lunes, 27 de noviembre de 2006

Yo friki (o de mi amor por los cómics)

Sí, soy un friki de los cómics, desde niño, tanto de los de antaño como de los hoy, de los nacionales y de los de allende nuestras fronteras. ¿Por qué? Pues porque...

  • Mi primer encuentro con la épica y la aventura no fue cuando leí la Iliada y la Odisea ni el Cantar de Roldán ni el Ciclo Artúrico ni cuando supe de los Espartanos y las Termópilas. No. Mi idilio con la épica y la aventura se inició cuando era un renacuajo que devoraba los tebeos y fascímiles de El Capitán Trueno, El Jabato, El Corsario de Hierro, El Guerrero del Antifaz y El Cachorro, por citar algunos. Todos ellos creaciones nacionales y que nada tienen que envidiar a lo que por aquella época se hacía al otro lado del Atlántico, lo que pasa es que queda más comercial llamarse Stan Lee que Víctor Mora. Y, sinceramente, me paso por la quilla cualquier comentario de si eran políticamente correctos o su fidelidad histórica. Entretenían, enganchaban, evadían y evocaban. ¿Qué más se le puede pedir a un cómic?
  • No he conocido mejor descripción del país, paisaje y paisanaje español que a través de las obras de Francisco Ibáñez: Mortadelo y Filemón son ya una memorable pareja merced a su rol de testigos gamberros e improvisados cronistas de la mayoría de hitos de los últimos lustros; los vecinos de 13 Rue del Percebe son la mejor disección que se podría hacer de nuestra sociedad en general y de las comunidades vecinales en particular; Pepe Gotera y Otilio constituyen el prototipo de "currito-chapuzas" con el que cualquier español ha tenido que lidiar como mínimo una vez en su vida, y es difícil retratar con más certeza y humor cómo es la fauna y filosofía laboral española de lo que lo hace el botones Sacarino.

  • Es francamente difícil que alguien no coja cariño al disparatado y sufrido Superlópez, hijo del excepcional Jan, que exhibe en sus cómics una habilidad única y genial para mezclar humor, crítica social y homenajes/parodias a distintos referente de la cultura actual (ya sean otros cómics, películas, libros, etc.),motivos que para mí le encumbran a lo más alto de mis preferencias del tebeo patrio.

  • Nunca me hubiera interesado tanto por la Historia, la Antigüedad y la mitología clásica de no haber leído los magníficos y magistrales cómics de Astérix, el Galo, obra de los franceses René Goscinny y Albert Uderzo y auténticas lecciones de cultura y humor.

  • Muchos de los valores que desde crío he mamado y aprendido y hoy en día defiendo tienen para mí un exponente claro y accesible en los personajes de los X-Men o Patrulla X, reflejo de las virtudes y bajezas del ser humano y espejo de muchos de los rasgos de nuestro tiempo (el miedo o rechazo a lo diferente, el peligro de que alguien con poder decida unilateralmente qué es lo correcto para el mundo...). De estos cómics marvelianos, nacidos del talento de Stan Lee y Jack Kirby en 1963, han surgido personajes que yo siempre llevaré conmigo en mi corazón friki no ya por las aventuras que he leído sino por lo que cada uno representa: la nobleza (Peter Rasputín, Coloso), la valentía y lealtad extrema (Logan, Lobezno), el amor a la libertad (Ororo Munroe, Tormenta), la responsabilidad (Scott Summers, Cíclope), la entrega incondicional (Jean Grey, Fénix), la mesura y el pacifismo (Charles Xavier)...y así podría seguir durante horas y es que si de unos cómics soy fan hasta bordear el frikismo absoluto esos son los de los X-Men.

En fin, que no me importa reconocer esta vertiente "friki" puesto que mi afición y mi amor por los cómics arriba comentados me han deparado innumerables momentos de satisfacción y evasión. ¿Es malo ser friki? No, siempre y cuando tu afición sea sana. Y, para los que a estas alturas del artículo están próximos al sonrojo o a partirse de risa, he de decir que igual que soy friki de los cómics, soy friki del cine, de la literatura, del arte, de la Historia, de la mitología, de los videojuegos, de las leyendas, de los misterios y sucesos inexplicables...¿Es por tanto negativa mi afición por los cómics? Sinceramente, hay gente que tiene aficiones más peligrosas (como la de construir pisos a troche y moche o meterse en política o ser periodista del corazón o concursar en Gran Hermano) y no digamos ya adicciones, así que, con su respeto o sin él, yo seguiré defendiendo mi frikismo ante cualquiera.

jueves, 23 de noviembre de 2006

DesesPPerante

Bueno, alguna vez tenía que tocarles a ellos. Y como en los últimos tiempos se están afanando en hacer méritos para ser carne de críticas, pues este artículo va por ellos, para que sientan que sus esfuerzos no caen en saco roto. Hoy, el artículo va por y para el PP.

