Tras la reciente salida en DVD de la película Match Point y por el indudable interés que me merece, a continuación reproduzco una reseña que hice en noviembre de 2005 sobre este excelente film.
"El pasado 4 de noviembre se estrenó en España la última y esperada película de Woody Allen: Match Point. Un título directamente ligado al breve y genial monólogo que abre el film: "Aquél que dijo: “prefiero tener suerte a tener talento” conocía la vida en profundidad. La gente tiene miedo a reconocer el gran papel que desempeña el azar en la vida. Da miedo pensar que haya tantas cosas fuera de nuestro control. Hay un momento en un partido en que la bola golpea en lo alto de la red y por una milésima de segundo puede caer hacia un lado u otro. Con un poco de suerte rebota en el campo contrario y ganas. O puede que caiga en tu campo y entonces pierdes". Difícilmente se puede resumir mejor el argumento, las intenciones y la moraleja de un film que supone un punto de inflexión en la trayectoria del genial y enclenque cineasta. Match Point es en efecto una película de cambios: Nueva York cede el testigo a Londres, la comedia es relevada por un interesante drama con aroma a thriller y el delgado Woody Allen coge la batuta del orondo maestro Hitchcock para dirigir algunas de las mejores secuencias de toda su filmografía. ¿Son estos cambios a mejor o peor? Cuando se habla de genios, juzgar sus cambios es casi una herejía y quien vea Match Point sabrá por qué.
La película cuenta al espectador la historia del joven ex tensita Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers) que cambia la competición por la enseñanza en busca de dinero. De este modo, pasa a ser el profesor de tenis de un “niño bien” londinense Tom Hewett (Matthew Goode). Entre raquetazo y raquetazo, Wilton se gana la confianza de los Hewett, una familia de la alta sociedad de la ciudad del Támesis y auténtico pasaporte para la buena vida. Jugando bien sus golpes, el ex tensita pasa rápidamente a ser ejecutivo de una importante empresa de papá Hewett (Brian Cox), yerno de mamá Hewett (Penélope Wilton), esposo de la cándida Chloe (Emily Mortimer) y amante de la futura esposa de Tom, Nola Rice (Scarlett Johansson, ¡qué rubia se perdió Hitchcock!). De esta forma y con la misma elegancia con que se sirve champán, Woody Allen ofrece al público un chupito de tequila de impecable aspecto y mejor sabor. Match Point es una historia de bajas pasiones ambientada en la alta sociedad, un guantazo a las apariencias que pueblan el mundo en que ya le habría gustado dirigir al mítico responsable de Extraños en un tren, Vértigo o Crimen perfecto. Si alguien piensa que, con lo que aquí he dicho, puede aventurar el desenlace de la película está cometiendo un error tan grande como es la genialidad de Allen para dar unos inesperados y sin embargo coherentes giros a la trama.
Match Point es, en definitiva, una película que gira en torno a personajes que parecen alumbrados por Shakespeare o Dostoievski (autor favorito de Chris Wilton) y que dan increíble vigor a una historia que se mueve en parámetros de elegancia y tragedia propios de la mejor ópera (afición preferida de los Hewett). La factura del film es inmejorable y su mayor virtud es la magistral dirección del maestro Allen de todas sus marionetas, entre las que destacan la turbadora Scarlett Johansson y el desquiciado Jonathan Rhys-Meyers. Su otra gran virtud es la cara que se le queda al espectador al ver el desenlace ideado por el genio de Nueva York. Y sí, como en las grandes obras de misterio, es mejor que no les cuente el final. Juego, set y partido para Woody Allen.
"El pasado 4 de noviembre se estrenó en España la última y esperada película de Woody Allen: Match Point. Un título directamente ligado al breve y genial monólogo que abre el film: "Aquél que dijo: “prefiero tener suerte a tener talento” conocía la vida en profundidad. La gente tiene miedo a reconocer el gran papel que desempeña el azar en la vida. Da miedo pensar que haya tantas cosas fuera de nuestro control. Hay un momento en un partido en que la bola golpea en lo alto de la red y por una milésima de segundo puede caer hacia un lado u otro. Con un poco de suerte rebota en el campo contrario y ganas. O puede que caiga en tu campo y entonces pierdes". Difícilmente se puede resumir mejor el argumento, las intenciones y la moraleja de un film que supone un punto de inflexión en la trayectoria del genial y enclenque cineasta. Match Point es en efecto una película de cambios: Nueva York cede el testigo a Londres, la comedia es relevada por un interesante drama con aroma a thriller y el delgado Woody Allen coge la batuta del orondo maestro Hitchcock para dirigir algunas de las mejores secuencias de toda su filmografía. ¿Son estos cambios a mejor o peor? Cuando se habla de genios, juzgar sus cambios es casi una herejía y quien vea Match Point sabrá por qué.
La película cuenta al espectador la historia del joven ex tensita Chris Wilton (Jonathan Rhys-Meyers) que cambia la competición por la enseñanza en busca de dinero. De este modo, pasa a ser el profesor de tenis de un “niño bien” londinense Tom Hewett (Matthew Goode). Entre raquetazo y raquetazo, Wilton se gana la confianza de los Hewett, una familia de la alta sociedad de la ciudad del Támesis y auténtico pasaporte para la buena vida. Jugando bien sus golpes, el ex tensita pasa rápidamente a ser ejecutivo de una importante empresa de papá Hewett (Brian Cox), yerno de mamá Hewett (Penélope Wilton), esposo de la cándida Chloe (Emily Mortimer) y amante de la futura esposa de Tom, Nola Rice (Scarlett Johansson, ¡qué rubia se perdió Hitchcock!). De esta forma y con la misma elegancia con que se sirve champán, Woody Allen ofrece al público un chupito de tequila de impecable aspecto y mejor sabor. Match Point es una historia de bajas pasiones ambientada en la alta sociedad, un guantazo a las apariencias que pueblan el mundo en que ya le habría gustado dirigir al mítico responsable de Extraños en un tren, Vértigo o Crimen perfecto. Si alguien piensa que, con lo que aquí he dicho, puede aventurar el desenlace de la película está cometiendo un error tan grande como es la genialidad de Allen para dar unos inesperados y sin embargo coherentes giros a la trama.
Match Point es, en definitiva, una película que gira en torno a personajes que parecen alumbrados por Shakespeare o Dostoievski (autor favorito de Chris Wilton) y que dan increíble vigor a una historia que se mueve en parámetros de elegancia y tragedia propios de la mejor ópera (afición preferida de los Hewett). La factura del film es inmejorable y su mayor virtud es la magistral dirección del maestro Allen de todas sus marionetas, entre las que destacan la turbadora Scarlett Johansson y el desquiciado Jonathan Rhys-Meyers. Su otra gran virtud es la cara que se le queda al espectador al ver el desenlace ideado por el genio de Nueva York. Y sí, como en las grandes obras de misterio, es mejor que no les cuente el final. Juego, set y partido para Woody Allen.
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