José María Aznar. Presidente. Antes, de un magnífico Gobierno. Ahora, de una controvertida fundación. De político ejemplar a divo autocomplaciente media la misma distancia que de prudencia a soberbia. Yo, fiel defensor y admirador de Aznar durante su actividad política (al menos hasta que perdió el norte y la chaveta), he logrado resistirme a comentar sus últimas andanadas porque pienso que cada cual tiene derecho a equivocarse si con eso expresa su opinión libremente. Pero hay errores y errores. Y del de su entrevista "Vanity Fair" es un error de esos que puede provocar un sarpullido, una carcajada, una tos nerviosa, un sonrojo o todo ello a la vez. Dichas declaraciones constituyen una evacuación de vientre intelectual sólo comparable a la elección de José Luis Rodríguez Zapatero como responsable de algo (este humanoide sólo puede ser culpable), la decisión de hacer recaer el peso del PP sobre los barbudos hombros de Mariano Rajoy o la producción de programas y series que exuda Telecirco. Así pues, vamos a la enjundia, que tiene guasa.
Calificar a George W.Bush de "gran estadista" es la mejor ironía y el sarcasmo más idóneo para resumir la aportación de este individuo a la Historia de la política estadounidense e internacional. La cuestión es que Aznar lo ha dicho en serio, lo cual, le postula como un fantástico "humorista a su pesar". Vamos, que ha dicho algo que, al menos públicamente, no ha afirmado nadie de la familia de Bush ni de su propio partido ya sea porque no lo piensen o porque, por pura sensatez y vergüenza, no se pueda decir a los cuatro vientos. Muy bien, Chema, muy bien. Bush, gracias a tu loa, ha ascendido sin duda al avieso elíseo donde encontrará compañeros como Hitler, ese gran filántropo semita, Joseph Merrick, eterno Míster Universo, o Torquemada, famoso libertino librepensador. Para rematar esa declaración de amor platónico, incondicional y unilateral, has dicho que el excepcional mentecato "está viviendo la hora de la ingratitud". Ahí no estoy de acuerdo, José María. No, majo, no. Yo creo que todo el mundo, geográfica y figuradamente, está y estará durante unos cuantos años en deuda con Bush, gracias a su imborrable legado, desbordante de astucia, habilidad, talento y sensibilidad. Lo cual me lleva a asociar mentalmente a Bush con Rodríguez Zapatero. Curioso, ¿verdad? Ya ven, la idiotez es universal. Sea como fuere, tú tranquilo, Aznar, que de Bush todos nos acordaremos tanto o más que tú. Claro que acordarse de alguien no significa necesariamente echarle en falta...
Pero hete aquí que la mente preclara del ex presidente español soltó otras dos perlas, demostrando la misma sensatez que en su "I love you, George", y ambas referentes a un hombre del que, de momento, sólo se pueden decir algunas cosas buenas y ninguna mala, básicamente porque no se ha sentado aún en el Despacho Oval: Barack Obama. La primera de las tarascadas es decir que su victoria es un "exotismo histórico" , puesto que habilita demasiadas lecturas negativas como para desaconsejar esa expresión, por elegancia, por prudencia y por sensatez. Un exotismo histórico (e histérico) sería que, por ejemplo, Boris Izaguirre llegara a la Casa Blanca, pero no un político que, de momento, no porta mácula alguna y sí mucha esperanza. ¿Se entiende la diferencia? Pues eso. Mejor harías, Josema, en hablar de contrastadas majaderías históricas como tu elección de Mariano Rajoy como líder de la (no)oposición, porque, estarás de acuerdo conmigo, Chemita, en que Rajoy es la mejor campaña electoral que ha tenido el PSOE en toda su historia. Básicamente porque gracias a tu delfín (más tirando a manatí) vamos camino de los ocho años de (des)gobierno de un ser antropomórfico que por valía intelectual y humana lo normal es que a estas alturas estuviera haciendo figuritas con sus propias heces. Ya ves, José María, el tándem Zapatero-Rajoy sí que es un exotismo histórico, y de los grandes. No hacía falta irse a Estados Unidos para encontrar verdaderos "exotismos".
La otra perla con regusto a imprudencia del prohombre de FAES es afirmar que Obama es un "previsible desastre económico". Fetén, Aznar. Ya que estás, dime los resultados de la próxima quiniela y la combinación ganadora del Euromillón, porque aventurarse de esa forma tan rotunda y temeraria en predecir el futuro sólo está al alcance del Oráculo de Delfos. Yo pensaba que las críticas fundadas se hacían a posteriori y no a priori, pero oye, que yo como adivino tengo tanto futuro como trapecista, así que...estaré equivocado ¿no?
De todos modos, no toda la entrevista de Aznar merece ser carne de papelera, pues dice cosas que maquillan el patatal opinativo e, incluso, son acertadas (algo de sensatez debía quedar de sus tiempos de brillante político), como por ejemplo: "la victoria de Obama es la prueba de que el sueño americano existe, por mucho que algunos se empeñen en decir que la crisis ha acabado con él", "Las renovaciones de los partidos se hacen integrando, no excluyendo. Así lo hicimos al menos en mi época y salió bien", o "Es cierto que existe una crisis de liderazgo muy importante ahora en España que no existía hace unos años". Mas, pese a ello, las declaraciones del ex presidente son un argumento irrefutable para dar plena vigencia a aquello de "Si lo que tienes que decir no es más bonito que el silencio, no lo digas". En fin, José María, cuidado, que te pierdes, que te pierdes...
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