domingo, 2 de noviembre de 2008

Camino...a la conmoción

Anoche tuve la oportunidad de ver "Camino", la última película de uno de los directores más originales del cine patrio, Javier Fesser. He de reconocer que sólo me impulsaban a verla el personalísimo estilo de Fesser y la polémica surgida en torno a este film, inspirado (que no basado) en la vida y muerte de la niña Alexia González-Barros. Como he dicho, la película se inspira libremente en esos hechos reales y, por tanto, no me detendré a analizar la biografía de dicha chavala ni a analizar si está correctamente llevada a la gran pantalla. Y eso es algo que quizás deberían tener en cuenta la legión de críticos con vocación de turba papanatera que han intentando convertir a Fesser en una especie de piñata humana. Pero ya hablaré de ello más adelante. Ahora, me centraré en la película.



Decir que es la mejor película española que he visto en muchos años es quizás quedarme corto y, además, no es tan difícil, teniendo en cuenta los largometrajes que perpetra la industria cinematográfica española en los últimos lustros. Por tanto, diré que es una de las películas más sentidas, inteligentes, emotivas, conmovedoras, valientes, honestas e impecables que he visto. Podría acabar aquí el artículo, pero quiero regodearme. Lo necesito, así que, quien quiera, puede dejar de leer. Como siempre hago en estos casos, analizaré el film por puntos.

  • El director: Javier Fesser.Un director que explora de forma valiente la realidad valiéndose de la poesía visual y el surrealismo. Decir esto de un cineasta español, es como para empezar a creer que no está todo perdido y que, más allá del mundo del cortometraje, también hay talento y personalidad detrás de las cámaras. Fesser es algo así como una carta de amor de Dalí: íntimo, personal y graciosamente surrealista. En mi opinión, "Camino" es su obra más equilibrada, madura y compacta y, por eso, desde el punto de vista técnico, no se me ocurre ninguna pega que ponerle. Mas hay un factor clave que me inspira una admiración reverencial hacia este tipo: que sea tan valiente como para meterse en el "fregao" de retratar aunque sea sutilmente (que no sesgadamente) a la poderosísima organización conocida como OPUS DEI. Es como si a un director se le ocurre hablar de la guerra civil desde el punto de vista de los sublevados o de la represión ejercida por el bando republicano. Vamos, algo tan increíble en estos tiempos como plausible. Ojito, por tanto, con Fesser, porque apunta maneras que no estamos acostumbrados a degustar por estos lares.

  • El reparto: Todos los actores están tan soberbios y creíbles que debería crearse un "Goya" colectivo sólo para poder premiar las magníficas interpretaciones con las que bordan los hilos de esta pequeña joya. No sé dónde acaba el mérito del director y empieza el de los intérpretes. Sólo sé que están excepcionales todos: Nerea Camacho, Carme Elías, Mariano Venancio, Manuela Vellés, Jordi Dauder y un formidable etcétera. Sin tener el ego, el caché y la clac de los supuestos monstruos interpretativos patrios (Bardem, y el resto de cretinos sin fronteras), los nombres que integran el reparto de "Camino" dan una lección magistral de arte dramático que no podrían pagar aquellos ni con todos los ahorros de sus vidas. Mención especial merecen los sensacionales infantes del film: Nerea Camacho, Claudia Otero, Miriam Raya y Lucas Manzano. Yo me pregunto si, pongamos por caso, mis queridísimas Penélope Cruz o Elsa Pataky o (ponga aquí el nombre de una actriz española que no llegue a los cuarenta años) pueden compararse en talento y naturalidad a las tres niñas del film; o si Javier Bardem o Luis Tosar o (ponga aquí el nombre de un actor español que no llegue a los sesenta años) tienen la misma facilidad para ser creíbles que la que exhibe Lucas Manzano. Claro que son preguntas retóricas. Pero si hay alguien que merece la pena destacar por encima del extraordinario reparto es Nerea Camacho. Decir que me he enamorado de una chica de su edad sería ponerme en un brete. Afirmar que su actuación es tan prodigiosa que podría desgranar el Diccionario de la Real Academia en elogios, es dogma de fe (cinematográfica). Ella es el corazón de esta película y la principal responsable de que no te la puedas sacar de las entrañas. Absolutamente genial. Si interpretar es convencer y conmover siendo otra persona, Nerea Camacho es la mejor actriz que ha parido el cine patrio en décadas. Y punto.