De acuerdo que la actual clase política es una de las más devaluadas, decepcionantes y sonrojantes de los últimos lustros, pero eso no es óbice para que unas personas a las que se supone con mejor formación que el resto de políticos, actúen como una agrupación de botarates (cuando, salvo contadas excepciones, no lo son en absoluto).

* ¿Qué es lo que más me irrita?
Que teniendo un Gobierno como el que tenemos y estando el patio como está (conozcan al señor POE), el partido en la oposición, es decir, el PP no esté arrasando en las encuestas y sondeos desde hace meses. ¿Por qué? Pues porque, en mi modesta opinión, no están haciendo bien las cosas, no tanto en el contenido como en las formas.

*¿Qué es lo que falla?

  • El carisma: Sin duda Mariano Rajoy es un hombre preparado (comparado con el Presidente de este nuestro país, es Voltaire), pero tiene tanto carisma como agua nuestros pantanos. Vamos que si lo pusieran de dj en una fiesta, pincharía los nocturnos de Chopin. Sin carisma puedes mantenerte en el poder pero nunca ganar unas elecciones.
  • La comunicación: Si no vendes bien un producto, te lo tienes que comer con patatas y mientras lo engulles, la competencia te quita los clientes y con ellos el dinero. Dicho de otra forma, imaginen a un vendedor de enciclopedias, de esos que antaño daban la vara puerta a puerta y hoy lo hacen vía telefónica, con su corbata, su traje impoluto, su perfecta dicción y su enciclopedia bajo el brazo. Y ahora, aderécenlo con una voz comedida, como de confesionario, y que invita al sopor. Y, por último, imaginen que en lugar de ganarse al posible comprador, le recita como si tuviera la sangre de horchata y sin variar el tono los principios fundacionales de la editorial y las características técnicas de cada volumen enciclopédico. ¿Qué ocurre? Portazo en las narices. Bien, era fácil de adivinar. Ahora llamen a ese vendedor de enciclopedias Gabriel Elorriaga y sabrán cuál el problema de la comunicación en el PP. Unos mensajes sosos, sin gancho y con una excesiva moderación, hacen del PP un trozo de carnaza en la nariz de un tiburón blanco. Para que se hagan una idea: "Señor, señor Elorriaga ¿qué le parece al PP que llueva en Madrid?" "Al PP nos parece bien que llueva pero también entendemos que haya gente a quien le moleste. Por tanto, como no queremos ofender a nadie y a la espera de confirmar que sea culpa del PSOE, desde el PP queremos comunicar a la sociedad que la lluvia en Madrid no nos parece nada". Hacer política no es un combate de guante blanco, señores míos, ni el congreso es la campiña inglesa decimonónica. La política es dialéctica, ingenio y carácter, por favor, que tan poco quedan tan lejos los cara-a-cara de González y Aznar, por citar un ejemplo. En fin...si los responsables de Comunicación del PP se encargaran de la publicidad de Coca-Cola, hace tiempo que Pepsi sería el refresco número uno en ventas mundiales.
  • La voz cantante: Ya sea verbidesgracia de Ángel Acebes o de Eduardo Zaplana, las caras más visibles del PP después de Rajoy no son los mejores espolones para esa galera. Por un lado, tenemos al Secretario General del PP, un hombre de peculiar dicción y agreste cabezonería que parece uno de esos antiguos muñecos de juguete pseudomecánicos, que venían con tres o cuatro frases grabadas y tira millas. Es una digna némesis de Pepín Blanco (y ser digna némesis de semejante tarugo no es algo bueno precisamente). Por otra parte, está el portavoz del PP en el Congreso, quien, con esa labia y amor a las cámaras, me recuerda al clásico feriante o al actual presentador de teletienda de madrugada de la clase "te-vendo-un-horno-que-enfría". El caso es que, uno por defecto y otro por exceso, ninguno resultan creíbles ni efectivos como armas políticas arrojadizas.
