domingo, 16 de noviembre de 2008

Sobre la tibieza

"Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca." (Apocalipsis, 3, ver.15-16) Que a Dios no le gustan los tibios es algo que queda explícitamente claro en ese pasaje del libro más alucinógeno e impactante de cuantos componen la Biblia. Algo en lo que abunda Dante en su excepcional "La Divina Comedia", al situar a los tibios en la antesala avernal, en el Canto III del Infierno: "Y yo con el horror ciñéndome la frente dije: Maestro, ¿Qué es lo que oigo?¿Y cuál es esta gente tan por el dolor vencida? / Y él a mí: Esta suerte miserable es de las tristes almas de aquellos que vivieron sin infamia y sin honor./ Mezcladas están con aquel malvado coro de los Ángeles que ni rebeldes fueron a Dios, ni fieles, sino sólo para sí fueron. / Los echa el Cielo por no ser menos hermoso: y el profundo infierno no los recibe porque sus reos alguna gloria lograrían de ellos. / Y yo: Maestro, ¿Qué les es tan pesado qué los hace lamentar tan fuertemente? Repuso: Te lo diré brevemente: / Éstos no esperan morir,y es tan villana su ciega vida que envidiosos están de cualquier otra suerte. / De ellos no queda fama en el mundo, misericordia y justicia los desdeñan: no tratemos ya de ellos, mas mira y pasa. / Y observando vi una insignia que sin descanso rondaba velozmente incapaz al parecer de detenerse: / y detrás la seguía una multitud de gentes de la que nunca yo creyera que tantas hubiera deshecho la muerte. / Después de haber reconocido a algunos me fijé más y conocí la sombra de aquel que miserable hizo la gran renuncia. / De pronto comprendí y certeza tuve de que esta era la turba de los cautivos que desagradan a Dios y a sus enemigos. / Los desgraciados, que nunca fueron vivos,estaban desnudos y molestados mucho por moscones y avispas que allí había. / Sangre les regaba el rostro matizada de lágrimas, que a sus pies fastidiosas lombrices recogían." Con este preámbulo tan erudito y extenso, creo que el lector sabrá ya que las personas que dan pie a este artículo son objeto de mi más sincera reprobación.

¿Qué es un tibio? Según el DRAE, lo siguiente: "(Del lat. tepĭdus). 1. adj. templado (‖ ni frío ni caliente).2. adj. Indiferente, poco afectuoso." Mas esta definición, aunque certera, se me antoja escasa. Tibia es, para mí, toda persona que, por cobardía o beneficio propio, pone una vela a Dios y otra al diablo o ninguna a ambos; los que tienen una determinación tan consistente como una caduca hoja movida por el otoñal viento; los que huyen de significación alguna abrigándose de la necia neutralidad que proporciona la ausencia de matices; quienes a una misma pregunta pueden decir una respuesta y su contraria dependiendo de quién la formule, dónde y cuándo; los convidados de piedra en cualquier discusión o diálogo que implique tomar un mínimo partido o expresar una nítida convicción; los que hacen de su autobiografía una compilación de fotocopias en blanco; los que sólo alzan la voz en infrasonido; los bailarines de aguas ajenas; los selectos manjares degustados por el ego de los vanidosos; los mercenarios del pensamiento; los oportunistas carroñeros que anidan en la penumbra de comportamientos de terceros; los que se visten su desnudez intelectual y moral con las corteses prendas de la invisibilidad relativista; los que por no ser, no son nada ni aspiran a serlo.