  • La película: Valiente, tierna, emotiva, honesta, modesta, interesante, inteligente...y así podría seguir "ad aeternum". De impecable factura técnica y artística, "Camino" es un canto a la vida, una llamada a no dejar que nada ni nadie nos corrompa nuestra ilusión, un argumento para recordar que nada ni nadie puede ni debe castrarnos nuestra esencia, una loa a la conservación de la personalidad, un sentido aplauso a quienes siembran el mundo de sonrisas y te hacen ver las cosas de otra manera. En manos de cualquier otro director y actriz, el calvario de Camino habría sido un dramón infumable por el colosal cúmulo de contratiempos y sufrimientos a los que tiene que hacer frente la niña. Por suerte, en los créditos de este film aparecen Javier Fesser y Nerea Camacho. Esta película conmueve no sólo por las cosas que te hace sentir, sino también por aquellas en las que te hace pensar, en parte gracias al habilísimo juego de dobles sentidos (Camino niña - Camino libro, Jesús chaval - Jesús Cristo y obra de teatro - Obra de Dios) en el que se articulan muchos de los mejores momentos de este largometraje. Y, en esto último es donde creo que naufragan los detractores de esta joyita. La necedad es una fuente frecuente de críticas. En definitiva, es una película que merece la pena disfrutarse desde el primer hasta el último segundo porque cala mucho más allá de la retina: en el corazón.
  • Hablemos del OPUS: Buena parte de la controversia que ha generado esta película empieza y acaba en el OPUS DEI y su vínculo con la historia de Alexia. Hay memos que han querido ver en la película de Fesser un ataque y un descrédito similar al de Dan Brown y su celebérrimo código. Si los tontos cobraran un euro por cada sandez que dicen, el mundo estaría lleno de multimillonarios. Vaya por delante que el OPUS DEI me merece el mismo respeto que, por ejemplo, los mormones, los testigos de Jehová, los Hare Krishna o los cienciólogos. Cada cual que crea en lo que le dé la gana y viva su fe como le salga de las fosas nasales mientras no toque los cascabeles ajenos. En materia de creencias, yo pienso que cualquier cosa, por muy estrafalaria que sea, puede tener un mínimo beneficio para la sociedad y por eso respeto al OPUS DEI. Queriendo o no, han hecho y hacen cosas utilísimas para la sociedad (véase Universidad de Navarra o Clínica Universitaria de Navarra), de igual forma que, queriendo o no, han hecho cosas que van desde el ridículo más cómico hasta el extremismo más cerril. Por eso, el OPUS DEI me produce una curiosa mezcla de sensaciones, aunque he de reconocer que en no pocas ocasiones me resultan muy cómicos, a su pesar. Sea como fuere, lo que no soporto, es que alguien se crea en posesión de la verdad absoluta, que sólo dé por buena su forma de ver las cosas y que crea que el resto del mundo vive en un error. Y ése es un mal bastante extendido en el mundo de la religión y el OPUS no se libra ni por asomo de ello. "Camino" habla sutil, elegante y honestamente del "mopus" operandi, si se me permite el juego de palabras. El retrato que se hace en el film de los seguidores de monseñor José María Julián Mariano Escrivá de Balaguer y Albás no es el reflejo de los valleinclanescos espejos del callejón del Gato. Es una fotografía y, como en todo en la vida, habrá gente a la que le encante lo que ve, gente que lo aborrezca, y gente que vea virtudes y defectos. Si "Camino" escuece en el OPUS (y quiero pensar que en el fondo, no es así y sólo es culpa de unas decenas de mastuerzos), es síntoma de que "La Obra" debe hacer examen de conciencia y propósito de enmienda. Yo, personalmente, creo que la película refleja sin malicia alguna prácticas y posturas opusianas bastante emblemáticas que, objetivamente, sólo pueden calificarse de incongruentes y carentes de sentido común. Y hasta ahí puedo escribir...

Quien haya llegado hasta aquí sabrá perfectamente a estas alturas qué me ha parecido la película y por qué. Sólo puedo añadir por tanto que, en nuestra sociedad, hacen falta muchas, muchas películas como "Camino". Amén, Fesser, amén.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Soy amigo de tu hermano Iñigo, y he estado pasándome últimamente por tu blog, que hacía tiempo que no entraba, pero ahora mismo trabajo en una empresa en la que la única distracción es bucear y bucear en internet, así que aqúí estoy poniéndome al día un poco.

Me ha gustado el comentario sobre la película, fui a verla hace dos semanas, y la verdad es que salí impactado, es buena, muy buena, pero al mismo tiempo sales del cine muy tocado en el ánimo, es durísima.

Y respecto al Opus....100% de acuerdo. Quizá alguna práctica la ponen más extrema de cómo es ahora, pero teniendo en cuenta que la historia es de 1983...ahí sí que sería 100% realidad, mientras que ahora mismo se quedaría en un 90%.

Y me pongo a trabajar, que vienen a explotarme un poco más, un saludo!