lunes, 29 de enero de 2007

Corbachada con salsa de Goya

Que no cunda el pánico. Este no es un plato de los Ferrán Adriá, Arola y compañía (De ser así, el título del artículo rezaría algo fácilmente memorizable, como "Reflexión digital de una gala televisiva de premios cinematográficos con reminiscencias pictóricas"). Esto es, sencillamente, mi humilde opinión sobre los Premios Goya y aledaños. Para romper la peligrosa tendencia de artículos más largos que un día sin comer, intentaré ser breve o, al menos, conciso.
  • El previo. A cargo de "España directo". Fue de lo más bochornoso que he visto en mucho tiempo (sin contar algunos programas del corazón). No sólo por una realización que parecía tener a un neonato a los mandos, sino especialmente por esos dos ejemplares de reporteros (que no reporteros ejemplares) que demostraron no tener ni puñetera idea del cine español reciente (confusión en los nombres de los actores, preguntarles insistentemente por películas que no han protagonizado y un sonrojante etcétera) y menos idea aún de tratar a la gente (acabar abruptamente una entrevista sin ni siquiera dar las gracias a la entrevistada, vociferar "¡Qué guapas vais!" a un par desconocidas, etc, etc). Lo mejor de todo esto es que esta clase de conexiones en directo están ideadas para ver cómo bajan de lujosos coches nuestras estrellas del celuloide patrio y que nos den menos envidia los Oscar. Pues bien, el previo se acabó de buenas a primeras antes de que llegara la crema y nata del cine español. En resumen, un despropósito de principio a fin.

  • La retransmisión.Que en la era de Internet se retransmita un evento como son los Premios Goya con un retardo de media hora...como que le resta bastante emoción al tema. Es como ponerte a tomar las uvas el día 1 de enero al mediodía: tiene su aquel, pero...no es lo mismo. Por lo demás, la retransmisión volvió a cruzar el desfiladero de la medianoche y antojarse un poco larga, pero esto no es ni será nunca novedad. Si a eso añadimos la sosería que tienen algunas de nuestras estrellas a la hora de entregar premios y los breves agradecimientos de extensión "tesis doctoral" de los premiados...pues a uno le habrían entrado ganas de apagar el televisor, si no hubiera estado al frente de la gala el gran triunfador de la noche, con permiso de Almodóvar.

  • El presentador. José Corbacho, el más irreverente y lúcido de la tropa buenafuentista. Entró como Goya pero debió haber salido a hombros, como los grandes toreros, porque menuda faena tenía por delante...Lo intentaron vender como el Billy Crystal español pero yo, de los dos, me quedo con Corbacho. Estrambótico, llamativo, mordaz, ágil, ingenioso, ácido y con nulo sentido del ridículo...José Corbacho demostró que, tostones aparte, la gala mereció la pena verse sólo por disfrutar de sus ya famosos hachazos, unos ocurrentes gags y su habilidad para combatir el sopor de los presentes y televidentes. Lo mejor de la Gala, de lejos.

  • El palmarés. Como a estas alturas todos saben quiénes han sido los premiados, me limitaré a decir que los pronósticos se cumplieron: Almodóvar y su tropa se llevaron casi todos los galardones a lo que aspiraban. Y los que no se llevó el manchego (el ausente más presente), se los llevó el mexicano Guillermo del Fauno, perdón, del Toro. Y los platos que no se comieron los orondos cineastas, los degustaron "Azuloscurocasinegro" (el gran 'sleeper' de la gala) y "Salvador". ¿Algo más a destacar? Sí, que "Alatriste" se fue al traste.

  • Conclusiones. Una gala esperanzadora. Si Corbacho sigue presentando futuras galas y la industria cinematográfica se sigue esforzando por poner las cosas tan reñidas como han estado este año, es posible que los Goya remonten el vuelo. Y ojo que he dicho "es posible", porque hay que tener en cuenta que la excesiva duración de la gala y que los Goya parezcan un cocktail del Red Power pancartista echan atrás a muchas personas.

Como de cine patrio ya van bien servidos, aquí van unas recomendaciones para quien no quiera tirar 6,5 euros a la basura y ver buen cine: "El truco final" (excelente), "Babel" (estupendo y contundente paseo por las trastienda global), "Pequeña Miss Sunshine" (entrañable y sensacional), "Bobby" (brillante), "Apocalypto" (tequila hecho cine), "Más extraño que la ficción" (ingeniosa), y "Rocky Balboa" (sí, ha leído bien y no, no estoy fumado. Esta es, junto a la primera parte, la más honesta, bonita y entrañable de todas las entregas del botoxeador, perdón, del boxeador más famoso de la historia del cine). Que ustedes lo pasen bien.

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