lunes, 14 de enero de 2008

Himnosis: sandeces al pie de la letra

Acabar con un jocoso y divertido tarareo "típical spanish" que generaciones enteras han heredado y disfrutado no es cosa baladí, pero sustituirlo por una letra promovida por la SGAE y el COE es jugar a la ruleta rusa. Hay tres motivos por los que desconfiar de esta iniciativa empeñada en encorsetar al himno español con una nueva letra: 1) En la SGAE sólo han demostrado sobrada eficacia a la hora de combatir la piratería convirtiéndose en corsarios, 2) Tanto el COE como a quienes representa no destacarán nunca por su talento para la música (tal vez para la berrea y el desafine, pero ese es otro "cantar"), y 3) Hacer de la letra del himno una especie de "Operación triunfo" popular con tufos de karaoke con boina, pues no es la forma más idónea de abordar algo tan delicado y serio.

Que yo sepa, había una letra oficiosa del himno que no estaba mal del todo, aunque pudiera provocar urticaria política a determinadas personas, algo que se solucionaría simplemente introduciendo unas pequeñas modificaciones. Dicho esto, me parece que la música del himno es lo suficientemente solemne y "bonita" como para que necesite una letra. Además, cada cual tiene su visión particular de este país y cuáles son los valores y señas que lo conforman. Intentar reflejar eso en unas cuantas estrofas y que todo el mundo esté de acuerdo es tan poco prometedor como el éxito de Sísifo. Sin embargo, esa miscelánea de sensaciones y nociones distintas sobre lo que es España sí queda bien abrigada por la melodía que todos hemos tarareado o silbado alguna vez y que, precisamente por ser sólo una composición musical, se presta perfectamente a que quien la escucha sienta aquello que quiera sentir y piense en España según su particular concepto; y así todos contentos.

Respecto a la letra propuesta y promovida por el COE y la SGAE, me parece de una simpleza tan infantil y cutre (tanto literaria como musicalmente) que uno entiende perfectamente por qué su autor se dedicó a la agricultura y no tuvo su vocación en el arte de Lorca o Beethoven. Ya puestos a mancillar la dignidad del himno, que los corsarios y los olímpicos consulten con Cañita Brava o Leonardo Dantés posibles alternativas para perpetrar la letra, que seguro que no desmerecen su proposición actual. Yo, por mi parte, cuando suene la música de mi país, con pose seria y sonrisa en los labios entonaré: "Chunda,chunda, tachunda, chunda, chunda, chunda, chunda, chún..." y que se quiten la Marsellesa, el God save the queen y la bandera de estrellas. Y olé.

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