Habrá quien confunda la tibieza con la prudencia, mas ésta es evidencia de sensatez y buen juicio mientras que aquélla, ausencia manifiesta de ambos. También habrá quien diga que tibieza es sinónimo de mesura, pero ser mesurado implica ser consecuente con unas convicciones propias alejándose de actitudes exaltadas y extremistas a la hora de manifestarlas públicamente, mientras que ser tibio es, casi por definición, no manifestar convicción ninguna o que éstas se contradigan con inusitada facilidad dependiendo del contexto. Igualmente, habrá gente que piense que los tibios son discretos, y eso será cierto siempre y cuando se entienda la discreción como militancia en un relativismo apocado que huye de tomar cualquier idea o pensamiento como propio. Todo es mucho más sencillo: la prudencia, la mesura y la discreción son virtudes loables mientras que la tibieza es un defecto nefando.

Ciertamente, he de reconocer que la tibieza es repugnantemente provechosa y está muy extendida en nuestra sociedad. Ser tibio te concede un extenso margen de maniobra y una velocidad de movimientos, verbigracia de la volatilidad ideológica y moral, muy útiles en el mundo en que vivimos, especialmente en ambientes donde se aspire a medrar o sobrevivir, como, por ejemplo, el ámbito laboral. Pensar lo que se dice, decir lo que se piensa y actuar en consecuencia con tus ideas y convicciones sólo te asegura una satisfacción íntima y personal, pero, en cambio, te puede acarrear más de un problema si te mueves en lares donde la vanidad, la hipocresía, la adulación y la despersonalización son condiciones "sine qua non" para no ingresar las listas del paro o la soledad. Vivimos en un mundo donde ser uno mismo, expresar con coherencia nuestra poliédrica forma de ser y pensar y tomar partido es un riesgo demasiado perjudicial. En cambio, ser inocuo, anodino, maleable, indiferente y plano constituye un salvoconducto de supervivencia cuando menos y, en ocasiones, de progresión social. El relativismo exacerbado, la necesidad de aceptación y el miedo al fracaso y la soledad han dado lugar a una pandemia de tibios que con su actitud falsean la propia esencia del individuo.

¿Por qué me enerva tanto la tibieza? Porque aquellos que deciden ser sus apóstoles y heraldos son personas de las que no te puedes fiar nunca, con las que no puedes contar jamás y que te dejarán solo o vendido ante la turba como otrora hizo el primer gran tibio, de apellido Pilatos. Porque me parece que ser tibio es uno de las peores formas de ser un cobarde y la más cortés de ser un hipócrita. Porque si por los tibios fuera, la Humanidad se habría reducido a un homínido sentado sobre una roca esperando hasta su extinción a que algo o alguien hiciera algo por él. Porque me repugna ver personas que eligen ser cascarones vacíos a merced del viento, que cambian el Norte de su brújula en función del interés, que hacen de la indefinición su vil baluarte. Por todo ello, siempre contará más respeto por mi parte alguien que elija ser un malnacido o un bellaco con pintas antes que un tibio, porque al menos quien opta por ser un cabrón, toma partido y se arriesga conscientemente a afrontar las consecuencias de ello.

Por último, para cerrar este artículo que tiene más de confesión y declaración de guerra que de tal, dejo para los tibios la siguiente reflexión: Un cobarde siempre sobrevivirá a una batalla, pero sólo podrá ser un héroe quien participe en ella.

Con mi máximo desafecto, para todos aquellos que han decidido no ser absolutamente nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongamos algo mucho peor. Supongamos que los tibios simplemente no tienen nada que decir, ni que sentir...ni mucho menos a quién amar, pero no porque alguien los rechace, sino porque carecen de esa capacidad de compartir, ya que su almario está vacío.

Unos adoptan el disfraz del arte y la filosofía, un barniz quebradizo que rompe en cuanto se trata de indagar un poco sobre él. Otros eligen una gris oficina donde volcar todos sus anhelos. Y otros muchos ocultan que comparten su vida con otro tibio, para no perderse otra oportunidades y poder cuernearlo a conciencia llegada la ocasión.
Después, los tibios se reconocen y se unen, "firman" contratos entre ellos para dar mayor homogeneidad a su tibieza.

