viernes, 30 de mayo de 2014
Triunfo y derrota
domingo, 25 de mayo de 2014
Lo que ganó el "Atleti" anoche
sábado, 24 de mayo de 2014
Jornada de reflexión
viernes, 23 de mayo de 2014
El último día de Ray Holson
El último
día de su vida, la albóndiga conocida como Ray Holson se despertó a la una de
la tarde en un sofá de tres plazas y dos millones de gérmenes flanqueado por un
pequinés a medio castrar llamado “Pequeño Conan”, una yonqui a medio follar
llamada “Pequeña Cindy” y un porro a medio fumar llamado “Pequeño porro”. Más
allá, la suciedad y el desorden transformaban su casa en el vientre de un
camión de la basura. Jonás engullido por la mierda. Náufrago de su propio caos
y prisionero de un cuerpo que daba un nuevo significado a la palabra “sebo”, Ray
Holson se incorporó con tranquilidad, depositando con cuidado al pequinés encima de
las tetas marginales de aquella adolescente enganchada a las drogas y a los mentirosos
con sobrepeso. Paseó su desnudez sobre una alfombra de catálogos japoneses de
lencería hasta que encontró su chándal azul celeste con olor a infierno.
Convertido en un globo aerostático patrocinado por Adidas, fue a la cocina a
prepararse un café. Entonces ocurrió el hecho que cambiaría su vida: no quedaba
leche, al menos dentro del tetrabrik
donde debía estar. El tiempo se detuvo y el cerebro de Ray Holson se debatió
entre tres ideas: penetrar al pequinés, sacar a la yonqui a pasear o bajar a
comprar un paquete de leche. El portazo despertó al pequinés, que empezó a lamer,
y a la yonqui, que puso los ojos en blanco.
domingo, 18 de mayo de 2014
...y volver a ganar, ganar, ganar
viernes, 16 de mayo de 2014
A oscuras
Las putas roncan. La habitación era una letrina de
petróleo, estaba a punto de vomitar media botella de Bourbon y en su cabeza rechinaba la resaca, pero a Bob Boswell lo
que más le llamaba la atención a las cuatro de la mañana es que la putas
roncan, al menos la que se acababa de tirar. Había olvidado dónde había dejado
su camisa hawaiana y sus bombachos. Había olvidado dónde había tirado sus
chanclas. Había olvidado dónde había perdido el reloj. Había olvidado qué había
hecho con su anillo de casado. Había olvidado si la mesilla de su lado tenía
lámpara. Pero ahí estaba Bob Boswell, de pie, junto a una cama sudada, en un
motel de carretera, maravillado por los ronquidos de una puta cuyo nombre no
recordaba. Su cuerpo fondón avanzó borracho de oscuridad por el lateral de la cama, arrancando un siseo de la moqueta mohosa. Quería encontrar su ropa
pronto porque nada frío es bueno y mucho menos el sudor que lustraba sus lorzas. De pronto, su caminar zombi se detuvo cuando una prenda se enredó en
su pie derecho como un alga. Se agachó, reprimió una arcada y la palpó.
Mis slips, pensó. Agarró la prenda e introdujo torpemente el pie izquierdo por el
agujero mientras hacía aspavientos de funambulista al borde de la tragedia. A Bob Boswell
nunca se le dieron bien los agujeros. Luego intentó repetir la operación con el
pie derecho. Un golpe seco resonó en el cuarto.
A la mañana siguiente, ella se había ido, pero Bob
Boswell continuaba en la habitación, dormido en la moqueta, con la cabeza sobre
un charco de baba, el culo en pompa y las bragas de una puta cuyo nombre no
recordaba encadenadas a sus muslos.
jueves, 15 de mayo de 2014
Demagogos inoportunos
- El primero es un chaval de Izquierda Unida que manifestó a los cuatro vientos su alegría por la derogación de la doctrina Parot (que mantenía en la cárcel a gentuza de la peor condición). Olé.
- El segundo ejemplo lo encarna un perroflauta con ínfulas académicas y pretensiones políticas que recientemente ha comparado un asesinato a sangre fría con un suicidio. Olé y olé y olé.
domingo, 11 de mayo de 2014
"La mujer de negro": Un viaje al corazón del miedo
Ahora, se ha reestrenado en España, de nuevo protagonizada por ese incontestable maestro de la escena llamado Emilio Gutiérrez Caba (en esta ocasión, también desempeñando las funciones de
director), quien, en este nuevo montaje, está brillantemente acompañado por el joven actor Ivan Massagué.
¿Por qué volver a escribir entonces sobre una obra que ya he vi y comenté en su día? Por las mismas razones por las que merece la pena (volver a) ver La mujer de negro:
- Porque es una obra que pretende y consigue algo enormemente difícil (y máxime en un escenario): inquietar al espectador. Y lo hace de manera especialmente hábil, es decir, sin recurrir o apelar al susto o grito fácil, sino a la tensión, a la sugestión, a la mente del espectador.
- Porque es un creciente recital de dos actores que simplemente bordan sus papeles.
- Porque es una pieza ejemplar a la hora de demostrar que cuando hay ingenio no hace falta mucho más.
- Porque es una fantástica prueba de cómo la complicidad y la capacidad de sugestión del espectador convierten lo irreal en experiencia real.
- Porque es un entretenidísimo juego de teatro dentro del teatro en el que realidad y ficción se alternan hasta (con)fundirse.
- Porque, más allá de lo sobrenatural y lo fantástico, habla de cómo nuestras deficiencias a la hora de enfrentarnos al dolor y la pérdida pueden desencadenar males mayores o, mejor dicho, peores.
- Porque esta historia de fantasmas es una buena forma de revisitar el elegante e inteligente "terror gótico", ese que antaño cultivaron maestros como Edgar Allan Poe o Henry James.
- Y porque, en esencia, es un viaje al corazón del miedo, entendido éste como una reacción de nuestra mente ante lo imposible, lo desconocido, lo invisible, lo imprevisto, lo inexplicable o, simplemente, ante lo que nos supera de tal manera que nuestro papel queda reducido a víctima.
viernes, 9 de mayo de 2014
La suerte del diablo
Y entonces, el carcelero aparece en la puerta. Indulto. Alguien que se acuesta en camas libres de escrúpulos ha decidido dejarte libre. Alguien a quien nunca le salpicará la desgracia te devuelve un derecho que merecidamente perdiste. Tu cara borra toda expresión por la sorpresa, por el absurdo, por lo inesperado. Y luego estallas en una carcajada. Una risa histérica, feliz. El mundo se vuelve a abrir para ti. Y en él, nuevos nombres, nuevos cuerpos, nuevas vidas que quebrar para tu íntimo, salvaje y secreto placer.
Sales y te fundes en el relámpago del sol con una sonrisa en los labios. Ahora ya sabes que la suerte siempre está dispuesta a guiñarle un ojo al diablo.
domingo, 4 de mayo de 2014
"La gran belleza": Obra maestra
sábado, 3 de mayo de 2014
Lo que puedes aprender con un "playmobil"
viernes, 2 de mayo de 2014
La última noche de Mickey Sorensen
Así, al tiempo que un camión y tres bastardos quedaban en orfandad, el tanga de "La fabulosa Jewel" voló por la sala mientras su inesperado secreto emergía como un leviatán genital ante alientos cortados y neones encendidos.