jueves, 31 de enero de 2008

El Atleti es abstemio

Al Atlético de Madrid no le gustan las copas, o eso parece. Anoche, pese a ganar, cayó eliminado de la Copa del Rey ante un equipo que se pasea por los campos cual cadáver del Cid, el Valencia. Es lo que tiene jugar con un poco de orden, con 11 jugadores y con suerte. La mala fortuna y las desgracias son viejas forofas del conjunto del Manzanares porque sabido es por todos que cuando juega el Atleti el infortunio está al caer. Es algo que va con el escudo y las rayas rojiblancas. Lo que no es de recibo es que en el Atleti sólo haya tres personas que juguen al fútbol (Diego Forlán, Kun Agüero y Raúl García) y el resto del equipo juegue contra ellos. Lo que no es de recibo es desperdiciar talento por las majaderías incomprensibles de un entrenador y la absoluta falta de forma, calidad y profesionalidad del 90% de la plantilla. Lo que no es de recibo es dejar que te remonte un 2-0 un equipo que parece sacado de una película de zombis. Lo que no es de recibo es hacerse el haraquiri en la competición donde más fácil era dar una alegría a la afición. Mas, como me gusta explicar todo detalladamente, iré por partes:


  • El entrenador: A Javier Aguirre le viene grande el Atleti. Es como darle una sudadera de Pau Gasol a Joselito. Y le viene grande porque el Atleti no necesita un entrenador cobarde, incapaz de tomar decisiones valientes como dejar en el banquillo o la grada a quienes no están para jugar, al menos al fútbol; incapaz de construir un equipo que sepa qué hacer en el césped; incapaz de hacer cambios con un mínimo de sentido común; incapaz de transmitir a sus pupilos una mentalidad ganadora y aguerrida; incapaz, incapaz, incapaz, incapaz. La enésima muestra de sus carencias como entrenador la ofreció anoche, sacando un medio de campo de encefalograma plano y desvergüenza en auge (Reyes, Luis García, Cléber Santana y Maxi) y dejando en el banquillo a un Raúl García que estaría pensando "¿Qué hago yo sentado al lado de Pablo?".



  • Los culpables de las alegrías: Hacía años que el Atlético de Madrid no contaba con tantísimo talento, lucha y clase en su delantera. Forlán y Kun son dos auténticos genios y, lo que es más importante, jugadores de fútbol y de equipo. Algo que, quitando a Raúl García, no puede decir el resto de componentes de la plantilla. Todas las alegrías del Atleti llevan su firma. Goles, entrega, calidad, efectividad, compromiso... son muchos los beneficios que reportan estos dos cracks. La pena es que luego sus compañeros estén empeñados a tirar tanto mérito por el retrete de la mediocridad y la apatía.



  • ...y qué pocas balas: Decía el simpar Ford Fairlane "Cuántos gilipollas y qué pocas balas". Ése es el pensamiento más recurrente que suscita ver la alineación del Atlético esta temporada, especialmente en el partido de anoche. Si por ciertos jugadores fuera, el Atleti estaría jugando en Regional. A saber: Reyes, un sujeto que es al fútbol lo que uno del PSOE a la política: un jeta impresentable que lo único que hace bien es meterse el dinero en la saca; Cléber Santana, la versión brasileña del monstruo de Frankenstein, petición expresa del genial Aguirre; Eller, agujero negro defensivo, en todos los sentidos; Pernía, una mediocridad a quien los resúmenes televisivos convirtieron en supuesto jugadorazo; Luis García, lamentable clon de un buen jugador de fútbol; Mista, ¿futbolista? que es incapaz de marcar un gol al arcoiris; Abbiatti, el Zubizarreta italiano; Maxi, principal beneficiado de que el valiente entrenador sea incapaz de dejar fuera a quien no está para jugar; y Pablo, el doble agente: trabaja para el Atleti tanto como para el enemigo, es lo que tiene tener la mente en "blanco"...El resto de la plantilla se resume en el siguiente comentario: "Bueeeeeeeno, no están mal, peeeeeero...". Si con este plantel se consigue algún éxito este año, habrá que pensar que San Judas Tadeo, patrón de las causas perdidas, es colchonero.



  • El partido de anoche: Pese a la alineación de Aguirre y gracias a Forlán y el Kun el Atleti iba ganando 2-0 a los veinte minutos, tiempo suficiente para que la defensa olvidara todo resquicio de seguridad y se dedicara a jugar a la ruleta rusa y los centrocampistas decidieran demostrar cuánta gente hay que echar de la actual plantilla. Con un equipo tan obsesionado con el suicidio, el desastre estaba al caer, y cayó: Un gol en propia puerta de un brasileiro con retraso mental y locomotriz y unos defensas que no contendrían el ataque de una nonagenaria en silla de ruedas bastaron para que el Valencia empatara el partido y la Copa se fuera a hacer gárgaras. De poco sirvieron la entrega de Forlán, Agüero y Valera o la entrada de Raúl García. Cuando juegas con los actuales Reyes, Luis García, Maxi y Pernía conviertes el partido en un siete contra once y eso es dar muchas facilidades al rival, por muy manta que sea, como es el lamentable conjunto ché. Al final, pasó a semifinales un equipo miserable gracias a que otro peor se lo puso en bandeja.

¿Y ahora qué? Pues a tararear el himno que compuso Joaquín Sabina y esperar que, pese a Aguirre y demás medianías, Forlán y el Kun consigan dar alguna alegría al finalizar la temporada, porque ambos son los únicos que se merecen a esta afición. No nos queda otra.

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