domingo, 8 de marzo de 2009

Simplemente Watchmen

Anoche vi la traslación cinematográfica del que quizás es el mejor cómic que se ha publicado jamás: Watchmen. Antes de proseguir, habría que recordar que adaptar al celuloide cualquier obra literaria o gráfica siempre es una labor ardua por lo complicado que es mantener la esencia de su trama, el espíritu de sus personajes, el aspecto "visual" de ese mundo ficcional, etc. Si hablamos de obras maestras, la adaptación se transforma en una tarea titánica y heroica. Hacerlo fiel y brillantemente, respetando tanto al original como a sus seguidores, algo casi imposible. Watchmen es un estupendo ejemplo de que una magnífica obra (novela gráfica, en este caso) se puede trasladar al cine de una forma que si bien no iguala la sublime excelencia del original, sí se le acerca mucho (pero mucho, mucho).

El nuevo film de Zack Snyder (director de las espectaculares e interesantes "300", otra adaptación de cómic, por cierto, y "Amanecer de los Muertos") es, como película, entretenida e interesante, y, como adaptación de la mítica e insuperable obra de Alan Moore y Dave Gibbons, un gran, respetuoso y fidelísimo homenaje. Habrá quien diga que adaptar un cómic es algo fácil, puesto que el storyboard ya lo tienes hecho, pero a quienes piensen así, yo les pregunto por qué durante décadas muchos expertos consideraron imposible adaptar cinematográficamente las aventuras de este peculiar y dramático grupo de (súper)héroes. Por otra parte, habrá quien piense que convertir a cine un cómic o novela gráfica es algo excéntrico, irreverente, perverso y difícil; y a quienes eso crean, simplemente les remito a ver magníficas adaptaciones como los Batman de Chris Nolan, el primer Spiderman de Sam Raimi, el Iron Man de Jon Favreau, el V de Vendetta de James McTeigue, la Sin City de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, o la gesta de los 300, del propio Zack Snyder. En resumen, que, como muchas otras cosas en la vida, hacer una brillante adaptación al cine es sólo cuestión de cuatro cosas: dinero, paciencia, talento y respeto.El "Watchmen" de Z.Snyder es una película de la que Alan Moore debería sentirse muy orgulloso (si no fuera tan "especialito" y díscolo) y ante la que cualquier fan de la novela gráfica original (entre los que me incluyo) debería quitarse el sombrero y reverenciarlo. Si "From Hell" y "La Liga de los hombres extraordinarios" se quedaban bastante por debajo de la obra matriz y "V de Vendetta" era la mejor adaptación hasta la fecha de una obra de Moore, este honor pasó desde el viernes 6 de marzo a "Watchmen". Quien haya disfrutado leyendo y releyendo el cómic, rumiando cada viñeta, meditando ciertos diálogos y cerrando la novela gráfica original pensando que ha leído la mejor combinación de texto y dibujo que ha caído y caerá en sus manos, disfrutará de la película de Zack Snyder. ¿Que hay algunas mínimas divergencias respecto a la obra de Moore y Gibbons? Pues sí, pero, a mi entender muy razonables y que no perjudican en absoluto ni a la película ni al cómic. Son, en definitiva, nimias licencias que el director se permite para construir un sentido, verosímil, fielmente especular y honesto homenaje al Watchmen que todo el mundo debería haber leído. Sólo con fijarnos en el extenso metraje del film ya nos damos cuenta de que el director ha intentado trasladar la inmensa mayoría de cuanto contiene la totémica y monumental obra original (quienes echen de menos las aventuras de cierto siniestro navío, sólo les queda esperar al DVD...). Por lo demás, el único "pero" que le puedo poner a la película es que la elección de ciertas canciones en algunos casos me parece chirriante. Pero nada más.

En cuanto a la película y el cómic, sólo decir que muestra un mundo que pudo ser el nuestro, con unos vicios y virtudes que sí son los nuestros, y con unos héroes dramáticamente humanos que superan la apatía y cobardía media para intentar hacer un mundo mejor, cada uno desde un particularísimo punto de vista. Si a esto se le añade que, latiendo bajo las peripecias de los Watchmen, Moore reflexiona sobre interesantes cuestiones políticas, sociales y psicológicas con una contundencia y sutileza magníficas, nos hallamos ante una obra y un film altamente recomendables.
Por último, sólo me queda revelar y destacar a mi personaje favorito tanto en la obra de Moore y Gibbons como en la película de Snyder: Rorschach, antihéroe inolvidable, sociópata y psicópata que combate el Mal (y todos los vicios y depravaciones que bullen en su nausebunda estela) con una convicción y contundencia tan políticamente incorrecta como necesaria en la ficción y fuera de ella; el único de todos los Watchmen que no acalla su conciencia, el único que se mantiene suicidamente íntegro y letalmente honesto hasta el final, el único que respeta de verdad los ideales que otros dejaron de preservar. No en vano, aun siendo desagradable, sádico y huraño, Rorschach es el verdadero triunfador del épico drama que Moore y Snyder nos han regalado por vías diferentes. Basta con esperar a la última viñeta/escena de "Watchmen", esa magistral novela gráfica, esa fantástica película.