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Sincero, honesto, culto, consecuente, crítico certero, elegantemene provocador, ingenioso, brillantemente cáustico y de lenguaje exquisito, Francisco Umbral habría pasado a la historia "sólo" como un maestro del "articulismo" (compartiendo olimpo con Larra, Mesonero Romanos, Campmany...), de no haber escrito "Mortal y Rosa". Un libro que, de entrada, contiene más literatura y talento que, por ejemplo, toda la obra del divinizado Nobel C.J.Cela. Un libro que, personalmente, considero una verdadera joya de la literatura en castellano. Un libro escrito con tanta sinceridad, brillantez, lirismo y sentimiento que para mí es una verdadero honor poseer y auténtica delicia leer. Umbral podría perfectamente haberse retirado después de escribir "Mortal y Rosa", porque únicamente con una maravilla de las letras como esa ya se había ganado un lugar insigne del panteón literario patrio. Un legado impagable del simpático gruñón de gafas negras y bufanda sempiterna que es inalcanzable para todos los que en este país afirman ser "escritores".
Todo lo demás que podría decir de Francisco Umbral sería redundar y adornarme innecesariamente. Así que me limitaré a citar lo que ha dicho de él el último grande de las letras españolas, Miguel Delibes: "Fue un gran escritor. Dijo cosas, y las dijo bien". Así de sencillo, así de magistral. Echaré de menos su veneno de seda y su sensibilidad de violín. Un "dandy" menos en la tierra, un genio más en el cielo. Hasta siempre, Umbral.