Completamente de acuerdo en todo: los tibios, el chancro, la infección de esta cada vez más pútrida sociedad que imposta y aparenta ser "otra cosa" porque no puede, simplemente, SER.
Pero, ojo, ellos están encantados de conocerse y se morirán sin haber vivido de verdad. Pero a ellos esas "debilidades" qué les importa: con comer, dormir y follar, ver, oír y callar, van servidos. Tampoco creo que esta peste sirva para mucho más que para las funciones alimenticias, excretoras y copulativas para la propagación de la especie.

Ahora, que vaya especie nos espera...

Anónimo dijo...

No podría estar más en desacuerdo, pues confundes la rata cobarde que se escuda en la mediocridad de buscar lo conveniente nadando EN DOS AGUAS (no "entre dos aguas") con la prudencia, con la mesura y con la gente que piensa por uno mismo.
La religión, el fanantismo, los regímenes autoritarios... todo se ha basado en "estás con nosotros o estás contra nosotros". Porque quien duda mínimamente, quien se va "al medio", a la "tibieza", es el que duda, el que se hace preguntas... y eso a los "de arriba" les atenaza de miedo: quien duda, da miedo... Porque piensa por si mismo. Porque Ignorancia + Miedo son la base para todos ellos. Si se rompe la ignorancia, se pierde el miedo. Si se pierde el miedo, se es libre. Si se es libre, aquéllos poderosos se vienen abajo.

No estoy en absoluto contigo en esta opinión. si lo estuviera, ¿sería tibia, fría o caliente? Por un lado, fría, porque estoy en el polo opuesto, en la crítica más dura... por otro, tibia, porque he pensado por mi misma en lugar de compartir tu idea... Pero al menos yo no te juzgo.

Belén.

Javi Crespo dijo...

Respecto al último comentario "anónimo", sólo he de decir que la tibieza evidencia cobardía y mediocridad, mientras que la mesura es hija de la sensatez y la inteligencia individual. Aunque parezcan sinónimos, "tibieza" y "mesura" no son términos equivalentes. "Tibieza" se refiere a "la rata cobarde que se escuda en la mediocridad de buscar lo conveniente nadando EN DOS AGUAS (no "entre dos aguas")", mientras que "mesura" es propia de "la gente que piensa por uno mismo".

Creo que está claro que, en el fondo, comparto con la comentarista la predilección por la personalidad y la voluntad propias, por aquellas personas que manifiestan su opinión libremente y sin miedo alguno. Una actitud que los tibios nunca tendrán, porque sólo viven en la propia indefinida y hermética penumbra de su cobardía.

Ni tú ni yo seremos nunca tibios, porque siempre diremos lo que pensamos, le guste o no a quien lo escuche o lea.

Unknown dijo...

Espero que este blog sea del que te envía al mail que te han escrito, más que nada porque como es el segundo más reciente... pues que no lo veas.

Trocito de cielo, ¿si no te dijera quién soy lo adivinarías? Siento haber estado como estoy perdida del mundanal ruido, alejada de las luces que de noche dan una nueva visión de la ciudad.

La vida corre y el tiempo pasa, la carrera me consume poco a poco dulcemente y yo, pues lucho por dar señales de vida a veces, que no siempre puesto que estoy agotada con tanta historia.

Espero volvernos a encontrar un día, puede que sea un día de esos que no esté planeado y que yo esté cerquita como aquella vez. La verdad es que hecho de menos el tiempo libre para ver a ciertos amigos, a esos con los que me cuesta encontrar el momento como es contigo. Sin embargo no pierdo la esperanza de que estés continuamente perdonandome por no dar señales de vida ^_^.

Natsuoka.
p.s. siempre nos quedará Pa... el expomanga en mayo jajajaja

un besote enorme

(me llamó mucho la atención este blog, intentaré leerte entero la próxima vez, porque confieso que no he podido hacerlo hoy, ahora)
La dirección que te sale no la uso mucho pero, ahí está ¬¬ por cierto no sé qué pasa con tu mail =s