  • Las perlitas autonómicas: En Cataluña, tenemos a Josep A-Piqué, que es del PP pero prefiere parecer de CiU y así le va, que en cuanto se presenta a las autonómicas un partido como Ciudadanos de Cataluña que dice y hace lo que tendría que hacer el PP catalán, pues obtiene sorpresivamente diputados. A-Piqué ha hecho que el PP en Cataluña sea el convidado de piedra del parlamento regional y un mero "extra" de la película política catalana. Para no ser menos, en la capital nos encontramos a una pareja tipo "Pimpinela": Espe Aguirre y Alberto Ruiz Faraón. Con sus riñas dignas de escuela primaria, lo único que consiguen es darle vidilla al cotarro político madrileño (aunque falta le hace) y que, durante un par de segundos, en el PSOE sueñen con recuperar Madrid. A mí, de esta dupla, al que más difícilmente trago es al alcalde, que, entre que lleva años empeñado en descubrir dónde está enterrado el tesoro de Madrid y que cada día que pasa acrecienta su imagen de "repelente niño bien", pues qué quieren que les diga, que me quedo con la que a veces le cuesta "llegar a fin de mes" (para que luego digan que no tiene sentido del humor Espe...en fin). Y, para completar el cuadro, tenemos en el sur a Arenas, que se ha metido en idem movedizas con sus flirteos con estatutos y realidades alternativas que ya quisieran los de Star Trek. Viéndolo en perspectiva, uno nota que en la orquesta del PP hay varios músicos que tocan a su aire. ¿No sería mejor que el director le echara un par de beethovens al asunto y todos tocaran armónicamente?
* Si no fuera por...
Medios de comunicación como El Mundo o la COPE, que han mantenido alto el ánimo de los diestros y son los únicos que plantan cara o critican acertadamente a los zurdos, en el PP ahora mismo estarían tocando a retirada o a desbandada. A lo mejor, si los responsables de comunicación populares tomaran nota de esto, otra gaviota cantaría.
* Reflexiones sobre un caso práctico:
¿Cuántas dimisiones por vergüenza torera o profesional se han producido en el PP por la cagada del vídeo sobre el incremento de la inseguridad y la delincuencia? ¿Quién es el botarate encargado de dar el visto bueno a tan monumental desliz? ¿Por qué Rajoy afirma no haber visto un vídeo elaborado por su propio partido? ¿Parecer idiota es alguna clase de estrategia?
¿Cómo solucionar todo esto?
Pues difícil, pero no imposible:
1) Quitando a algunas personas de ciertos cargos, una vez demostrada su ineficacia y/o sus dotes para causar problemas.
2) Cambiando la estrategia política: No confiar su éxito en el futuro a un error del PSOE, sino a méritos propios.
3) Leyendo más a menudo "El Mundo".
4) Dando vacaciones indefinidas a los actuales responsables de Comunicación.
5) Peregrinando de rodillas a Compostela, Roma, Fátima y Lourdes para pedir a Dios que RR (Rodrigo Rato) se aburra del FMI y vuelva lo antes posible para ser la cabeza (con cerebro incluido) y ariete (que tablas parlamentarias le sobran) del PP.
¿Por qué soy tan crítico?Sencillamente porque me gusta apostar a caballo ganador y "Popular" aún va por detrás en la carrera de este hipódromo que es España.

viernes, 17 de noviembre de 2006

Reflexiones SAWajes

Sabido es que, dentro de mi cinefilia, soy un gran aficionado al cine de terror y a los thrillers con asesino en serie de por medio. Por eso, no creo que extrañe a nadie que me guste la saga de películas de "SAW", que comenzó en 2004 y ya va por la tercera entrega (para más información, ver Saw, Saw 2, Saw 3).

