miércoles, 17 de enero de 2007

Lapsus, "manifas" y pugilismo

Después del sano y necesario receso navideño y tras tomar la suficente perspectiva para analizar los últimos acontecimientos del vodevil nacional, retomo ya mi quijotesca andadura en este blog. Y lo hago con el tema que ha marcado el otoño, el invierno y la legislatura (descontando el laberíntico 11-M, claro): el "proceso" de paz/negociación/cachondeo con la banda terrorista ETA. Como mucho se ha hablado y escrito ya de todo ello, intentaré no ahondar en algunos aspectos ya sabidos por todos y, con el ánimo de clarificar mi opinión de este embrollo, lo dividiré en tres puntos.


  • Lapsus: Que el señor POE no será el próximo premio Nobel de Física era algo que se rumoreaba. Que el señor POE tiene una especial habilidad "misterbeaniana" para de un problema serio hacer otro mayor estaba más o menos constatado. Lo que no sabíamos hasta hace bien poco es que la estulticia y torpeza del señor POE tienen unas dimensiones cósmicas, como los agujeros negros...Cualquier persona puede tener un lapsus y no pasa nada. Repetir el mismo lapsus es asunto ya digno de estudio. Pero que ese lapsus consista en etiquetar como "accidentes" lo que son atentados y salvajadas y encima sea reincidente, pues ya es para sentar al individuo en un diván o en un banquillo judicial. Yo, después de esto, me queda claro que en la cabeza del señor POE debe haber materia gris en abundancia, sí, pero inteligencia es otro cantar. Debe tener a las neuronas jugando al Pang las unas contra las otras, digo yo. Y prefiero creer que es cuestión de mera falta de inteligencia y raciocinio, porque, en caso contrario, este elemento sería uno de los mayores bastardos y más viles bellacos que ha dado nuestra Historia (y mira que hemos tenido...). Porque, vamos a ver, ¿con qué vergüenza le dices tú a los padres de Miguel Ángel Blanco que lo de su hijo fue un accidente? "Miren, lo sentimos, pero su hijo fue accidentalmente secuestrado y le mataron accidentalmente, porque una pistola se disparó accidentalmente varias veces a bocajarro, que si no...". Sobran los comentarios. Menos mal que el señor POE no estaba en tiempos del 11-S, porque ya me imagino las condolencias que habría dado al espabilado de Texas: "Siento mucho el accidente de los dos aviones, el derrumbe accidental de dos rascacielos y la muerte accidental de más de mil personas". Y entonces, en lugar de Afganistán e Iraq, al lúcido presidente yanqui le habría dado por dejar España hecha una escombrera.
  • Las "manifas": En estas cosas, como en los toros, siempre hay división de opiniones. Que si el lema no me gusta, que si el manifiesto yo lo cambiaría, que si el sol no debería salir por oriente...En fin, lo curioso de esto, es que estas iniciativas reciben el nombre de "manifestaciones" o "concentraciones", cuando las convocan desde una orilla, y "manifas", cuando los convocan desde la otra. Ciertamente, "manifas" tiene un toque más informal, "in", "cool", snob y reivindicativo que "manifestación", pero bueno, deberían ser lo mismo. El problema es que, a cuenta de la politización de estos actos, cada una es de quien la parió. En este sentido, hay que hacer constar que la derecha las organiza peor y con menos gracia que la izquierda, pero es que ésta tiene ya una dilatada experiencia en estos menesteres. Sea como fuere, yo siempre estaré a favor de manifestaciones en repulsa de atentados, asesinatos, actos violentos y cualquier cosa que vaya contra la libertad y la integridad humana. Yo a las manifestaciones voy por convicción personal, no por simpatía con los convocantes o promotores.
