"En realidad, no existe la gente normal y corriente. Todos tenemos el poder de ser extraordinarios, sin importar de dónde venimos ni las circunstancias. Es cuestión de creer. Algunos piensan que es imposible cambiar el futuro pero, en realidad, el futuro es lo que todos hacemos". Esta observación, tan sencilla como ilusionante, no la ha dicho ningún gurú de libros de autoayuda ni ningún pensador de esos que cobran un pastón por cada segundo de su tiempo ni una estrella musical o cinematográfica. La ha dicho Steven Frayne o, como mejor es conocido, Dynamo, el Mago. Un mago, tal cual. O quizás algo más porque, viéndolo en acción, cualquiera diría que Dynamo es un superhéroe, un mutante o alguien venido de otro planeta. Lo cierto es que es un chaval nacido hace 32 años en la localidad inglesa de Bradford y se llama, como digo, Steven Frayne. De haber nacido hace 2013 años en la localidad judea de Belén se llamaría Jesús de Nazaret. Caminar sobre las aguas, dar la vida a algo que no la tiene, manipular los elementos, transmutar sustancias, vaticinar acertadamente sucesos del futuro, conocer lo que está en tu mente, arreglar algo que aparentemente no tiene remedio, congregar todo tipo de gentes a su alrededor, lanzar un mensaje optimista y conciliador...este chico tranquilo y sencillo de aspecto enclenque y enfermizo (padece la enfermedad de Crohn) es capaz de hacer cosas que ni siquiera la imaginación más creativa es capaz de explicar o prever y lo hace con una naturalidad y modestia verdaderamente convincente. Convierte lo imposible en algo cotidiano. No hay sofisticación ni falsa modestia ni paripé en nada de lo que hace este mago-ilusionista-mentalista-genio. Y creo que eso, unido a la espectacularidad de sus hazañas (ya sean grandes o pequeñas), son las claves de su éxito, que hoy disfrutamos en España gracias al canal Discovery Max y a Youtube.
De todos modos, mi intención con este artículo no es elogiar ni promocionar a Dynamo sino hacerme eco de esa reflexión con la que comenzaba. Estando a comienzos de año y en un estado de depresión como el que llevamos sufriendo los últimos años, palabras así son pura magia a la hora de hacerte recobrar el ánimo y la fe. Estoy de acuerdo en que el futuro es lo que todos hacemos o, por desgracia en algunas circunstancias, lo que nos dejan hacer, pero también pienso que, efectivamente, se pueden cambiar las cosas, empezando por el futuro, si se cree en ellas y en uno mismo. Así que, para este año que comienza, mi gran propósito es creer y hacer, porque creo que, hasta la fecha, esas palabras de Steven Frayne son la mejor receta contra la crisis o, en general, contra cualquier crisis, que he oído nunca. Imaginar, creer, hacer: lo dicho, pura magia...en unos tiempos muy necesitados de ella.
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