Sádica, retorcida, maquiavélica, enfermiza, con una estética fácilmente reconocible y un guión sinuoso aderezado con escasos pero sorprendentes y brillantes giros argumentales son los principales rasgos de esta trilogía alumbrada por el dúo James Wan-Leigh Whannell y continuada en las dos secuelas por Darren Lynn Bousman. ¿Cuáles son las claves de su éxito en taquilla? En mi opinión, son similares a las que encumbraron a Seven (1995, David Fincher) como una de las incuestionables películas de referencia si hablamos de thrillers: un guión que mantiene al espectador en constante tensión hasta el final, una atmósfera sórdida, una aproximación actual y original al concepto de maldad, un "carismático" villano de inteligencia tan deslumbrante que parece sobrenatural, una reflexión contundente sobre los vicios y defectos del hombre de nuestro tiempo y, por último, un final de película que deja al espectador con un palmo de narices. Eso tienen en común Seven y Saw (especialmente la primera entrega). Habrá muchos que se lleven las manos a la cabeza al ver el triunfo de películas como esta, pero es que el mal engancha y mucho: En la Historia moran Vlad Tepes, Erzbeth Bathory, Gilles de Rois, Rasputín, Jack el Destripador,Charles Manson...En Literatura tenemos a E.A. Poe, H.P. Lovecraft y Stephen King...En el cine encontramos El resplandor, El silencio de los corderos, Seven...

Volviendo a Saw, es indudable que es una película no apta para paladares sensibles o estómagos débiles, puesto que la sanguinolencia y crudeza extrema de muchas de sus escenas hacen difícil no apartar la vista de la pantalla en algún momento. ¿Que es desagradable? Sí, bastante. Pero es algo más que eso. Me explico: Para quien sólo se quede en lo superficial, Saw no será más que un repertorio de salvajadas y martirios ideados por algún enfermo o degenerado. Pero quien preste atención al guión o a la trama, encontrará algo más interesante que miembros cercenados, litros de sangre y gritos agónicos. En mi opinión, en el trasfondo de las tres películas de la saga se encuentran críticas a la sociedad actual: En Saw se critica contundemente a aquellas personas que desaprovechan su vida o no la valoran como deberían (ese es el criterio del asesino Jigsaw para escoger a sus víctimas y dar rienda suelta a sus retorcidos "juegos"). En Saw 2, permance latente la crítica de la primera entrega y se añade una nuevo dardo, en esta ocasión, contra el atroz individualismo, la competivididad brutal y la desconfianza endémica que vivimos hoy en día (en esta película, sólo aquellos que cooperan y confían mutuamente logran "sobrevivir"). Por último, en Saw 3 se aborda un tema tratado frecuentemente por los grandes clásicos del teatro (ya sean griegos o del siglo de oro): ¿Dónde está la barrera que separa la justicia de la venganza? ¿Qué entedemos por "justo" e "injusto"?¿Adónde conduce que alguien se tome la justicia por su mano? Las respuestas a estas preguntas podrían resumirse en tres sentencias tan manidas como ignoradas en la práctica como son "No hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti", "La violencia sólo engendra violencia" y la bíblica "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?". Naturalmente, en esta película todos hacen caso omiso de esto y al final pasa lo que pasa...

Se puede estar en desacuerdo con las formas(y es lógico), pero si se presta atención al mensaje éste dota a las películas de Saw de un interés poco habitual en las películas de este tipo.

En cuanto a Saw 3 en sí, es un film que tiene como principal valor el hecho de que cierra todos los cabos sueltos de las dos anteriores entregas, convirtiéndose en una especie de "Así se hizo" o "Todo lo que usted quiso saber sobre Saw y nunca se atrevió a preguntar". A esto hay que añadir los estandartes habituales de la saga: el inquietante Tobin Bell vuelve a encarnar "brillantemente" a Jigsaw, confirmando al personaje como un nuevo icono del cine de terror de nuestro tiempo igual que lo fueran antaño Freddy Krueger, Jason Voorhees o Leatherface; vuelven a aparecer la siniestra marioneta, las cintas con "recaditos", unas pruebas/torturas literalmente es-pe-luz-nan-tes, y el "himno" de la legión de seguidores de Saw: la canción "Hello Zepp" de Charlie Clouser. Para mí, fan confeso de esta trilogía, lo más criticable de esta tercera parte son la escasa sutileza y el gratuito recreo en primeros planos más que desagradables y totalmente prescindibles, además de un evidente agotamiento tanto en el ritmo de la historia como en la trama en sí.

¿Es este el final de la saga? Puede ser...que no. De cualquier forma, Saw ya ha pasado a la historia del cine de terror y Jigsaw ha entrado a formar parte del diabólico panteón de asesinos y monstruos cinematográficos, le pese a quien le pese.