador. Normal que se mire con ojos aviesos a Javier Aguirre, que es quien se está "beneficiando" a este Atleti, además de sus rivales, claro. Que alguien te consuma el ánimo y la autoestima jodiendo a lo que más quieres no es plato de gusto.
Primero se eliminó de la Copa del Rey y anoche, de la de la UEFA. La razón es sencilla: Cuando un equipo no juega al fútbol y otro sí, lo normal es que, salvo que sea Italia, siga adelante el equipo que sabe qué hacer con un balón futbolístico en el césped de un estadio. Eso es lo que le ocurre al Atleti, que no juega absolutamente a nada, gracias a la sensacional dirección de un entrenador incapaz de dirigir con tino, dentro y fuera del vestuario, a la mejor plantilla que ha tenido, sobre el papel, el Atlético de Madrid desde el doblete. Ha mostrado su ineptitud para inculcar un sistema de juego, preparar convenientemente los partidos importantes, ensayar jugadas de estrategia, transmitir un espíritu ganador, alinear a los jugadores más en forma, solucionar con sensatez problemas de disciplina...Un figura (porque de genio, poco). Lo único que sabe hacer es agarrarse como una garrapata a las maravillas del Kun o Forlán y al regazo de su único valedor, Miguel Ángel Gil Marín (¿qué tal si haces un favor al club de tu padre y te largas?). Un tío muy valiente este cuate...
Pero no todas las culpas van a caer sobre el mexicano (con una que caiga y le descalabre es suficiente), porque al fin y al cabo los que cobran (mucho) por salir al terreno de juego son los jugadores. Y aquí tenemos la parada de los monstruos, que, además de ser una película, es el 90% de la plantilla del Atleti: Cléber Santana, Mista, Pablo, Reyes, Luis García, Maxi, Pernía, Zé Castro, Eller, De las Cuevas...viendo lo que cobran y cómo juegan, se tiene más miedo que uno del Ku-Kux-Klan paseando por Harlem. El otro día un periodista dijo que el Atleti tenía dos jugadores de Champions (por el Kun y Forlán) y el resto apenas tendría sitio en una plantilla de Segunda División. ¡Qué gran verdad! Entre los mantas de solemnidad y los que piden a gritos la jubilación anticipada, la plantilla del Atleti se ha convertido en una galera con varios mancos en los remos...El presidente Cerezo ha fichado a quienes le han pedido, así que...¿de quién es la culpa? Pues, además de un mexicano que es a la vulgaridad lo que Pancho Villa a la valentía, del director deportivo, Jesús García Pitarch, que tiene una visión que ni Stevie Wonder.
Es evidente quién tendría que abandonar el Atlético por el bien del club y respeto a su historia y afición, pero como vivimos en un tiempo en el que la honestidad es más defecto que virtud, pues sólo queda soñar y desear que alguien tenga la decencia de regalar a final de temporada una clasificación para la Champions League a los seguidores atléticos. Mientras tanto, el ridículo entrenador, el paródico director deportivo y los vagos y memos que tienen la desvergüenza de ponerse la rojiblanca, seguirán llevándose a casa un dinero que no merecen pero con el que no podrían comprar nunca el respeto y aplauso de una afición que es la única que está a la altura del Atlético de Madrid y de la Liga de Campeones.
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