    El quid de la cuestión está en que, en cuestión de terrorismo, de un tiempo a esta parte, a unas manifestaciones van unos que a otras no van, y viceversa, y cada cual las utiliza como si fuera estiércol arrojadizo al contrario. Y eso es precisamente lo que más me cabrea del tema. Eso y que determinados artistas, que tienen la jeta de alabastro, sólo se movilicen por y para "ad maiorem izquierda gloriam". Y conste que me encanta que se manifiesten contra el terrorismo, pero ya me habría gustado verlos en todas las manifestaciones de este tema (y de otros). Y, aunque lo respeto, me parece lamentable que estos "panca-artistas" se movilicen casi exclusivamente para decir: "La derecha, caca. La derecha, no". Pues muy bien, la derecha caca, perfecto, pero luego no les bailéis el agua cuando la derecha caca está en el poder para conseguir subvenciones para tostones (50% de ellas) y bodrios (40%) de películas o giras más trasnochadas que el paleolítico. Un poquito de coherencia, please.
  • Pugilismo: Boxear, como la oratoria parlamentaria, es todo un arte y, a veces, como ocurrió este lunes, se confunden. En el boxeo, no sólo la preparación física y las habilidades naturales del púgil ayudan. La motivación y las ganas que "tengas" al contrario son un elemento muy a tener en cuenta y si ya el rival ayuda previamente "calentándonte" o tocándote lo que no suena...pues sales del rincón como un toro en el encierro de Sanfermines. Y lo que ocurrió el lunes fue eso: El señor POE se ha pasado meses agitando las maracas a Rajoy y éste, como los boxeadores veteranos, se mantenía en la distancia, esperando el momento propicio a soltar un golpe tipo George Foreman o una andanada de piedras como las que soltaba Mike Tyson. Y ese momento llegó el lunes. El señor POE venía tocado en su ánimo desde que se enteró el pasado 30 de diciembre que los de la ETA no son Hare Krishnas. Así que se presentó en el congreso con el "buenrollismo" propio de un sparring. Por su parte, el aspirante al título, magullado en su honor durante meses con el "talante" del desplante y con un carisma inferior al del vigente campeón, se entrenaba con mayor o menor fortuna en su gimnasio, sin que la prensa le diera mucha coba. Y de esta guisa acudió Rajoy el lunes ,con pinta de "sparring" pero con la mala baba de un boxeador curtido durante años. Ya en el pleno extraordinario y consciente de su estado, el señor POE fue de "buenas", esperando que Rajoy fuera con mentalidad pacífica y constructiva, pero resulta que Rajoy esperaba a POE como Tyson. "Ven, guapito, ven, que te voy a arreglar la cara". Y vaya si soltó la mano, figuradamente. Le dio hasta en el cielo de la boca. Entre hostión y hostión, el señor POE resoplaba y miraba a su rincón, desde el que le vitoreaban cosas como "¡Venga, que eres el mejor, tú vales, José Luis!". Lo de Rajoy el lunes fue el mayor abuso dialéctico parlamentario que yo recuerdo en muchos muchos años. Y claro, en estos casos, ante la enorme diferencia, el público, que es humano, pues se puso del lado del apaleado, es decir, el señor POE. Los jueces del combate ya han empezado a deliberar y la decisión la darán a conocer en las próximas elecciones generales. Lo único claro después del lunes es que cualquier posibilidad de buen rollo entre PSOE y PP es hoy más remota que nunca...y que el señor POE va a tardar un buen tiempo en olvidar la somanta de leches que le dio Rajoy. ¿La pena de todo esto? Que este cisma sólo favorece a esa banda de salvajes asesinos hijos de la gran puta que se llama ETA.


Epílogo: ¿Estoy a favor de la negociación? Sí, en el tema de ETA, por supuesto que estoy a favor de la negociación. Estoy a favor de que los políticos y autoridades pertinentes negocien si a la escoria de turno le echan 150 o bien 1500 años de cárcel, si a los presos de la banda se les tiene en cuenta excepcionalmente para jamás concederles un tercer grado, o si a la bazofia que apoyan a estos asesinos les encierran en cuanto abran la boca, aunque sea para respirar. Creo que me he expresado con claridad.

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